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martes, 2 de septiembre de 2014

ALBERTO JIMÉNEZ URE, REFLEXIONES SOBRE LA VIOLENCIA, PAZ Y RELIGIÓN

«Entiendo por comunión toda coincidente actitud respecto a las necesidades y fines en los hombres que forman sociedades. El Hombre no ha logrado comulgar en casi nada porque, absurdamente, se porta cual animal irracional. El expuesto entendimiento sólo podría acontecer ulterior a una intensa reeducación de los sujetos. Un siglo sería suficiente para lograrlo. Ocurre -no obstante- que es más placentero para la mayoría mantenerse en querella constante»

Nuestra «Historia Universal» dicta que siempre  el Hombre ha vivido bajo querella. Empero, simultáneamente, ha procurado forjarse una «religión»: lo cual significa que, no obstante garantizarse su alimentación, sin la «razón moral» la especie se extinguiría rápidamente.

En múltiples formas, las religiones más propagadas en el mundo («Hinduismo»,  «Budismo», «Taoísmo», «Judaísmo», «Islamismo» y «Cristianismo») ofrecen una «paradisíaca resurrección»: es decir, «vida espiritual» después de la «muerte física». Entre las mencionadas, sería el «Hinduismo» la que más aproxima sus postulados a la justicia  auténtica.

¿POR QUÉ «EL HINDUISMO»?

Los orígenes escriturales del «Hinduismo» se fijan en los llamados «Vedas», que no son sino  himnos («Rigveda», el «Samaveda», el «Yajurveda» y el «Atharvaveda») elaborados en el curso de varios siglos. 900 años a. de C. ya habían sido conformados totalmente. También se platica sobre las doctrinas «Samsara» (el viaje de las almas) y «Karma» (vocablo que registra la idea según la cual cada cosa que nos ocurre está precedida por acciones pasadas acaecidas en [seres] cuerpos que encarnábamos). Semejante creencia se reflejó en la Literatura «Brahmana» (que postulaba rituales diversos, públicos y privados). Igual se dice que las sesiones alrededor de los maestros («Upanisads» o «Vedantas») dieron cuerpo al «Hinduismo».
La metodología y filosofía «hinduista»  nutre al «Yoga» o «Yoghismo» («Identificación Universal»). En la Antigüedad, los hindúes adoraron al «falo» («lingam»). Se han hallado figuras de hombres en posición yoga con el pene erguido y cercado por sumisas bestias (de lo cual se popularizaría la expresión «señor de las fieras»). El órgano masculino ha sido símbolo de la fecundidad en muchas tribus y en distintas regiones.

LA PRÉDICA DE «LA NO VIOLENCIA» (1)

Las bíblicas y violentas acciones de Jesucristo contra los mercaderes del templo y el «ojo por ojo diente por diente», entre otros detalles más o menos relevantes, delatan intolerables rasgos de crueldad en una doctrina acogida por más de mil millones de personas en el Mundo. En ello difiere abiertamente el «Hinduismo»: tesis para la cual son fundamentales el «Ahimsa» («no violencia») que, con infinito fervor, asumiera GANDHI (1869-1948). Los hindúes no son violentos con los animales y los adoran por dictado religioso (de ahí la tendencia vegetariana de quienes se adhieren al «yoghismo»).

En la Historia del Advenimiento de Cristo, pasajes bíblicos muestran -indistintamente-  sacrificios de criaturas racionales e irracionales. En realidad, sin problemas de naturaleza espiritual,  los cristianos se comen a los animales. Si es preciso, practicarían la «antropofagia» y justificarían -de algún modo-  la acción (sucedió a quienes viajaban en un avión que, años atrás,  se estrelló en la Cordillera Andina)
El «Hinduismo» propende a la enseñanza [sugerencia] del «ascetismo» («Brahmacharía»), las «abstinencias» («Yama»), las  virtudes inherentes al seguimiento de rigurosas reglas en la vida («Niyama»). El Cristianismo perdona, al pie de la muerte, a todos los pecadores. Podría un católico vivir disipadamente sin preocuparse: al final será «redimido».

PROBAR LA «NO VIOLENCIA» COMO SOLUCIÓN

En naciones como las nuestras, caracterizadas por una enfermiza exaltación de la guerra (los disturbios estudiantiles, las manifestaciones de calle donde percibimos exacerbaciones verbales y enfrentamientos armados), los políticos o religiosos no suelen proponer la «No Violencia» para discutir y resolver  problemas sociales. Buscan servir de «mediadores», justificar, legitimar las «insurrecciones» o «amotinamientos» callejeros  para la consecución de cierta «figuración pública» con fines específicos. Prosperan -aún- los regimientos de rebeldes (los fútiles y «de liberación», de signo o formato paramilitar-terrorista) y se teoriza sobre las «luchas de clases» hasta en universidades con autonomía administrativa y académica. Instituciones que todavía rehúsan admitir que promoviéndolos cavan -suicida y cobardemente- lo que será su sepultura cuando usurpen el Poder del Mando Político y ultrajen nuestras honorables y vetustas instituciones para la Educación Superior.

