En un artículo publicado en el 2012 con el título
“Escenario Antisemita”, alertaba sobre el silencioso éxodo de los judíos
venezolanos. Como consecuencia de la política antisemita implementada por
Chávez, destacando el método perverso de acusar y condenar a los judíos
públicamente, para poco tiempo después afirmar que el gobierno no era
antisemita.
El régimen procuró hacer una confusión entre anti
sionismo y antisemitismo, y entre sionista, judío o el Estado de Israel. En ese
tiempo profanaron la Sinagoga Central de Caracas, se allanó la Escuela
Israelita y se expulsó al Embajador de Israel.
Vimos ministros
“disfrazados” de árabes, participando en actos políticos, solicitando enjuiciar
al Presidente de Israel. Mezclados dentro de una mezquita entre fieles
musulmanes y las ex-bandas de Lina Ron con sus franelas rojas del PSUV,
gritando consignas y enarbolando pancartas.
Medios de
comunicación afines al gobierno publicaron artículos racistas y amenazantes
contra los judíos venezolanos sin que se abriera investigación alguna. Se llegó
a difundir aberraciones: “denunciar públicamente, con nombre y apellidos los
miembros de importantes grupos judíos que viven en Venezuela, interrogarlos
públicamente en cualquier lugar en que se encuentren, y nacionalizar y
confiscar los bienes de los “judíos sionistas.”
Para el régimen los
judíos venezolanos, nunca han sido ciudadanos con los mismos derechos.
Maduro fiel al
proyecto antisemita, continúa la línea de su predecesor, aprovecha el momento
para importar a Venezuela el conflicto “israelí-palestino”. Promoviendo dentro
del territorio nacional una tensión que no es nuestra, más el repudio a la
comunidad judía venezolana.
La campaña
mediática señala como responsable del conflicto solo a Israel, oculta la
responsabilidad del Hamás y ha originado inaceptables grafitis que dicen:
“apátridas. Maten a los judíos”.
Portavoces del
gobierno se pronuncian contra una de las partes, sin hacer mención que el
enfrentamiento es consecuencia de los ataques misilísticos del Hamás contra el
pueblo israelí.
Un conflicto
originado con el secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes israelitas,
fue respondido con un no menos terrible crimen de tortura y asesinato de un
joven palestino.
Algo que no puede
justificar el juego diabólico de la estrategia que utiliza el Hamás, una
voluntad de guerra suicida, con el fin de lograr la condena internacional. Pero
en el cual las víctimas son los civiles, utilizados como escudos ante la
respuesta a las provocaciones.
Situar las armas al
lado de sectores con alta densidad de niños, familias y civiles, en general no
una estrategia militar y se acerca peligrosamente a métodos terroristas.
Claramente lo ha expresado Israel: “Nosotros defendemos a nuestros hijos con
armas, ellos defienden las armas con sus hijos”.
La actitud del
gobierno venezolano en este conflicto, es propia de lo que ha sido su política
exterior, sin mesura ni intención de contribuir con la paz mundial.
La acción
internacional del régimen se ha caracterizado por una actitud beligerante,
colocándose siempre a favor o contra de una de las partes. De preferencia
anti-americana y a favor de todo régimen autoritario, con poco respeto a los
valores democráticos y de los derechos humanos.
Con tantos
problemas que vive Venezuela, el ímpetu con el que reacciona el gobierno en
este conflicto, resulta incomprensible al ciudadano común. Quien se pregunta,
si existían esos recursos, ¿Por qué no se utilizaron para resolver nuestros
problemas?
La respuesta ha
sido denunciada en el pasado, pululan dentro de nuestro territorio grupos
extremistas islámicos, apoyados desde el poder. Últimamente estaban agazapados,
evitando atraer la atención, pero no por ello inactivos.
En la isla
Margarita esos grupos generaron fondos a través del lavado de dinero, tráfico
de drogas y de armas, produciendo millones de dólares cada año, gracias a sus
actividades ilícitas.
Son esos actores
representados en algunos miembros del gobierno, los que han influenciado las
decisiones que se toma en la materia. Son los mismos que llevaron a Chávez al
lado de Saddam, de Gadafi, del gobierno Iraní. Los que defienden al dictador de
Siria, genocida de su propio pueblo.
El apoyo al
terrorista Carlos fue la primera muestra del acercamiento al radicalismo
islámico, más tarde factor de apoyo a los dictadores al Hezbollah y al Hamás.
Venezuela ha
firmado decenas de convenios, que permanecen en secreto, siendo uno de ellos la
explotación de la minería estratégica o uranio empobrecido.
Muchas son las
actuaciones dentro del territorio nacional, realizadas por esos grupos que el
gobierno no aclara. La revista Insight publicó poseer documentos “que
especificaban que dos de los sospechosos buscados por el FBI, Fathi Awada y
Hussein Kassine Yassine retiraron 400.000 dólares de una sucursal del Banco
Confederado, en Margarita, antes de trasladarse al Líbano en diciembre del
2001”.
En el 2006, el
Gobierno instruyó destruir los registros de 10 recaudadores de fondos del
Hezbollah que realizaban transacciones financieras dudosas en territorio
venezolano, Aruba y Curazao.
Nunca se aclaró
porque Hakim Diba Fattah, compañero de lecciones de vuelo de Hani Hanjour, el
que estrelló el avión de American Airlines contra el Pentágono el 11 de
Septiembre, aterrizó en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Caracas;
ni por qué miembros del servicio de inteligencia venezolano, lo recogieron en
el avión y lo escoltaron hasta un vehículo estacionado en la pista de
aterrizaje.
Tampoco por qué
Freddy Bernal, se encontraba en Irak durante el mes de Marzo 2002, cuando fue
capturado tratando de trasladar armas a Arabia Saudita.
Otros dirigentes
como Tarek W. Saab han sido vinculados a las organizaciones terroristas
palestinas Hamás y el Jihad Islámico. Tarek El Aissami denunciado por emitir
identidades falsas a elementos del Hezbolá, el canciller venezolano, Elías Jaua
y sus calumnias mezclando Israel con la oposición venezolana, todos con un solo
objetivo.
Roger Noriega ex
subsecretario de Estado para América Latina indicó, documentos en mano, que uno
de los líderes claves de Hezbollah, el venezolano Ghazi Atef Nassereddine,
originario del Líbano y posterior diplomático, en la embajada de Venezuela en
Siria, es responsable junto a sus hermanos de lavado de dinero y reclutamiento.
Fue incluido en la lista de personas que apoyan el terrorismo internacional,
del Departamento del Tesoro.
Noriega ilustró con
ejemplos esas relaciones:
En una conspiración
para atentar contra el Aeropuerto Kennedy de Nueva York, un activista se reunió
con Moshen Rabbani en Irán. Fue detenido posteriormente cuando viajaba hacia
Venezuela, donde planeaba tomar un avión hacia Teherán.
Dos agentes de
Hezbollah fueron identificados en la conducción de entrenamientos en la Isla de
Margarita, a terroristas venidos de diversos países.
Comandos israelíes
decomisaron un cargamento de armas y municiones de fabricación rusa e iraní, a
bordo del barco Francop, que estaba llevándolo al puerto venezolano de Guanta,
dirigido a Hezbollah.
Los agazapados,
comienzan a mostrarse de nuevo, el conflicto en Gaza les permite actuar
libremente, la conexión extremista no pierde tiempo.
Sobre todo con el
apoyo del régimen de Maduro.
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
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