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En la Venezuela de hoy es importante entender
cómo la estructura de medios que nos era conocida hacia finales de la década de
los años noventa empieza a cambiar bajo el impulso del nuevo Gobierno que
inaugurábamos por allá en enero de 1999. Esto significa repensar el tema de las
comunicaciones de masas y el poder, y ello desde el escenario de la política
que también asumía por esos años signos nuevos de representación, por lo tanto
de significación.
Debemos también pensar el Estado como
espacio-mecanismo de intervención en la vida en sociedad y, por tanto, como agente
interventor y de regulación de las distintas y diversas realidades que actúan
en la sociedad. Significa repensar las relaciones entre la política, el poder y
las comunicaciones.
Algunas interrogantes:
1. ¿Por qué las comunicaciones? Porque como
dice el chileno José Joaquín Brunner, repensar el papel del Estado “en función
de las exigencias de una racionalidad comunicativa por medio de la cual se
afirman valores capaces de obtener un consenso argumentado y políticamente
elaborado. Este último punto implica tomar en serio los fenómenos de la cultura
de masas, pues es allí donde, eventualmente, esa racionalidad comunicativa debe
materializarse”.
2. ¿Por qué el poder? Porque este ha
encontrado nuevas formas de representación y las comunicaciones sociales son el
espejo de esas representaciones. Hoy, la comunicación es una forma de poder y
sin ella las distintas formas de poder –poder económico, poder político, poder
coercitivo y poder simbólico– no se entienden en este mundo globalizado y
mundializado culturalmente sin la acción-presencia del poder simbólico o
cultural. Las instituciones de medios o instituciones mediáticas constituyen en
este tiempo las instituciones paradigmáticas del llamado poder simbólico bajo
la forma de información y comunicación.
3. ¿Por qué la política? Porque esta acción,
conducente hacia la consecución del poder en la esfera de lo público, ha
cambiado de ubicación e incluso de sentido. La política de estos tiempos se ha
mediatizado y ha pasado de la calle a las representaciones televisivas, de
radio y prensa. Y más recientemente hacia los denominados “nuevos medios” que
son el producto de la convergencia tecnológica entre las distintas esferas de
las comunicaciones, es decir, los denominados medios de comunicación, las
telecomunicaciones y la informática. En otras palabras, la política de estos
tiempos es intervenida por las mediaciones introducidas por los massmedia y por
las “hipermediaciones de las comunicaciones digitales interactivas”. La política se ha espectacularizado, para
convertirse en espectáculo político. Es la idea del tejido comunicativo de la
política.
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Aclaradas esas tres interrogantes, que
responden a cómo la política, el poder y las comunicaciones fueron revertidas
en el campo de la acción desde la llegada de Hugo Chávez Frías a la presidencia
de la República, digamos entonces que esa reversión se debió fundamentalmente
al quiebre y vaciado ideológico-doctrinario que no solo sufrieron los partidos
políticos en el país, sino también las distintas instituciones sociales que
hacían y hacen vida en Venezuela. Hubo un quiebre ideológico-institucional de
valores que ofrecieron campo fértil para la siembra de lo que ocurriría desde
allí –1999– hasta los actuales momentos. Hubo un distanciamiento entre el deber
ser y lo que fueron las instituciones “que ofrecen plataformas privilegiadas
para el ejercicio de ciertas formas de poder”, que se intensificó de manera
espectacular en el último tramo de la década de los años noventa.
En ese quiebre el impacto de las comunicaciones
en la esfera pública de ese entonces fue clave para el posterior desarrollo de
los acontecimientos. Es decir, la llegada de Hugo Chávez Frías y su proceso,
que luego él denominó revolución bolivariana, estuvo muy marcada por las
comunicaciones de masas y el rol político que ellas jugaron. Desde el por
ahora… del teniente coronel hasta el anuncio de su enfermedad y la decisión de
designar a un heredero para ocupar el poder presidencial, los medios sirvieron
de escenario público a lo que fue el desarrollo de toda la trama de esos
catorce años que estuvo muy marcada por la mediatización. Alguna vez dijimos,
siguiendo a Umberto Eco, que estábamos en presencia de un populismo mediático
que adaptó de manera muy particular e inteligente a la vez, una forma y una
concepción de Gobierno.
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Este des-orden que introdujo el Gobierno en
el mundo de las comunicaciones conforman las bases de una comunicación
autoritaria, que es una nueva forma de comunicación en donde el control social
está presente combinando la represión jurídica, la represión impositiva, la
represión publicitaria e incluso estableciendo mecanismos de supresión de
libertad de comunicación. Este des-orden se ha convertido en política de
Estado.
Marcelino Bisbal
marcelinobisbal@gmail.com
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