UNA
ACOTACIÓN NECESARIA
EL “Liderazgo” opositor y el sindrome de el Simurg.
“Attar, persa del siglo XII, canta la dura peregrinación de los pájaros en
busca de su rey, el Simurg; muchos perecen en los mares, pero los
sobrevivientes descubren que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de
ellos y todos”. (Las Eneadas, V, 4, 8,).
En el discurso impertinente vigente en el país, en
los últimos dieciséis años ha dificultado la construcción de espacios para el
entendimiento, (Más allá de ciertos débiles intentos de diálogo (bienvenidos).
En este sentido pudiera hablarse de una cancelación de la política; valido para
ambos sectores en confrontación. A pesar que algunas fracciones del bloque opositor
han decidido no seguir el plan anterior, y acelera la “salida” el gobierno
apresurado la sustitución de la actividad política por un petro-dirigismo
estatal (Karl, 1997), de talante autoritario. Este parece ser el marco dentro
del cual debe analizarse la confrontación en torno al control de la industria
petrolera, primero por el desmantelamiento culposo por parte de el gobierno de
la Estadal Petrolera y segundo por los ataques a la cual ha venido siendo
sometida, especialmente por actores tanto externos como internos, destaca
igualmente desde el régimen la ofensiva despiadada contra los núcleos de la
economía privada que ha dejado desalado al campo productor con todas sus
inconsistencias históricas, cuyo estelar ariete era el ministro renunciante,
(con la realidad has topado Sancho) que en el país llevó a una peligrosa
escasez, en estos momentos se registra un interés de el gobierno por la vía
de sus políticas financiera de
rectificar, (saludo) Si no hay una inflexión el resultado de ambas posiciones
antagónicas puede ser, insistimos, la cancelación de la política y su
sustitución por un autoritarismo asentado sobre el carácter rentístico del
Estado venezolano.
Es necesario resaltar que esta tendencia se ve
reforzada por el hecho de que el chavismo en sus dieciséis años de ejercicio
gubernamental, ha privilegiado una visión instrumental del Estado; vale decir
una agencia que puede ser conquistada y ocupada por el partido mayoritario, y
utilizada como dispositivo al servicio exclusivo de sus intereses.
En este cuadro de frágiles circunstancias que vive
el país, importa relievar la vocación que siguen profesando los venezolanos por
los valores democráticos, que trascienden el juicio negativo que la población
tiene sobre los partidos y el histórico pésimo desempeño del aparato del
Estado. Desestimar esta tradición del comportamiento del venezolano, es una
grave omisión teórica; sustituirla por una visión maniquea de la política,
autárquica (PSUV) o corporativa (MUD) constituye un craso error de carácter
estratégico. Las relaciones políticas, no deben ser estructuradas en términos
del binomio amigo-enemigo.
Es manifiesto que hay factores que intentan
facticamente darle un manejo radical en este contexto, que sólo la destrucción
del “otro” proporcionaría salida al conflicto social y político en Venezuela.
A manera de desenlace, pudiéramos caracterizar la
lógica dominante en la actual coyuntura política venezolana. Primero: operó una
reformulación de las fronteras políticas, que definieron el espacio democrático
del país en la segunda mitad del siglo XX. Segundo: los antiguos “marcadores”
han sido sustituidos por una polarización que se expresa en bloques políticos
mutuamente excluyentes. Tercero: cada vez es más reducido el ámbito para el
despliegue de formas hegemónicas de la política. (Restringida solo a los grupos
políticos) Cuarto: esta situación de
rigidez pudiera ser propicia para el cultivo de salidas antidemocráticas de
cualquier signo. Quinto: lo fundamental en la coyuntura actual es la
restitución de la vialidad democrática de la sociedad venezolana.
Desde luego, lo anteriormente descrito constituye
una breve introducción a un intento harto complejo (relación cultura y
política). Al que se hace forzoso darle continuidad en un trabajo más
ambicioso.
En definitiva se pudiera resumir lo que hemos
señalado en lo siguiente: distintos rasgos de racionalismo han dominado el
espacio público de la política venezolana. En sus distintas versiones,
romántica, liberal, democrática, revolucionaria con su debido correlato Socialdemócrata,
Socialcristiana, Marxista-Leninista. Esta lógica no ha podido articular
efectivamente la dimensión de la cultura con la política.
Esta dislocación cuenta para decodificar las
“razones” de la inestabilidad política venezolana a lo largo de los siglos XIX
y XX la primera década del siglo XXI. Los opuestos abundancia/escasez aún están
presentes en la construcción social de la realidad venezolana. El Estado
venezolano lo expresa en sus políticas.