En Occidente, la «violencia» es, sistemáticamente, prodigada y elogiada. Resulta satisfactorio ver una película de acción que, desde mi palco, no es más que un retrato de la interioridad del (criminal) occidental. El «varón arquetipal» es fuerte, defiende a sus hembras hasta la muerte, bebe pócimas, toma cuanto su antojo dicta y no es perpetuamente  [proscripto] castigado por legislaciones religiosas (dije que, «antes de escindir», puede ser perdonado).  Los fusiles, las pistolas, ametralladoras, bazucas, lanza-morteros, bombonas de gas y explosivos plásticos, decapitaciones y ejecuciones masivas son símbolos de la Dignidad y Justicia «Revolucionaria» Presunta.

Es probable que la «No Violencia» jamás prospere, porque ello implicaría la quiebra de las fábricas de armamentos: y, consecuentemente, la precipitación de una nunca vista e internacional crisis financiera. Después del «narcotráfico» y «petróleo», esas industrias conforman los más prósperos negocios de una Civilización contagiada de letalidad.

La Humanidad se evitaría numerosos traumas y lesiones graves tras sumarse a la praxis de la «Ahimsa». Y, no sólo ello: desecharíamos incómodos «complejos», «rivalidades» por la «posesión de bienes», la «competencia», los «anhelos suicidas», el «miedo a la muerte» y la «disolución de las familias» y  «sociedades». Leamos al admirable y santificado KRISHNAMURTI: «[…] La comparación, el conflicto, la competencia, no sólo crean deterioro, sino también miedo; y, donde hay miedo, hay oscuridad; no hay afecto, comprensión, amor […]» (2)

LA PLÁTICA DE THE BEATLES CON UN «SWAMI» HINDÚ

Aun cuando John LENNON adquiriese más fama de «pacifista» que sus compañeros de banda (George, Ringo y Paul), todos los miembros de The Beatles predicaron «the peace and love» en boga durante los tiempos de la Guerra de Viet-Nam. En aquellos días de estupor a causa de las matanzas de jóvenes norteamericanos y vietnamitas,  músicos y escritores  elevaban mociones de paz.
Srila Prabhupada era el nombre del swami que conversaría con el mítico cuarteto. Dirigiéndose a Lennon, afirmó:

«[…] He leído algunas de tus declaraciones y veo que estás ansioso de hacer algo. En verdad, toda persona santa debería estar ansiosa de promover que haya paz en el mundo. Pero, se debe conocer el proceso que se requiere para ello. En El Bhagavad-gita (5.29), el Señor Krsna explica cómo encontrarla […]»

Seguido, el maestro aludiría la escritura sagrada: «[…] Los sabios, que saben que soy el fin último de todos los sacrificios y austeridades, el Señor Supremo de todos los planetas y semidioses, y el benefactor y bienquiriente de todas las entidades vivientes, encuentran la paz y se liberan de los tormentos de los sufrimientos materiales […]» (3)

Los defensores y propulsores naturales de la paz deberían ser los políticos con poder de mando sobre naciones. Sin embargo, exiguos pasos ejecutan hacia la materialización  definitiva de tan noble fin. Empiezan por generar peleas domésticas en sus agrupaciones, luego expanden rabias y vicios por sus países. Pronto, peligrosamente, al exterior.

¿ABOLIR LAS RELIGIONES EXISTENTES?

Automáticamente, la «Razón Moral» que impulsó a los «seres inteligentes» a fundar  religiones fijó la «protección irreflexiva» de la Propiedad Privada. Se definió como «delito» la injerencia (abrupta o no) de un hombre en territorios demarcados. La usurpación por parte del allanador-invasor-conquistador de funciones o quehaceres del [dueño] «propietario convencional», «ocupacional» o «tradicional» desestabilizaba a las tribus. El natural temor de las criaturas pensantes a (La «Muerte») lo «desconocido» hizo que prosperara el acomodaticio y celestial arbitraje.
Los problemas surgen con el develamiento de lo siguiente: la «Razón Moral» puede establecerse sin previsiones éticas. Si -por ejemplo- meditamos en derredor a la «tesis proudhoniana» respecto a si es o no «robo» La Propiedad, los motivos morales que precedieron a la invención de algunas religiones no fueron éticos. Con las [de catequesis] prohibiciones, interdictos o mandamientos «divinos», se protegió más la idea de la «preservación de los bienes» que la defensa del «Derecho a la Vida». El tótem cercó lo que creyó suyo y se apropió indebidamente de «Dios»:

«[…] Aunque todos somos seres humanos, hemos alzado murallas entre nosotros mismos y nuestro prójimo por medio del nacionalismo: por la raza, casta y clase, cosa que también engendra aislamiento, sentimiento de soledad […]» (Krsna sentence for love)

Sería válido que los habitantes de la Tierra nos planteásemos la posibilidad de fundar una ¿infalible? (Ética) Religión. «Edificarla» teniendo por precepto a lo «universal» y «espiritualmente» favorable a la especie, jamás a las «necesidades» o [caprichos] «querencias» particulares de grupos étnicos o enjambres políticos: a quienes, sin duda, unen factores ajenos al «Bien Supremo e Irrecusable» Las religiones tradicionales son «irreconciliables» y (por inoperantes) «abolibles». Los hombres de este tiempo merecemos una comunión menos [ininteligible] «frágil» o «tribal».

NOTAS.-

(1) Sugiero leer a Chandra Bala, Mahatma: su texto Yug, yoga, yoguismo («Editorial Diana», Mexico, 1970)
(2) KRISHNAMURTI, Jiddu: La mutación psicológica («Fondo Editorial Bhaktivedanta», Mexico, p. 1)
(3)  KRISHNAMURTI, Cfr., p. 155

Alberto Jiménez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

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