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jueves, 19 de junio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LAS GRANDES CONTRADICCIONES DEL CHAVISMO,

Cuando supe del III Congreso Ordinario del PSUV me dediqué a reunir y estudiar concienzudamente todo el material que los organizadores del evento prepararon, como si  yo fuera un disciplinado y crítico componente de esa organización, tratando de comprender las ideas fundamentales y de hacerlas mías intelectualmente, cosa que, creo, muy pocos chavistas han hecho.








Estudié El Libro Rojo, El Libro Azul, Un Brazalete Tricolor, Una Luz al final del Túnel, El Árbol de las Tres Raíces, la Agenda Alternativa Boli¬variana, el Programa de Gobierno de 1998 “La propuesta de Hugo Chávez para transformar a Venezuela”, la Propuesta de Hugo Chávez para continuar la Revolución (2000), Líneas  Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación (2001-2007), el Proyecto Nacional Simón Bolívar Primer Plan Socialista 2007-2013, el Plan de la Patria 2013-2019, Golpe de Timón (Octubre 2012), Aportes a la Consti¬tución Bolivariana de Venezuela, Leyes Orgá¬nicas, Leyes Habilitantes, Documento de Crea¬ción de la Alternativa Bolivariana de Nuestros Pueblos de América (ALBA), Comuna o nada, además de tener como referencia las obras completas de Francisco de Miranda, las de Simón Bolívar, las de Simón Rodríguez y lo que se ha escrito sobre Zamora y la Guerra Federal; a Dios gracias, dispongo de una buena biblioteca y tengo las obras completas de Marx, Lenin, Mao y Gramsci. Además, bajé de la página web el Proyecto de Resolución Internacional y el Documento Fundamental de la Comisión Ideológica y Programática.
Afortunadamente, ya había leído el grueso de esos documentos y me pareció que, para no desvariar ante tanto material, decidí concentrarme en el Documento Fundamental de la Comisión Ideológica y Programática, el cual, si no me equivoco, estuvo a cargo del diputado Jesús Farías.
UNA COLCHA DE RETAZOS

Este documento, que está pesimamente escrito, resume en gran parte todo ese pastiche ideológico que conforma el chavismo o el llamado Socialismo del Siglo XXI; consta de varios enunciados, sin mayores argumentaciones, que ponen en evidencia una serie contradicciones y vacíos conceptuales que hacen de esa estructura ideológica algo que me he dado en llamar “política-ficción”, porque, así como hay un género literario llamado ciencia-ficción, de la misma manera este documento plantea el discurso ficticio que sostiene al socialismo y, al contrario de la ciencia ficción, donde sus autores tratan al menos de crear en el discurso literario un elemento de verosimilitud narrativa, en éste la verborrea doctrinaria parece más bien la de un dogma de una secta cuasi religiosa, que espera de sus seguidores, más un acto de fe que su comprensión e inteligencia.
Comienza el documento con una típica fórmula retórica del totalitarismo más ramplón: “El legado de nuestro Comandante Hugo Chávez Frías es de una riqueza incuestionable”, si ese legado es incuestionable entonces es dogma, aún más cuando, en lo personal, cuestiono esa “riqueza”; Chávez no era un autor, dejó sólo una ínfima obra escrita, lo demás son cosas escritas por otros, principalmente piezas legislativas que Chávez pudo haber inspirado, pero que no escribió.
Lo que sí dejó, y en abundancia, fueron discursos, la mayoría no previamente escritos y producto de la improvisación, y muchas de sus intervenciones en televisión y radio eran parte de esa indetenible e inconexa verborrea, que padecía y nos hizo sufrir como audiencia de sus infames “cadenas”; ese material fue posteriormente transcrito y “corregido”.
Dice el documento que Chávez fue depurando su concepto de democracia, de democracia revolucionaria y socialista, que debe tratarse de unas formas muy particulares y distintas al concepto de democracia formal que se conoce en occidente, nunca las define.
Explica el autor de este documento: “En múltiples oportunidades El Comandante se refirió al Partido, a nuestro PSUV en construc¬ción, en forma de crítica muy severa porque esperaba de él, en tanto que expresión del Pue¬blo Organizado…”. En este texto se evidencia uno de los primeros intentos de “confundirse” con el pueblo, que es una de las manías más notorias de los socialistas, los cuales, en su afán totalitario se apoderan del concepto y la naturaleza del pueblo, encarnándolo de manera exclusiva y en detrimento de cualquier otra expresión; es una forma de decir: “o eres socialista o no eres del pueblo”.
Y aquí, en apenas el principio, aparece una de las grandes falacias que estos revolucionarios alimentan y creen; en el punto 1, titulado “Legado de Chávez” dice: “La revolución que surge con la fuerza del pue¬blo es un hecho histórico, porque está asociada a la acumulación de conciencia, que se repro¬duce por la lucha de clases a lo largo de los pro¬cesos ocurridos en la humanidad.”
CON INTERESES DETRÁS DEL “INTERÉS SUPERIOR”

