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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

jueves, 11 de septiembre de 2014

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, ¡LO LOGRAMOS!

La situación actual es como para salir corriendo, no existe una explicación lógica ante lo que resulta una posición suicidaría, todos los análisis políticos, económicos y sociales indican que de no cambiar de rumbo nos dirigimos al desastre final.

Frente a ello el régimen permanece inmutable, profundizando la crisis a niveles extremos. ¿Obediencia ciega al legado del que orquestó todo? ¿Decisión de los Castro, a los que solo les interesa su tajada? ¿Estado de locura?

Esta semana sin respuesta a mis interrogantes preferí escribir un cuento:
…el hombre padecía de delirios enfermizos, su entorno se encontraba preocupado sus discursos resultaban impropios al funcionamiento normal de la razón, anunciaba con supuesta energía cosas que no realizaba. Se contradecía o lo contradecían días después. El pueblo intuía que se trataba de actos extraños y destructivos.

Celia preocupada lo observa deambular, andaba arrecha, lo escuchó declamando poemas de León Felipe, “Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto… todo el mundo está cuerdo. … monstruosamente cuerdo. Oíd… esto, historiadores… filósofos… loqueros”. ¡Es culpa de Charleston! Gritaba Celia, el pendejo ese, tratando de educarlo y pulirlo, la cabeza de Mazurro no da pa’ eso.
Desesperada llamaba a la Habana ¡cámbienme el brujo! Celia era de las que creía que podían ser maniobras sobrenaturales o demoníacas. Aunque no era creyente le daba un escalofrió cada vez que pensaba en un castigo divino por culpa de sus pecados.
No se le quitaba de la cabeza la profanación de la tumba del Libertador y salía corriendo a pedirla a la comadre, tráigame sal, ajos, las 7 potencias y sangre de pichón.
Poco a poco el pueblo se daba cuenta de que su conducta se apartaba de lo normal, la prensa notaba que se mostraba desinhibido, enviando públicamente poemas cursis a su mujer, pajarito que se le atravesaba lo saludaba. Los militares que lo rodeaban percibían una pérdida de control, su conducta parecía irracional, no le preocupaban las consecuencias de sus actos. El interesado veía como su popularidad bajaba en las encuestas, a causa de sus actos absurdos e inútiles y no le importaba.
Comenzaban los chistes en el partido sobre la falta de juicio, “será que le falta un tornillo” decía uno”, “le patina el coco” respondía otro. Un enchufado más instruido concluía “preocúpense cuando lo vean contando luceros, hijos o corderos, seis, siete, ocho, nueve, diez…
Los días transcurrían y se repetían, de la actividad frenética pasaba a la catatonia. Anunciaba sacudones que no pasaban de empujoncitos, parecía una burla frente a la grave crisis económica, a la escasez de alimentos, medicinas y a la delincuencia desatada. Nadie entendía su indiferencia, por momentos se mostraba incoherente con la situación. Cuando leía las críticas se sumía en la apatía y la depresión.
Maniaco repetía las mismas poses y expresiones que el difunto, que en él resultaban melodramáticas, por lo que no lograba trasmitir ni comunicar con el pueblo.
Se inventó una guerra económica, oprimió con la fuerza, cerró fronteras, llamó contrabandistas a toda la población e intento controles biométricos… pero ni la comida, ni las medicinas aparecieron. Se le olvidaba un detalle, aquí ya nada se producía, el comandante difunto había acabado con todo.
El caos nos permite entender su “lógica”, si obligamos a colocar más cajas en el supermercado aparecerá la comida o no hay nada más liberador que te tomen la huellas digitales para comprar papel higiénico.
Celia no lo comenta con nadie pero nota que su discurso se hace ininteligible, en estos días le escuchó decir ¡Lo logramos!, de lejos lo vio jugando cara o cruz antes de tomar una decisión del gabinete. En la intimidad le habla como un niño pequeño, le repite las mismas frases, le recita poemas con rimas simples y le canta canciones infantiles.
El viejo zorro cubano también ha notado el grado de alteración psíquico pero cuenta utilizarlo a su favor, le decía a su hermano, Raúl allá no hay dirigentes que sepan aprovechar esos recursos en beneficio de su país, no han hecho sino aumentar los vicios y la corrupción.
Aprovechemos mientras podamos, no creo que con la falta de liderazgo ni la escasa formación de Mazurro lleguemos muy lejos. Esos enchufados son todos ladrones, vea que fuimos considerados y les dejamos bastantes dólares, se han robado lo que quedaba, bueno ahora que se aguanten, sin producción, sin divisas y endeudados, tendrán que acostumbrarse al racionamiento de alimentos, agua y electricidad. Que hagan cola en los Mercalitos se reía entre dientes, la tos y los cables que lo mantienen conectado con la vida.
Eso sin contar que el pueblo se cansa y que le gusta decidir qué y cuándo come.
La gente en la calle se pregunta si no estarán de remate, según la Valero todo está perfecto en las cárceles y de acuerdo a la defensora del pueblo los médicos exageran ¡aquí no hay crisis de salud!
Partiendo del que se ocupaba del petróleo, en el país no escasean las divisas y tenemos los dólares que necesitamos, ¿será por eso que se fueron las líneas aéreas? Quizás necesitamos que nos expliquen ¿Por qué tenemos tantos juicios internacionales por no pagar? o ¿Por qué estamos vendiendo el petróleo a futuro? ¿Será para tener flujo de caja y medianamente funcionar?, ¿Para seguir comprando socios internacionales? o ¿Para continuar raspando la olla?
También se pregunta ¿Por qué hay tantos muertos y nadie va preso? ¿Por qué si vamos tan mal, el Gobierno no toma medidas? Las palabras de La Valiente no caen en oídos sordos “El régimen no cambiará sus políticas, por eso debemos cambiar de régimen”.
Ante tantas preguntas sin respuestas, quedan muy pocas respuestas.
En los años sesenta Donald Winnicott, psiquiatra y psicoanalista inglés, formula su tesis “El miedo al derrumbe”, que corresponde a un derrumbe ya vivido en el pasado, cuando el yo todavía es inmaduro como para poder elaborar el trauma. Una experiencia de locura que sucedió pero que no fue concientizada. En ese momento no existía la madurez para integrar la experiencia. El miedo al derrumbe enlaza con la idea del miedo a la locura, el miedo al vacío y el miedo a la muerte.
Es un trauma que lo paraliza y le aniquila la voluntad. En su psicosis, Mazurro quiere imponer su visión del mundo a los demás, trata de someternos a sus conjeturas y designios.
En este cuento el ciudadano simple, sano, que aspira una vida normal coincide con Einstein: “Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás”.
Nelson Castellano-Hernández
nelsoncastellano@hotmail.com

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