“La hermosa lección que nos ha dejado el héroe ciudadano, el padre de la gran república americana, no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la suprema magistratura, ¡generosamente mostró el peligro, aquel virtuoso general!, a sus conciudadanos, de continuar indefinidamente el poder público en manos de un individuo”. Mensaje de Simón Bolívar en 1826 al Senado de Bogotá, en homenaje a George Washington.
También
cobra más vigencia el llamado de Bolívar, el Libertador del Mediodía de
América, a no permitir que un hombre pase mucho tiempo en el poder, porque él
se acostumbra a mandar, el pueblo a obedecerlo y de allí derivan la usurpación
y la tiranía.
Y
es que el continuismo, seña de identidad de los caudillos autoritarios, es una
flagrante negación de la Democracia, que reclama para su consolidación, la
alternancia en los mandos y funciones, la alternabilidad republicana, lo que
llamaba el italiano Paretto la circulación de las élites.
Por
eso saludamos como muy positivas las lecciones dadas por los líderes Ramón
Guillermo Aveledo de Venezuela y Lincoln Díaz Balart de Estados Unidos y Cuba,
al separarse a tiempo de sus funciones representativas, para dar paso a otros
dirigentes, porque en Democracia nadie es indispensable.
Una
lección similar, por cierto, la dio en 1972 Rómulo Betancourt y la no
reelección presidencial, fue decisiva para la estabilidad de Colombia, a pesar
de la violencia, durante décadas. Lástima que los mandatarios Uribe y Santos
liquidaron esa muy sana costumbre institucional.
Ramón
Guillermo Aveledo fue una de las claves para el logro de la unidad de la
oposición venezolana, se trata de un patriota lúcido y sereno, pero en los
últimos tiempos había perdido el control de la situación y la coyuntura
reclamaba relevo. La sabiduría de Aveledo consistió en renunciar para facilitar
un nuevo entendimiento.
Según
Ileana Ros-Lehtinen, briosa diputada cubano-norteamericana, Lincoln Díaz Balart
siempre estuvo al frente de todos los temas importantes para el sur de Florida.
En verdad él y su hermano Mario han sido parlamentarios útiles y accesibles.
Estados Unidos, Cuba, Venezuela y toda Latinoamérica fueron siempre objeto de
sus desvelos.
Después
de más de dos décadas fructíferas en el Congreso de EEUU, Lincoln se retiró
para no eternizarse en el curul y permitir el flujo de las sucesiones
democráticas. Eso es de capital importancia porque, por ejemplo, un hombre
valioso y respetable como el senador Edward Kennedy, paso casi cincuenta años
en el Senado, algo legal pero constitucionalmente aberrante por dondequiera que
se le mire.
Las
llamadas del pluralismo y la participación democrática, obligan a la repulsa
del continuismo. Por eso hoy queremos resaltar como modélicas las conductas de
Aveledo y Díaz Balart. Y para los
castrochavistas que confiscan el pensamiento de Bolívar para amarrarse al poder
como garrapatas, les dejo este párrafo de una carta del Libertador a Pedro Gual
en 1821:
“La
historia dirá: Bolívar tomó el mando para libertar a sus conciudadanos, y
cuando fueron libres, los dejó para que se gobernasen por leyes, y no por su
voluntad”.
Alexis
Ortiz
alexisortiz9347@gmail.com
@AlexisOrtizB
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