Ante la evidencia del racionamiento del agua,
de la energía eléctrica, de la contaminación que escandalosamente revive las
enfermedades crónicas, sumadas al manejo de los desechos industriales y de la
vida cotidiana como la basura, la pérdida de la pesca y de nuestras fuentes de
alimentación, la respuesta es ignoremos el ambiente y reforcemos precariamente
lo inmediato. Como Luis XV: Después de mí, el diluvio.
En el momento en que se discuten las
consecuencias del cambio climático y se palpa la confrontación entre el lucro
inmediato y la sobrevivencia humana, se elimina el faro rector regulador por lo
más sencillo de la salud pública. Es el retroceso hacia la sobrevivencia y el
rechazo a la modernidad.
Al revisar los valores propios de la
sobrevivencia éstos se caracterizan por buscar la satisfacción de las
necesidades básicas y económicas tal y
como lo recogen estudios de Hart
Inglehart en la "Revolución
silenciosa" y Abraham Maslow sobre motivación y desarrollo que han dado
origen a enfoques complejos de los valores en las sociedades.
La
sobrevivencia es la prioridad en los valores materialistas, es el orden social
como: seguridad física y afectiva, pertenencia, control. Solo cuando éstas han
sido satisfechas surgen las necesidades sociales, culturales e intelectuales de
mayor participación en las decisiones,
libertad de expresión, autonomía, ciudadanía, realización personal y
colectiva, esto es: donde las ideas cuentan más que el dinero.
La decisión de degradar el Ministerio del
Ambiente en nombre de un eco socialismo, segregando ideológicamente cualquier otro enfoque es un
claro mensaje de retroceso institucional y de las prioridades de la gente. Lo
que interesa es el espectáculo. No se
buscan soluciones a los problemas sino cómo responder a las aspiraciones
materialistas de vivienda precaria sin servicios y negocios inmediatos, sin
importar las consecuencias en la convivencia futura. Hechos significativos es
recordar cómo Costa Rica ha pagado su deuda y es polo de atracción de
inversiones por las alternativas ambientales. Y más aun los dilemas electorales
en el Brasil se ventilan entre la protección y el futuro de la calidad de
vida, un crecimiento industrial de satisfacción de necesidades
inmediatas limitados por los imprevistos
de la velocidad de la modernidad, y las exigencias de las condiciones humanas de
la diversidad al equilibrar oportunidades humanas y ritmos económicos
sociales que construyan dinámicamente futuro.
Tal y como lo señala la Red de Organizaciones
Ambientales no Gubernamentales, ARA, es un desconocimiento de un futuro
sustentable. Es pretender resolver problemas de reacomodo de poder ideológico
sacrificando el bienestar de la gente.
No estamos ante una cortina de humo, es la
imposición de lo primitivo que nos obliga a reaccionar ante nosotros mismos. El
poder se confronta con ideas, valentía, voluntad y acciones…
Mercedes Pulido
mercedes.pulido@gmail.com
@mercedespulidob
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