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sábado, 12 de julio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA METÁFORA DE LA VIDA


Creo que no hay metáfora más bella en el idioma español que el verso que Gustavo Adolfo Bécquer le dedica a su amada cuando dice: “¿Y me preguntas que es poesía? ¡Poesía eres tú!”
Por ello decía Monroe Beardsley, que la metáfora “es un poema en miniatura”
Siempre me ha llamado la atención la figura literaria de la metáfora como medio fundamental para lograr una mejor comprensión del mundo y de las ideas, a mayor complejidad de lo que se quiere explicar, la metáfora esta allí para hacer sencillo lo enrevesado, para darle sentido a algo tan rotundamente inexplicable como un sentimiento, para ilustrar incluso lo que no se puede ver como fue el caso del modelo que presentó el gran físico danés Niel Böhr sobre el átomo, haciendo girar, en su dibujo, alrededor de un núcleo los neutrones y electrones en orbitas elípticas, copiando el modelo planetario de la astronomía.   Hasta ese momento nadie había visto un átomo, pero estaba exactamente descrito en lenguaje matemático y su modelo explicaba de manera comprensible para nosotros, simples mortales, lo que las complicadas formulas establecían sobre los átomos.
Por supuesto, las metáforas tienen sus problemas, los de todo modelo, se tratan de interpretaciones, por lo general, simplificaciones de la realidad, no son la realidad, por lo que si se tomaba la metáfora a pecho, podría crearse una gran confusión.
Veamos un notable ejemplo de poesía y ciencia encabalgadas en unas metáforas portentosas, lo tomamos de Julio Verne: “El amanecer fue magnífico.  La luminaria del día, como un disco de metal dorado por el procedimiento de Ruolz, asomó del océano como si surgiera de un inmenso baño galvánico.”
Lecourt Dominique en su obra Para una crítica de la epistemología, cuando se refiere a “las construcciones de la poética” en las ciencias experimentales señaladas por Gaston Bachelard, dice que en la microfísica, por ejemplo, es común observar fenómenos que se suceden en espacios de diez (10) dimensiones y no de tres como acostumbramos a percibir del mundo, ya el simple hecho de conceptualizar el fenómeno fuera del lenguaje matemático, implica recurrir a una metáfora que es una aproximación a la realidad, no la realidad misma.
“La vida es un viaje”, en esta frase se resume el poder de la metáfora, explicar algo tan complejo como la vida en la idea de tiempo, espacio y recorrido de un viaje, es definitivamente conmovedor e ilustrativo para casi toda persona.  ¿Para qué sirve una metáfora? Según los expertos lingüistas: “Las metáforas nos permiten entender una idea o dominio conceptual en términos de otro dominio.”
Para explicar algo tan complejo y difícil como la muerte le decimos a los niños: “Se fue al cielo y ahora está con Dios”, los jefes de personal de las grandes empresas cuando van a despedir a alguien le dicen: “Nos vemos obligados a dejarle ir” para amortiguar el terrible significado de estar cesante de un momento a otro, salvando la responsabilidad de la empresa y transfiriéndosela al despedido.
La cotidianidad de las personas está llenas de metáforas, más de las que pudiéramos aceptar con comodidad, y lo digo, porque sería admitir que vivimos en un mundo de ficciones, de trucos del lenguaje que muchas veces ocultan la terrible o maravillosa realidad.
Aldous Huxley nos hace este revelador comentario en su libro Música en la noche: “En la práctica, casi nunca tenemos presente más que un aspecto de cada acontecimiento. Pasamos la vida primero en un compartimiento estanco de la experiencia, luego en otro. El artista, si lo desea, puede echar abajo las mamparas que separan cada compartimiento y plasmar de ese modo una visión simultanea de dos o más. Así vista la realidad resulta sumamente extraña.”
Tradicionalmente las metáforas eran consideradas como un recurso poético y de retórica, más que una herramienta para ayudar al significado de las ideas, adornaba y hacían elegante la expresión.
El diccionario nos define la metáfora como: “Tropo que consiste en usar palabras con un sentido distinto del propio, si bien guardando con este cierta relación analógica.” (Nueva enciclopedia Larousse).
Pero fue a partir de los estudios de los doctores Lakoff , Jhonson y Reid en los años ochenta del pasado siglo, sobre lingüística cognitiva, que se redefinió la metáfora como elemento esencial en el lenguaje y el pensamiento.  Surgió el estudio de las metáforas estructurales y su importancia como elementos de pensamiento abstracto que nos permiten, no solo resumir y configurar pasajes lingüísticos hacia estructuras de ideas complejas, sino que nos facilitan entender complicados aspectos de la realidad, sobre todo en situaciones que no han sido cabalmente desarrolladas en términos de lenguaje, me refiero a sensaciones y sentimientos pero también al mundo de la tecnología y la ciencia más avanzada.
Es impresionante el cúmulo de estudios que se han desarrollado sobre la metáfora en medicina, por ejemplo, tan utilizada por los galenos para explicarles a sus pacientes, alumnos y colegas, conceptos en sus áreas de trabajo.
