El
sol no se puede tapar con un dedo. Tal vez, por eso al gobierno le tocó
reconocer -y exigir vía Gaceta Oficial- la notificación de los casos de
chikungunya. Desde el 6 de octubre es obligatorio reportarlos. Ahora sí: pero
como una imposición más como esas tantas otras que nos han querido imponer.
Como todo lo que hace este gobierno.
Pero, resulta que ahora sí: los médicos
que reciban y comprueben que su paciente tiene chikungunya, deben notificarlo
al distrito o municipio sanitario, porque ¡ahora sí! se dan cuenta de que los
casos se les están yendo de las manos y crecen tan vertiginosamente como las
cantidades del zancudo transmisor del virus.
Sin embargo, todos tenemos fresco
en la memoria lo que le ocurrió al presidente del Colegio Médico de Aragua,
Ángel Sarmiento, cuando reportó la muerte de ocho personas en el Hospital
Central de Maracay. El gobierno se encolerizó con su denuncia e incluso amenazó
con meterlo preso. De nuevo una reacción autoritaria de un régimen que piensa
que ocultando cifras, esconde la realidad. Y la verdad es que hay centenares de
casos de afectados por el virus y ahora, cuatro meses después, es cuando el
gobierno impone la notificación de los casos. Evidentemente, no puede seguir tapando
el sol con un dedo.
Para
un gobierno, así como para los responsables de la salud, la prevención debería
ser una prioridad. Eso lo han advertido cada uno de los médicos con quienes he
tenido la oportunidad de conversar.
Por eso es por lo que los países
desarrollados nos llevan una morena: porque apenas surge una amenaza
bacteriológica o viral para la población inmediatamente se preparan y se
blindan. ¿Y cuál es el resultado? No hay epidemias, todo se controla y no se
llega a daños mayores.
En los países desarrollados a la población se le alerta,
se le dan recomendaciones y se les enseña de inmediato a tomar medidas
preventivas. En pocas palabras: toda amenaza de epidemia se combate con
información. Pero, el gobierno no ha entendido esto. Para este régimen es más
fácil esconder que afrontar. ¿Serán
estas las recomendaciones de los médicos cubanos? Así es como debe funcionar la
medicina en Cuba, y el desgobierno de Nicolás, que tanto pondera y exalta a la
medicina de la isla, no titubea a la hora de copiarse el modelito dictatorial
antillano.
Maduro,
en su cadena del 8 de octubre, graduó a 40 “médicos y médicas integrales
comunitarios” (sic); una noticia que en otro contexto sería realmente
meritoria. Pero, para nadie es un secreto que la preparación que reciben estos
jóvenes doctores de la patria revolucionaria de Chávez, se ha puesto en
entredicho porque son muchachos graduados en tiempo record –con todas las
deficiencias que la formación express acarrea- para poner en sus manos, nada
más y nada menos que la vida de los venezolanos.
Pero, el colmo de la pasión de
este desgobierno hacia Cuba fue cuando Nicolás arrancó con sus loas y glorias
al Ché Guevara quien, como sabemos, era médico y murió el 9 de octubre. No me
extrañaría para nada que les diera por cambiar el Día del Médico en Venezuela,
que todavía hoy celebramos el día del natalicio del insigne doctor José María
Vargas. ¡Por Dios! Elogiar al Ché Guevara cuando aquí lo que sobran son galenos
ilustres, brillantes, venezolanos de pura cepa, verdaderos héroes anónimos, que
acumulan muchos más méritos que el Ché.
Asimismo,
la cadena de Maduro me dejó otra preocupación que quisiera compartir: visto los
antecedentes de cómo el gobierno se empeña en ocultar las cosas, y dado este
repentino interés de Nicolás por convocar a los países del ALBA para prevenir
el ébola: ¿no será que ya tienen reportes de casos en el país y nos quieren
hacer creer que, por iniciativa propia, por fin actuarán como lo establecen los
protocolos de prevención?
Porque no es sólo eso lo que me preocupa: vistos los
antecedentes de corrupción y despilfarro que ha caracterizado a este gobierno,
no quiero ni pensar a dónde irán a parar esos recursos con los que,
supuestamente, comprarán equipos y sistemas de seguridad para protegernos contra
el ébola.
¿Cómo creerles si, con el chikunguya no actuaron como debían y
quienes lo padecen sufren buscando el desaparecido acetaminofén? ¿Cómo creerles
si, los que aún no hemos sido picados por el mosquito, inventamos repelentes
caseros porque no encontramos ni los antiquísimos espirales Plagatox? Yo no les
creo ¿y ustedes?
¿Quiénes
tienen los días contados? ¿No seremos nosotros los venezolanos los de “los días
contados”? Porque a lo mejor el ébola ya está aquí en el país y nos lo están
escondiendo como hicieron con el chikungunya. ¡Qué Dios nos coja confesados!
José
Domingo Blanco (Mingo),
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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