Es
comprensible que el partido de gobierno coloque un amplificador a las naturales
controversias en el campo democrático –entre otras razones- porque no entienden
eso de la “pluralidad”, ni la “democracia interna”, algo que contrasta
abiertamente con el autoritarismo de este régimen cubano-militar.
Pero que el
gobierno ande todo el día cacareando los problemas de la MUD como si se tratara
de una catástrofe, revela la intención de minimizar la crisis del país y
ocultar la guerra -soterrada pero despiadada- que existe en el
oficialismo. Si no ocultarla, quisieran
igualar las acciones y hacernos creer que esos normales desencuentros entre los
demócratas son similares a la impúdica y escabrosa lucha que se libra en el PSUV
por el poder o más bien, por el derecho a “raspar la olla”.
En
la MUD confluyen diversos factores con visiones distintas, el interés superior
es Venezuela, el debate franco y abierto es evidencia de su esencia
democrática. La tolerancia, el derecho a expresar libremente cualquier opinión
y el respeto a ella es un atributo de la sociedad que aspiramos construir. No es el PSUV de antes, donde una bota
aplastaba cualquier disidencia y se imponía una sola voz. Tampoco es el PSUV de
hoy, donde tampoco existe el disenso y ahora se imponen las cúpulas podridas,
donde expulsan a los que cuestionan, chantajean a los inconformes y en esa
convención de corruptos que llamaron “III Congreso”, reciben como héroe a un
militar señalado como presunto narcotraficante, con la absurda y trillada
excusa de que tal acusación es una conspiración del imperio. Un gobierno serio
y honesto, hubiese facilitado una investigación. Pero no, algo huele mal en Miraflores. Es
lógico que Maduro y Diosdado se unan para defender a su compinche pero el
extendido silencio es síntoma de la podredumbre.
En
la MUD el tema es el cambio y el progreso del país, sobre la ruta para alcanzar
el objetivo es natural que existan diferencias. Pero ese no es el tema en
disputa en el madurismo, la derecha endógena o la “izquierda trasnochada”.
El
debate en el PSUV no es en torno a los problemas de la gente, está referido al
reparto de prebendas, la preocupación es como engordar sus cuentas bancarias y
a la vez, complacer a la jerarquía cubana y a la alta oficialidad corrupta que
sostiene al régimen. Para eso hay que conseguir mas dinero, bien sea entregando
la industria petrolera a los chinos o aumentando la gasolina.
Finalmente,
es imposible culminar estas líneas sin expresar nuestra solidaridad con Ramón
Guillermo Aveledo, quien jugó un rol crucial al frente de la MUD. Por fortuna
esa voz mesurada seguirá oyéndose pues su valiosa experiencia seguirá al
servicio de la unidad y su lamentable renuncia será también una oportunidad
para la reflexión en el campo democrático. Es hora de entender que no es viable
ninguna agenda particular y que la unidad es el valor esencial de las fuerzas
de cambio. El pueblo castigará a los divisionistas y francotiradores que
disparan a la MUD, mientras el PSUV arrasa con el país.
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
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