Es en las ciencias de punta y en la literatura postmoderna que nos encontramos con esa idea del escritor William Burroughs según la cual el lenguaje es un virus que se reproduce con gran facilidad y condiciona cualquier actividad humana. Las metáforas son el producto de una hibridación de muy diversos registros que no tienen nada que ver con la realidad sino como una metareferencia que pretende ahorrarnos fórmulas y explicaciones de simbología “dura” para llegar a un terreno de común comprensión, es así como en medicina las enfermedades virales tienen “una personalidad” y se atacan con “armas” y las epidemias tienen un “carácter”, algunas de estas enfermedades son “asesinos silenciosos” otras son producto del estrés, por “contener la ira” o de “estallar sin motivos”, algunos procedimientos implican “bombardeos de precisión” otros de “raspar y limpiar”, la medicina puede ser un “arte” o una “guerra”, su práctica es una “vocación” o su descriptiva se ajusta a la labor de un “mecánico que repara relojes”, cualquiera que sea la metáfora la misma puede ayudar o confundir, alentar o deprimir y cuando hablamos de investigaciones, puede crear falsas esperanzas o conseguir el financiamiento para mayores estudios; las metáforas generan escenarios mentales en las personas que muchas veces pasan por la realidad o son tan fuertes, que modifican esta idea de la realidad afectando a la persona misma.
Pero para que las metáforas funcionen tienen que tener contexto, un anclaje cultural que les permita operar en los discursos, si decimos “el tiempo es oro” para indicar que vemos el tiempo como un recurso valioso y lo hacemos en medio de una tribu de Mapuches en la Patagonia es probable que no funcione la metáfora y hasta confunda.
Por la misma razón que los sentimientos y sensaciones son una materia harto compleja para describirlas de manera acertada, se utiliza la metáfora, y todos hemos tenido alguna experiencia en nuestras vidas de los malos entendidos que se producen, igual sucede con los procesos mentales, es por ello, por su capacidad de resumen o de transferencia de significados, que la metáfora se ha convertido en un difícil problema en el diseño de los lenguajes de las máquinas, lo mismo sucede en la inteligencia artificial.
Paul Ricoeur, uno de los grandes estudiosos de la metáfora nos habla de sus sentidos explícitos e implícitos, de un sentido figurativo que nada tiene que ver con su significación cognoscitiva, en su obra Teoría de la Interpretación nos dice: “Una metáfora es una creación instantánea, una innovación semántica que no tiene reconocimiento en el lenguaje ya establecido… la metáfora, por lo tanto es, es más la resolución a un enigma que una simple asociación basada en la semejanza… una metáfora nos dice algo nuevo sobre la realidad.”
Pero así como es considerada una poderosa herramienta de la retórica y la poética, puede fácilmente convertirse en un elemento importante para la manipulación y la indoctrinación.
También es importante en la política, los comunistas son unos genios de la metáfora, logran coaligar en ellas mucha de su doctrina colectivista, funcionan en la propaganda, como en el slogan “Ahora gobierna el pueblo” cuando son las camarillas los que gobiernan; quienes promueven la utopía de las comunas nos bombardean continuamente con sus alegatos a favor de la unidad “Un pueblo unido jamás será vencido”, promueven su lucha de clase disfrazada de pacifismo, como el famoso lema “Somos una revolución pacífica pero armada” o exaltan al colectivo “el pueblo nunca se equivoca” o “estamos en lado correcto de la historia”, píldoras de un saber popular que salda, desde la ignorancia, cualquier duda sobre lo que es correcto, bueno y justo.
Para Ludovico Silva ese gran ensayista venezolano del marxismo dijo, en su libro Cultura y Humanismo: “la "superestructura", "edificio" o como se la llame no es más que una metáfora que inventó Marx para visualizar literariamente su concepción de la sociedad… cuando va a hablar de la superestructura, emplea una metáfora: Ueberbau. El mundo de la ideología y de la cultura —ya se verá la diferencia entre estos términos— se presenta como un edificio, como una fachada, que es lo que los hombres generalmente alcanzan a ver: el Estado, los cuerpos jurídicos, la moral, el arte, la política, sin darse cuenta de que todo ese edificio está sustentado por unos cimientos ocultos, pero poderosos.”
Como la metáfora resume, es un instrumento muy útil en la propaganda y porque puede ser breve, la mayor parte de los “memes” son metáforas, esos lugares comunes, esos telegramas de cultura urbana con las que todos nos manejamos en la cotidianidad, “el futuro es ahora” nos impulsa al consumismo instantáneo,  “paren el mundo que me quiero bajar” describe el anhelo de muchos de tomarse el torrente de la vida moderna con calma, o esa metáfora que utiliza el chavismo “Chávez vive” como si fuera una amenaza de ese “algo colectivo” que seguirá atormentándonos a pesar de su muerte física.
Si piensan un poco, notarán cuán importante es la metáfora en nuestra cotidianidad, la gran cantidad de personas que se mantienen “activas” gracias a las metáforas y que cada día que pasa, a medida que la tecnología nos envuelve y dependemos de ella, se hace más y más necesaria y por lo tanto, peligrosa; los teléfonos “unen a la gente”, y dicen de internet “pone el mundo en sus manos”, una “realidad” llena de metáforas , confunde y puede perdernos si no las reconocemos. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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