El filósofo Karl
Popper advertía sobre la importancia que había que darle al "significado
de los términos" cuando se enfrentaba a un enemigo tan formidable como el
totalitarismo y todas esas otras derivaciones del historicismo entre las que
incluía al comunismo.
Son todas corrientes
políticas que se valen en gran medida de la confusión del adversario producida
por una excesiva verborrea que tiene sus raíces en el escolasticismo, una
corriente del pensamiento de la Edad Media donde se recurría a un parloteo
intensivo y sin ningún sentido, con el fin expreso de agotar y doblegar la
voluntad del contrario para que aceptara argumentos sin valor, mentiras ungidas
como verdades valiéndose de palabras multívocas y mucha retórica.
El resultado era que
aquellos razonamientos abstrusos se hacían ley y condenaban a hombres y mujeres
a la desgracia y en muchos casos a torturas y muerte.
F. P. Ramsay lo
precisó de la siguiente manera: "tratar lo vago como si fuera
preciso", el arte de hacer creer que se tienen la razón.
Justicia social es un
término tan vago, que a cada momento surgen interpretaciones y significados tan
distintos que tiene la gran ventaja (o desventaja) que si no lo definen, nadie
sabe de qué están hablando; en un buscador de internet existen registradas más
de tres millones de entradas para este concepto, y es un mal augurio que esté
mencionada (sin mayores explicaciones) en el preámbulo de nuestra Constitución
(la de 1999).
Nuestros socialistas endógenos les encanta usarla y la meten en sus discursos a cada momento para justificar una nueva prohibición, para anunciar un nuevo castigo, para arrebatarnos nuestras propiedades o un achique a nuestras libertades, si la imposición se asume como justicia social entonces no hay nada que se le oponga.
Hay autores que
opinan que la justicia social ha sido la causante de las mayores injusticias,
incluso de guerras.
He ojeado una veintena de publicaciones que llevan justicia social en su título y todas quieren decir algo diferente pero con un mismo resultado: quitarle a unos (minoría productiva) para darle a otros (mayoría dependiente); la acepción más popular es aquella que señala una justicia conmutativa (dar a cada quien según sus méritos) y otra distributiva (a cada quien según sus necesidades).
Otros explican que se
trata de una equitativa redistribución de lo público entre los ciudadanos sin
manera de saber que es una redistribución equitativa y para quienes, otros
hablan de repartir las cargas sociales, incluyendo las impositivas, con el mismo
problema, no hay método, todo queda sujeto a la interpretación de quien
distribuye, lo que no es muy justo.
Todo parece indicar
que la justicia social tiene algo que ver con las clases sociales, o
económicas, en algunos autores sólo se refiere a los pobres cuando se habla de
justicia social, otros a los servicios públicos, su libre acceso, a su calidad
y oportunidad.
Para los
neoestructuralistas, opuestos a la globalización, la justicia social se logra
sólo en el "desarrollo desde adentro", una cosa es "hacer"
justicia social y otra es "tenerla", su falta siempre significa la
oportunidad de prometerla, hay autores que la emplean para indicar la
existencia de un Estado de Derecho, y aun otros que la ven como el ingrediente
necesario del Estado Benefactor; otros autores vinculan la Justicia Social a
las masas, pareciera que para los individuos no hay justicia social.
La Iglesia la
incorpora en su Nuevo Catecismo para tratar el espinoso asunto del deber del
cristiano en la liberación de los oprimidos, en la defensa de los derechos
fundamentales de la persona, y aunque se refiere en algunas instancias a la
persona, individualizándola, con la misma facilidad pasa a las clases
necesitadas, colectivizando el deber del cristiano.
En el documento del
Sínodo Episcopal de 1971 el concepto de justicia es restringido en su eficacia
únicamente que a los pobres y necesitados, condenando supuestos comportamientos
colectivos, muchos de ellos ilegales e injustos en su naturaleza en contra de
ciertas clases sociales, y por parte de ciertas instituciones.
¿Puede la justicia ser imparcial? De acuerdo al concepto de Justicia Social elaborado por la Iglesia, no, la justicia social está parcializada hacia el más menesteroso, pero también esta parcializada en la asignación de responsabilidades, ya que quien más tiene, hay implícita la obligación de dar más, por lo que deja de ser justa.
El problema de estos
documentos y exhortos es que nunca se menciona el problema, que pocas
injusticia puede ser corregida sin crear una nueva injusticia, siempre queda
alguien afectado en sus derechos y propiedades, o pagando un precio excesivo
(injusto) por llegar a la Justicia Social,
por cierto, esta doctrina social de la iglesia ha traído consecuencias
negativas debido a su similitud con la ideología socialista (comunista), que
igualmente se parcializa con la(s) víctima(s) que corresponden a clases
sociales menos favorecidas, lo que ha generado abusos y consecuencias que deben
ser revisados.
Filósofos laicos de
la talla de Rawls, Habbermas y Nozik han discutido en profundidad lo que el
término denota sin llegar a ningún acuerdo, y si eso pasa con los filósofos mas
lucidos del mundo académico, que nos espera a nosotros, simples mortales.
Hayek afirmaba que
cualquier intento de introducir criterios de Justicia Social en una economía de
mercado, invariablemente conduciría al totalitarismo y la pérdida de las
libertades.
Hasta golpes de
Estado, linchamientos, pobladas e invasiones se pueden ver como formas de
justicia social en acción, situaciones tan disímiles como el resultado de las
elecciones o el cierre de un canal de televisión, todo, aparentemente tiene que
ver con la justicia social.
Quizás sea por el uso compuesto de dos palabras con significados tan amplios como “Justicia” y “Social” lo que lleve a tanto equívoco; cuando aparecen las palabritas, se le iluminan los ojos a todo aquel que tenga algún agravio o necesidad, cuando la utiliza un político está seguro de que alguna fibra toca, sobre todo si es para ponerle la mano a lo que no es suyo.
Los comunistas usan
la justicia social como instrumento de intimidación ideológica con el objetivo
de conseguir el poder de coerción legal, hacen creer a los incautos que
designan una virtud moral cuando en realidad, es una ruin manera de despojarnos
de la libertad.
Y con la justicia
social en la boca, los chavistas han estado destruyendo al país y construyendo
algo que ni huele bien ni se parece a lo que pensamos pudiera ser justicia
social, sucede lo mismo con otras palabras como libertad, democracia, igualdad,
verdad...
El problema de
entendernos al usar estas palabras, radica en el conocimiento concreto de las
mismas, cosa que les tienen sin cuidado a los revolucionarios socialistas del
siglo XXI, pues para ellos "todo es relativo", las palabras significan
lo que las masas, la circunstancia histórica y las clases dominantes del
momento decidan, y como "todo" se reduce a ellos (ellos representan a
las masas, son los creadores de las circunstancias históricas y son la clase
dominante), entonces si dicen justicia social, es lo que ellos creen que es,
aunque no lo puedan explicar o cada vez que lo expliquen quieran decir una cosa
distinta.
Estamos a merced de
las palabras, y quienes operan las palabras son personas con intereses,
preferencias y gustos muy diversos, caeríamos fácilmente en la confusión de
Babel si no fuera por hay personas que exigen precisiones, sobre todo en los
acuerdos y negociaciones, las palabras tienen que tener significados comunes,
conocidos y limitados, de otra manera reinarían los malos entendidos, los
conflictos y los engaños.
La Justicia Social es uno de esos términos que sacan sangre, de modo que la próxima vez que la escuche, póngase en alerta, pueden estar hablando de su sangre. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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