Recuerdo una de mis
últimas conversaciones con Leopoldo López: “para mis compañeros” decía sobre el
resto del liderazgo opositor “parece importarles poco que tipo de país
heredarán y al parecer ni siquiera comprenden que, de seguir así, nadie podrá
gobernarlo en el futuro”, ¿De qué sirve ser el presidente ante una catástrofe
humanitaria?.
Leopoldo tenía razón, para el 2014 se habrá llegado a los 989250
mil asesinados en las calles de Venezuela mientras los informes oficiales dan
cuenta que cada año cerca de 65 mil venezolanos son apaleados, acuchillados o
abaleados y son atendidos en los hospitales en una vorágine de violencia.
Producto de esta
catástrofe humanitaria, en la que cerca de un millón de personas han sido
asesinados, golpeados o acuchillados, basta con leer el informe de la propia
Comisión Nacional para la Reforma Policial que sostiene que el 70% no se atreve
a denunciar los delitos y que “Los robos (violentos) registran una tasa de
ocurrencia 16 veces superior al registro oficial” (pág. 27)
Por
eso la clase media, unos 7,5 millones de venezolanos, viven como en las
carretas de las películas de vaqueros, aterrorizados por huestes salvajes, pero
con la certeza de que jamás llegará el séptimo de caballería. Aunado a esto, se
está quedando sin empleos al desaparecer 207.215 empleadores, porque el número
de patronos pasó de 625.030 en el 2001, hasta los 417.815 el pasado enero y en
el año se calcula cerraran otras 40 mil, reduciéndose la capacidad productiva a
menos de la mitad. A este caldo de cultivo explosivo, hay que añadir un 443% de
inflación durante este periodo un 80% este año en una media de sueldos de
profesionales que no llega a los 200 euros al mes mientras que un piso no baja
de los 400. Frente a una matanza sin precedentes y una violencia desbordada, 2
millones de jóvenes en las universidades enfrentan un destino incierto,
integrarse a una burocracia pública insostenible o emigrar y por esta razón,
estudios destacan la salida masiva de 800 mil jóvenes en su mayoría
profesionales.
El propio gobierno
advierte que la mitad de los médicos se ha marchado y se calcula que sea el 70%
antes del 2016. Solo quedaran los mayores de 60 años y eso mismo ocurre con los
mejores ingenieros y cerca de 12 mil científicos en lo que se ha denominado
como mayor “diáspora intelectual” en la historia. De seguir así, Venezuela
amanecerá en 2016 con su espina dorsal rota y con una economía cuadrapléjica.
Ante esta realidad que no es otra que la clase media está explotando, conviene
recordar que nada comenzó con Leopoldo.
Estudiantes
merideñosTodo comenzó cuando un grupo de estudiantes merideños protestaba
porque toda su comida se la llevaban para Colombia las mafias organizadas y
llegaron los motorizados, que como los Sioux, dispararon contra un estudiante
causándole una grave lesión en el cuello. Al día siguiente otros motorizados
arribaron en Táchira y dispararon hiriendo de bala a otros 5. Ante semejante
salvajada, los estudiantes venezolanos reaccionaron indignados convocando a una
marcha de protesta para que se investigaran aquellas lesiones de sus compañeros
y en Caracas todos vimos como motorizados armados en combinación con policías,
dispararon sobre los estudiantes matando e hiriendo a 8 de ellos, mientras en
Barquisimeto hirieron a otros tres y en Valencia, los grupos armados asesinaron
a Génesis Carmona e hirieron de bala a otros 8 estudiantes más.
A partir de allí y
antes de que se conociera la posición de Leopoldo, en San Cristóbal fueron
atacadas 7 urbanizaciones “recorridas por los motociclistas quienes disparaban
sin control” como lo pudieron observar los periodistas extranjeros. Y mientras
eso pasaba en Mérida, Táchira, Trujillo, en Caracas, en Bolívar y Sucre los
motorizados dispararon e hirieron de bala a otros 5 estudiantes y así los
primeros 20 días de protestas estudiantiles se zanjaron con 18 fallecidos, 128
heridos y 720 detenidos, todos de la oposición.
Lo cierto es que en
ese mes, el gobierno jamás culpó a Leopoldo (de hecho Culpó a 19 líderes
distintos) y también está claro que en todas las alocuciones su propuesta era
“combinar estrategia política con la protesta de calle sostenida y no-violenta”
pero la mayor verdad la esgrime la propia fiscalía cuando admite en su
acusación que Leopoldo no es otra cosa que “el catalizador de molestias
sentidas por una parte significativa de la población venezolana”. La realidad
es que Venezuela está a punto de un estallido social, pero una verdad más
grande son las encuestas de popularidad de Leopoldo, su libertad cuando todo
está a punto de bullir por descontento general, es un lujo que nadie se puede
dar y hay que decir, que para muchos de la oposición tampoco.
Por eso es fácil la defensa de Leopoldo, porque caso por caso de los 42 fallecidos y más de 486 heridos se demuestra técnicamente que es imposible que Leopoldo instigara a los pro oficialistas, policías y guardias de Maduro a disparar. Por eso el juicio lo retardaran y le negarán toda posibilidad política, apostando que Venezuela no explote en pedazos. Pero el problema, es que tiempo, no es precisamente algo de lo que dispone una clase media a punto de estallar.
Thays Peñalver
thays.penalver@me.com
@thayspenalver
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