Escasez de
productos esenciales a la vida humana, la más alta inflación del mundo,
violencia criminal desenfrenada, amenazas de aumento de la gasolina,
planificación del control de compras a través de capta-huellas para los
consumidores, violencia física contra los presos políticos, persecución contra
los dirigentes de la resistencia democrática; todo ello por parte de una dictadura
que en 12 años -contando desde la masacre del 11 de abril- ha desperdiciado los
mayores ingresos de la historia petrolera venezolana. Era de esperarse y esto
es solo el comienzo, se trata del socialismo cuando es gobierno.
Porque siempre será
peor mientras el socialismo gobierne, lo dice la historia, como también nos
dice que ello sólo tendrá lugar en tanto dichos regímenes adolezcan de una
resistencia política capaz de frenar y eventualmente someter con la fuerza
popular a tan pérfida doctrina en su perpetuo afán de esclavizar.
Es ese el caso
venezolano. Qué podíamos esperar en nuestro país cuando superada como ha sido
la primera etapa de ¨La Salida¨, movimiento patriota de protesta pública,
pacífica y no armada que logró despertar la conciencia de los venezolanos en
pro de la liberación nacional, pagando sí un alto precio en fallecidos,
lesionados, prisioneros y perseguidos políticos, observamos con estupor que el
grueso de la dirigencia demócrata nacional se esfuerza por destacar como
¨oposición¨, legitimadora de una tiranía, cuando le corresponde actuar como
resistencia, resistencia democrática activa.
Porque ¿Cuándo una
dictadura socialista fue defenestrada por su oposición? Respuesta: nunca. Por
cuanto la sola crítica ante una situación siempre apocalíptica, que pretende
converger hacia procesos electorales como vía de cambio político, nunca
resultará suficiente para ganar la democracia, ello en virtud de la incapacidad
intrínseca de una oposición para ¨quebrar¨ el absolutismo de todo régimen
socialista.
Tal cosa solo es
posible a través de un movimiento de resistencia democrática, que dejando de
lado conciliaciones inmorales, comience por llamar las cosas por su nombre, en
todo momento, lugar y circunstancia, con la pertinencia del que habla con la
verdad.
En tanto exista una
mayoría de dirigentes demócratas que en complicidad con el régimen llamen
democracia a otra dictadura, y consideren Presidente a un usurpador, resultará
imposible la organización popular necesaria a la salida constitucional de la
tiranía. De allí la importancia por concretar el Congreso Ciudadano, pautado
para el venidero mes de octubre, escenario inmejorable para que la sociedad
democrática organizada exprese sin cortapisas la auténtica visión de cambio
hacia la liberación nacional, alejada como debe estar del colaboracionismo – socialismo
- opositor, siempre aliado al socialismo
esclavista. ¨El que se cansa pierde¨. ORA y LABORA.
Ronny
Padron
caballeropercivall@gmail.com
@caballeroperci
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