Los
opinadores de la red mediática oficialista no dicen nada, a propósito de la
decapitación que acaba de ocurrir en Argelia del alpinista francés Piere Hervé
Gourde, de manos del grupo terrorista Yihadista, vinculado al Estado islámico;
dígase de paso, y del que se supone que nació de las cenizas de la desaparecida
organización terrorista Al Qaeda. No dicen nada los susodichos; primero, porque
Gourde no es palestino; segundo, porque ellos sienten una ligera afinidad por
ese grupo, y todo lo que significa terrorismo islámico.
Se
supone que la indignación que muestran los opinadores del régimen, cada vez que
se produce una agresión contra el pueblo palestino, responde a una honda
preocupación que existe en sus almas por el atropello a los derechos humanos,
que eso supone; cabe entonces preguntarse el por qué hasta ahora no han
expresado esta misma indignación frente a estos últimos casos de decapitación,
que ha consumado el grupo de los terroristas Yihadistas; actuando del modo más
vil y bárbaro, entre ellos a dos colegas míos, esto es, a dos periodistas; a
dos mensajeros, que no provenimos de Marte, que es el planeta de la guerra,
como sí de Mercurio, el astro de la comunicación; que igual les hubiera pasado
a ellos, si hubiesen estado en su lugar, a propósito de nuestra condición de
comunicadores sociales.
Esta
gente que medra en los medios oficialistas, sobre todo, que se ve que le dan su
buena tajada; para que se dedique a envenenar a la opinión pública con sus
truculencias, y lo digo por el tono exagerado con el que ponderan las cosas;
por ejemplo, los bombardeos a las poblaciones civiles palestinas, por parte de
Israel; que en el fondo son bombardeos a las guaridas de los agentes
terroristas del Hamas; porque estos cobardes, una vez que cometen sus vilezas
contra la población judía, hacen lo mismo que ocurrió con Bin Laden; que cuando
tuvo la tropa elite de las fuerzas armadas estadounidenses al frente para
matarlo, se aferró a una de sus mujeres; para que le sirviera de escudo humano;
es decir, huyen hacia los centros poblados, en donde tienen mucha penetración,
desde el punto de vista ideológico, y así se protegen con una sociedad civil, a
la que han enajenado, con su buena dosis de ideología religiosa, como decíamos
atrás, y es cuando sentencian estos tarifados opinadores de la hegemonía
mediática oficialista: “El problema en el Medio Oriente es Israel”.
En
la barbarie está presente un problema de incompetencia: no estoy a la altura de
ese mundo, que representa Occidente con su saber científico y tecnológico;
entonces le hago la guerra, y la única forma de ganársela es a través del
camino del diablo, que es el camino del atajo; uno de cuyos recursos viene a
ser el terrorismo contra víctimas inocentes. Creo que esto era lo que Chávez
conocía como guerra de tercera generación; donde el enemigo actúa con el rostro
oculto, y sus batallas no están llamadas a causar bajas masivas al ejército
enemigo, sino contra gente desarmada, y de un número, relativamente, pequeño;
aunque en verdad la gente que murió con el atentado a las Torres Gemelas fueron
miles, y fue por eso que se le vio celebrar con tanto arrebato a Osama Bin
Laden, de acuerdo a los videos que se vieron el día de dicho atentado, y que lo
muestran a él y a su entorno, para el lugar donde se encontraba. Era la primera
vez que a los gringos se les infligía una coartada tan feroz en su territorio,
habiendo sido sólo espectador de la destrucción de los países de Europa tanto
en la primera, como en la segunda guerra mundial.
Claro,
ellos dicen como Spinoza, que hay una sola sustancia, y esa sustancia es Dios;
en el sentido de que cualquier ser humano que provenga del Occidente es
Occidente, y por lo tanto, se le considera objetivo de guerra, y se le da
muerte; pero lo más rabioso de esta gente es que lleva a cabo este acto a la vista
de todos; aprovechándose de los canales de comunicación de nuestro mundo
globalizado; que es lo que más indigna, y que uno no puede evitar de ver,
porque es algo que se nos mete, digamos, por debajo de la puerta, habida cuenta
del desarrollo de nuestro medios de comunicación; incluidas allí las redes
sociales; de modo que esto hace involucionar a la humanidad al tiempo de antes
de la Revolución Francesa; cuando decapitaban a la gente del modo como lo hacen
estos bárbaros, esto es, a la vista de todos, y lo cual generó una discusión en
la opinión pública de la época, a propósito del grado de civilización al que
había llegado la sociedad francesa; que no era posible que se divirtiera con un
espectáculo tan sangriento; concibiéndose, en ese sentido, lo que se conoció
como la guillotina, algo que entonces hacía menos dolorosa la muerte.
Que
pudiera ser la respuesta cínica que Occidente le pudiera ofrecer a esta gente,
esto es, buscar la guillotina, con la cual le fue cortada la cabeza a
Robespierre; que debe estar en algún museo histórico de Francia, y dársela a
este gente, precisamente, con fines humanitarios; porque, por lo demás, sin el
mundo globalizado no existieran estos espectáculos pertenecientes,
precisamente, a la llamada guerra de tercera generación, que es más mediática
que artillera.
Enrique
Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
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