Dos
temas que han transcendido las diferentes etapas evolutivas de Internet han
sido, por un lado, la Privacidad, recientemente
atendida por los escándalos de Snowden
y la NSA,
con su antecedente de Wikileaks y el amigo
Assange;
y por el otro, el tema de la censura, que a pesar de no colmar los titulares de
la primera plana, cuando a algún gobiernos se le ocurre decretar alguna burrada, entonces todo el
mundo comienza a opinar, con más temor que conocimiento, sobre causas, efectos
y las supuestas evidencias de una Internet que ha sido irrevocablemente
bloqueada.
Desde
el momento que algún gobierno u organismo pretende bloquear lo que un usuario
visitará fuera de sus fronteras es como querer mantener cautivo a un prisionero
que vive fuera de la cárcel y que además está recorriendo el mundo. Aquellas
personas que creen que una red del tamaño de Internet puede ser censurada según
sus intereses está partiendo de la falsa ilusión de que Internet es una cosa
estática e inamovible, cuando realmente la mayor parte de lo que está siendo Internet cambia a cada
segundo.
No existe Internet como una gran red estática, es la red de redes, con millones
de millones de dispositivos de diferentes tipos que reciben, procesan y envían
información según los estímulos de sus usuarios o según algoritmos que han sido
programados para que esto sea así.
Aquellos
países que actualmente tienen un acceso restringido a Internet, como Siria,
Eritrea, Irán, Birmania, Cuba o China; es porque han aplicado un principio
donde todo, por defecto, está negado, excepto el acceso a determinadas páginas
y recursos, en cuyo caso no podríamos hablar ni siquiera de Internet, sino que
poseen acceso a una especie de red (no-internet) con recursos limitados donde
no importa los cambios que esté afrontando Internet (ellos estarían al margen
de eso); y el acceso a páginas externas a su red estaría limitado sólo a
aquellas en la que controlan la línea editorial o las que son aparentemente
inofensivas. Los países censuradores que no quieran aplicar este principio de
“todo, por defecto, está negado” la tienen mucho más difícil, ya que ningún esfuerzo
humano
o material puede hacer seguimiento a lo que va cambiando en la red y mucho
menos discriminar si esos cambios son o no convenientes para un gobierno.
En
ambos casos las excepciones a las reglas que tratan de imponer son cada vez
más, el efecto de “ley seca” que se crea al restringir accesos a cierta
información hace que los mecanismos evasivos proliferen de manera
altruista para ayudar a que todos, incluso los que pudieran no estar
interesados, puedan ver lo que el
gobierno está tratando de ocultar. Algunos estudios indican que en pocos años ningún
país podrá hablar de una Internet censurada, estas intenciones que engreídamente
adoptaron la forma de teorías y que hasta llegaron a ser leyes, morirán con
aquellos que no supieron entender las cosas, que quisieron tapar el sol con un
dedo y que pensaron que se enfrentaban a los mismos problemas del siglo XX.
Carlos
Rondón Ávila
rondoncarlos@gmail.com
@phronimos
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