La naturaleza es percibida como abundancia a ser maximizada
en términos de renta. Esta lógica, a su vez, se encadena con una visión que
privilegia elementos valorativos como solidaridad, igualdad e incentiva una
relación paternalista hacia el ciudadano. Igualmente, en la formulación de
estas políticas prevalece una visión racionalista que califica de
mágico-religiosa la conducta del venezolano.
Se atribuye a esta circunstancia la responsabilidad
por las dificultades que impiden el surgimiento de una razonable cultura cívica
en el país.
Es posible postular que el significante democracia
juega un papel central en las representaciones colectivas del venezolano. En
tanto construcción simbólica, establece relación con múltiples referentes. Por
ejemplo, en la actual coyuntura política se ha formulado un plan político que
ambiciona establecer equivalencias connotativas entre democracia, igualitarismo
y solidaridad. Sin embargo estos ensayos
se llevan a cabo en el marco de una visión colectivista, distributiva y
maniquea que intentado implantar el campo de lo político entre
Honestos-patriotas-pobres vs. Corruptos-fascistas-ricos.
La consolidación de una democracia en Venezuela ha
de ser el resultado de articulaciones entre principios políticos (libertad,
igualdad, justicia, participación, y demás). Es impostergable imbricar su
política con su cultura. Esta relación no es fácil. Como ya lo hemos señalado
las tradiciones populares son vistas por el racionalismo político y en el caso
nuestro, lleno de temáticas marchitas, como obstáculos para la modernización. Sin embargo, el mundo rural, el urbano, el
sincretismo religioso, la diversidad indígena, el discurso popular, el
mestizaje y otros, son fuerzas actuantes en el presente, que pueden
proporcionar las creencias que las libertades políticas deben proteger. Asimismo
esta modalidad política se articularía al entreverado de tradiciones,
costumbres y creencias que suministrarían atributo a nuestro pueblo, que se
trace el ejercicio del poder desde la perspectiva de una genuina cultura
política democrática. Es decisivo que
las actuales dirigencias reconozcan, que la sociedad los ha desbordado y que su
concepción de la democracia es precaria, ya no satisface las demandas de la
mayoría, que desistan de repetir un discurso sostenido en estereotipos
conductuales que inducen a la irresponsabilidad, colmado de contenidos
gastados, que han favorecido a forjar y mantener a la base social del régimen,
con todo y los dieciséis años de precarios logros, en su profetizado Socialismo
del siglo XXl. El desafío para la democracia a la que aspiramos la mayoría de
los venezolanos, es una de inclusión social. El conjunto del país alternativo
no participo en las perversidades en sus expresiones ultimas del poder político
y económico que licuaron el ideal que encarnaba el modelo de democracia
representativa, y siguen aferrados todavía como náufragos en alta mar a la
visión de cuello corto que adoptaron a finales del siglo XX. Es obligatorio
levantar una nueva plataforma política desmarcados de quienes siendo
responsables de aquel sinnúmero de inconsistencias éticas, que arrojaron a la
nación a un estrepitoso fracaso, y que fueron rebatidos en las urnas en
diciembre de el 98, electoralmente
además con raciones repetidas en 19 elecciones, donde el país demostrando
una bondad infinita y les ha tributado una y otra vez su voto, y ellos en una
pasmosa ingrávida y frívola actitud, jamás han susurrado una frase admitiendo
por lo menos uno de sus reiterados desaciertos, lo que confirma la sospecha
generalizada de que dinamitaron los puentes con la realidad . Lo que esta en
liza es demasiado grueso para abordarlo con esa retórica plana, están en
fragilizados los valores alcanzados por todos los venezolanos, a pesar de sus
debilidades fue un esfuerzo muy duro, para los diversos sectores que se
sacrificaron, para avanzar en búsqueda de mejores oportunidades. Por eso no
pueden primar, grupos, emblemas, símbolos, ni económicos, ni políticos, ni
viejos, ni nuevos, ni faccionales, ni particulares. Hay que debatir a fondo
temas como el de la inclusión, el de la representación, que es una de los
agotamientos aun en las democracias avanzadas, La inclusión es esencialmente un
reto político, sin ella esta en juego la estabilidad de la república misma. Ni
el enfoque de la derecha de cuello corta, (la que lincho a Pérez) cuando su
ministro de economía les propuso un esquema de capitalismo moderno) con el que
