Fotografía de Leo Matiz. Fundación Fotografía
Urbana
Esta imagen de Leo Matiz sintetiza las dos
grandes corrientes de eventos puestos en marcha el 23 de enero de 1958, cuando
las muchedumbres se echaron a las calles de Caracas (en otras ciudades del país
la reacción fue menos eufórica, más prudente) a celebrar y también a desfogar
su ira y anhelo de venganza.
Las fotografías de esa histórica fecha muestran
momentos de festividad que incluyen arengas de espontáneos líderes populares,
pero también horribles episodios de linchamientos contra funcionarios del
régimen, siempre los más débiles, como suele suceder. Júbilo y furia. Alegría y
saña. Entusiasmo por el futuro que se abre, así como resentimiento por los
agravios del pasado.
MILAGROS SOCORRO |
En está gráfica parece haber de los dos, pero
sobre todo –y es lo más importante– una firme determinación que habrá de
perfilar el destino de la república: No más dictadura. Y eso es lo que parece
haber en la expresión de los jóvenes captados por el lente del maestro, quienes
no integran turbas enardecidas ni agentes de cobro a la temible Seguridad
Nacional. Son muchachos del pueblo que reclaman lo fundamental de aquel día, el
fin del autoritarismo, un viraje hacia la institucionalidad. La clausura de una
era y la inauguración de otra, llena de promesas.
“El 23 de enero de 1958 —escribió José
Agustín Catalá, en su libro Hombres y verdugos (1982)— es el punto final de una
década trágica, fecunda en ejemplo de sacrificio y virtud, y aleccionadora de
los peligros que siempre rodean la vida democrática. La lucha por el imperio de
la democracia ha sido en Venezuela tarea de generaciones sucesivas, y en la
hora del recuerdo no pueden ignorarse las acciones de quienes en los días
oscuros de la tiranía abrieron el camino de la libertad. Esta es la lección que
con sus sacrificios escribieron para las generaciones futuras, los héroes
caídos en la lucha. Y también con su presencia viva desde la muerte fugaz,
están advirtiendo a los nuevos venezolanos que han nacido y crecido bajo el
amparo de la libertad y del derecho, que el fracaso del sistema democrático
conlleva siempre la pérdida de las libertades y significa el retroceso a
tiempos de crueldad, y la dolorosa liquidación del respeto a las dignidad
humana”.
Milagros Socorro
socorromilagros@gmail.com
@MilagrosSocorro
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