Observando el mundo animal
desde el canal Animal Planet, encontramos cierto parecido entre la fauna y los
humanos por su forma de actuar, tenemos ahora serias dudas sobre qué fue
primero, si el huevo o la gallina.
Obvio que los animales no hablan, más bien
son astutos y esa astucia se convierte en palabras entre los que tenemos el
privilegio de hablar y traducir qué es lo que quiere un animal. Así observamos
cómo el león, la serpiente, el tiburón, las hormiguitas y últimamente los
pajaritos, tienen una manera de comunicarse, a veces con mentiras para obtener
lo que buscan. Esas similitudes entre fauna y la muy “evolucionada especie
humana”, son evidentes cada vez que escuchamos las mentiras y que,
pia…..dosamente, tenemos que recurrir a ellas para zafarnos de algún lio.
Tamaño lio tiene ahora el
régimen con el país quebrado, ha recurrido a emitir sonidos, tipo fauna, para
que sean escuchados, tipo humanos, para insistir con la mentira de que todo
está en calma en el territorio nacional. Y no hay mucha diferencia cuando a los
animales, si convivimos con ellos, les arrebatan su pan diario, pues se
convierten en fieras y capaces de matar a cualquier bicho que se les atraviese.
Así mismo está la especie
humana venezolana, esperando atacar porque le han ido quitando hasta el propio sustento ¿Qué
diría por ejemplo el rey león, si tuviera la capacidad de hablar? Con toda la
fuerza que tiene exclamaría: ¡No me la calo! Inmediatamente se produciría un
ataque en cadena de toda la fauna lesionada.
Tal como está la situación
actual en el país, sería recomendable volver los ojos hacia la fauna para
aprender algunas normas de convivencia, que en la especie humana, están como
en “demodé”.
El que tenga mascotas o
simplemente le gusten los animales, conocen sus códigos. Ante la eventualidad
existente, se ha perdido el respeto como ciudadanos, como personas y como seres
humanos. El mundo reconoce a Venezuela como un país de mentiras permanentes,
una cómica tras otra y una nación que no toma rumbo, sino más bien cayendo poco
a poco por el despeñadero. Lo más alarmante es que la dirigencia del país va al
ritmo del son que le toquen y nadie ve
las acciones contundentes, cualquier intento se diluye en una protesta, voces
ocupando páginas en los periódicos y espacios radiales, mientras los presos
aumentan y el peligro de perder la vida está latente. Eso, ni un animal se lo
cala.
Magnicidio y golpe de estado
silencioso, con tentáculos foráneos y una presunta intervención extranjera que
no termina de cuajar. Desabastecimiento, desempleo, ni educación y mucho menos
divisas para largarnos de aquí, es el
episodio continuado por largos años.
Merece atención ver lo que pasaría a través de Animal Planet, si se
pierde la credibilidad en la fauna.
Vivir en un país de mentiras
ha ocasionado que no tengamos una economía real, el poder dice que todo está en
orden y lo que ha hecho es cambiar los hábitos para aceptar lo que promueven
los funcionarios de influencias. Es decir, además de las mentiras, nos someten a
un escaso nivel de conocimientos para
vivir como esclavos, casi animales.
El primer paso a la libertad
es renunciar a la mentira. De seguir como estamos, sometidos a tantos desequilibrios y abusos, finalmente
avanzaremos hacia un país de absoluto subdesarrollo, frente a otros países que
se erigen con niveles de competitividad en el concierto mundial.
Algo más, es recomendable ver
Animal Planet porque no transmiten cadenas. Hasta los animales se arrecharían.
Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com
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