podríamos estar en desacuerdo, pero que no le contrapropusieron otro,
especialmente la derecha nuestra de cada día cuyo pensamiento está todavía por
revelarse, en el presente hacen esfuerzos para algunos planteos pero asoman un
discurso de sumisión ciega a los intereses oscilantes del capitalismo global,
su perspectiva es de cabeza cuadrada, economicista, policial, y
político-militar, garante de un orden injusto que privilegia solo sus
intereses, “ese no es el camino”, tampoco lo es, el que sin respeto a unas
reglas mínimas de convivencia, en un escabroso modelo de
petroditigismo-pretorianismo, obscenamente corrompido que conducen sin
mediaciones y en amalgama indigesta entre lo publico y lo privado se revelan la
articulación de mafias paraestatales en las distintas instancias de la
sociedad. La otra cara de la moneda que surge en este momento, es como les está
estallando en la cara las evidencias incontestables de su incapacidad, así como
las manifestaciones brutales y visibles de la peligrosa criminalización de la
política en los eventos de protestas últimas encabezadas por los jóvenes
universitarios, que liquida toda posibilidad de convivencia y lacera nuestro
sensible tejido político. Todos los venezolanos sin excepción debemos trazarnos
en esta hora exigida de la república una ofensiva por su reconstrucción moral,
hay que romperle el espinazo a las manifestaciones de cinismo de las viejas y
nuevas elites, que vulneran nuestra precaria estabilidad como pueblo, eso si
con la gramática adecuada, no existirá democracia sana sin justicia, sin amor,
sin solidaridad, pero tampoco será posible sin tolerancia, sin respeto, sin
derecho a los disensos, al pluralismo a las libertades; sin transparencia sin rendición de cuentas, y esa ofensiva no
puede ser conducida por los Autoubicados ellos en los
buenos pretender librar, como David frente a Goliat. El combate de los
auténticos buenos (ellos) contra los falsos buenos. En tal postura hay un
monstruoso oportunismo, cinismo, y simulación. Postergados los criterios
ideológicos, han convertido este en el momento estelar del tráfico cambiario.
(SICAD I Y SICAD II). Esos tales que no les interesa en lo mas minino nada que
tenga que ver con el bien común, sino solo de apetencia personal y egoísta,
esto hay que confrontarlos por las mismas razones que nos ha llevado a desafiar
a los farsantes que disfrazados de “revolucionarios” han roto sueños de
redención, de los mas débiles los preteridos de siempre. Hoy empiezan a
sentirse frustrados, e intentan reestimularlos apelando a sus ofuscaciones
ambicionando que vuelvan a suscribir esa
opción, pero esos sectores observan con estupor que se regresa con más impulso
al camino fácil de las corrosivas y añejas practicas demagógicas, al reparto
nefasto de cuotas de poder y de prebendas basadas, no en la voluntad, entrega,
honestidad, y profesionalismo al ejercer una función determinada, sino a la
viciada vinculación con las redes del poder de turno, a la filiación
partidista, al compadrazgo, al nepotismo y esto no apunta para su beneficio,
sino al sectarismo ramplón de la distribución obscena del poder, en función de
mezquinos intereses, personales, grupales y partidistas. La República de
ciudadanos no será posible con el regreso a los viejos vicios; y mucho menos
con la entronización de los nuevos con la falsa etiqueta de virtudes. Las
desviaciones de ayer y de hoy causan las ficciones del mañana. Lo que el país
necesita es la fortaleza virtuosa que los helenos llamaron areté ciudadano y
los cristianos rectitud ética.
El Nuevo Liderazgo necesita reflexionar su relación
de subordinación con la lógica Capitalista financiera imperante.
Hace buenas migas con el despotismo y la corrupción
de la decadencia de los grandes relatos (incluyendo la declinación del relato
liberal de enriquecimiento sine die de la humanidad)
No lo perturba
No prescribe nada.
Esta presente en todas partes, pero más como
necesidad que como finalidad.
Para concluir:
Se percibe que global y localmente hay una tarea
decisiva. Esta implica como mínimo, la resistencia al simplismo, a los slogans
a los sketchers, a los reclamos de exigencia y facilidad de restaurar valores
seguros.
La simplificación se nos revela ya como bárbara,
como reactiva. La “clase política del país” debe lograr esta decodificación,
sino quiere caer en su cesación y empujar al país en una aparatosa caída.
Pedro
Rafael Garcia Molina
pgapgarcia5@gmail.com
@pgpgarcia5
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