ALFREDO MICHELENA |
Más de una vez, Chávez declaró que Venezuela
tenía espías en EE.UU., incluso en la CIA. Que estaba, según sus palabras,
“espionando” al imperio. Esto se ha venido comprobando. Lo de la CIA por el
descubrimiento de espías cubanos en ese organismo. El Finado siempre consideró
que somos lo mismo: Cubazuela. Ahora, un amplio reportaje del Nuevo
Heraldcuenta con pelos y señales como opera la inteligencia venezolana en el
norte.
Bueno, algunas cosas que se saben.
Luego de la expulsión de la
cónsul de Venezuela en Miami, Livia Acosta, quien es ahora la número dos en la división de operaciones internacionales
de la inteligencia venezolana (SEBIN),
por estar vinculada a un intento de espionaje y saboteo
electrónico, junto a los iraníes, así
como de la expulsión de varios agentes del SEBIN y el cierre del consulado venezolano en
Miami, el régimen retiró los agentes de inteligencia que operaban desde las
embajadas.
Ahora mantienen una red de
“cooperantes”. Personas captadas por el SEBIN o miembros de los varios grupos
de apoyo a la revolución bolivariana, como los
Círculos Bolivarianos o captados en seminarios o actividades culturales.
Esto no es gratis, se les paga por su información, entre $1,500 y $10,000
mensuales.
Estos “cooperantes”, junto a los
del G2 cubano, forman una poderosa logia de espías que junto a los "apoyadores incondicionales” del régimen
-aquellos que sienten que defender a los pobres o acabar con el imperio, es una
cuestión de hacer una revolución, aunque haya que oprimir a millones de seres
humanos- son el brazo clandestino y semiclandestino del régimen. Cada vez más
hay denuncias de que el régimen chavista junto a sus aliados espían en sitios
como EE.UU. y Canadá. Es el caso de la entrega de pasaportes venezolanos para
insertar extremistas islámicos y espías iraníes en Canadá, que ha sido
ampliamente denunciado.
El mundo de los espías, de James
Bond, de Mata Hari o de Juan Pujol alias “Garbo”, parece muy glamoroso. Pero
bajemos a nuestra realidad. Aquí en Venezuela los llamamos “sapos”. Claro, han
querido darle glamour llamándolos “patriotas cooperantes”, pero misión es “sapear”
a aquellos que “ efectúen actos contrarios al régimen” y a sus propios
compañeros de partido. Es oficial. Maduro y otros dirigentes del PSUV lo
confirmaron. Hay un número de teléfono y un email para el “sapeo”. De allí a
denunciar a padres y hermanos no hay sino un paso. La “sapocracia” ¿habrá
llegado para quedarse?
Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
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