Debo hacer varias observaciones, hay una rica veta de autores, sobre todo de historiadores y filósofos, que han estudiado las revoluciones en el mundo, que coincide en la opinión de que la gran mayoría de las revoluciones nace a partir de un grupito de incitadores con intereses específicos, no son masivas, las revoluciones que triunfan lo hacen cuando al final de las mismas, crecen y conforman una masa crítica suficiente, para prevalecer sobre una mayoría expectante, y muchas veces indiferente a los acontecimientos, que acepta calladamente los resultados de la revolución.
La acumulación de conciencia, en una clara referencia a la conciencia colectiva, es un concepto reiterativo que usan y que simplemente no existe; no hay conciencia colectiva, lo que hay es muchas personas conscientes de algo, pero que exista algo allá afuera, diferente a las personas, y que ese algo tenga una consciencia, es pura paja, por lo menos, científicamente indemostrable. Eso sí, los que escribieron este documento quieren hacernos creer que esa consciencia colectiva reúne, o se alimenta de todas esas revoluciones anteriores y va creciendo.
En cuanto a la lucha de clases, que forma parte de la teoría marxista, con la que explican el porqué de los cambios históricos, es apenas una de las variables, no la única, que modernamente se toman en cuenta al momento de examinar las causas de la violencia social y las reformas que de ella se derivan.

BAJO UNA COMPROMETIDA VISIÓN DE LA HISTORIA

Seguidamente, se adentran en una muy deficiente comprensión de los sucesos históricos del descubrimiento de América, que ellos llaman “la invasión”, “la explotación” y “la colonización del Imperio del Reino Católico de España”. Empiezan a aplicar una serie de conceptos marxistas que nada tienen que ver con los hechos históricos, empezando porque dicen que en las relaciones de producción de aquellos tiempos pre-capitalistas, eran ya conscientes sus promotores de la plusvalía, de la maximización de las ganancias y la transculturización para crear una infraestructura y una superestructura capitalistas… lo que quiere decir que, 300 años antes que Marx, ya Fernando e Isabel eran tan capitalistas como Rockefeller o los Bush, por lo menos en sus intenciones.
Continúan enredándose con el asunto de que los capitalistas lo que buscan es apoderarse de los recursos naturales estratégicos, por medio de la propiedad privada y del exterminio de seres humanos y culturas. Luego caen en la afirmación de que nuestro patrimonio cultural histórico es básicamente antiimperialista, razón por la que nuestra geopolítica ha sido fundamentada en la dualidad del robo vs. Defensa de nuestros recursos naturales estratégicos, desnacionalización vs. Nacionalización, capitalismo vs. Socialismo.
Luego de este malabarismo histórico caen en la acusación: “Venezuela ha sido víctima de la injerencia de los imperialistas España, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos, además de invasiones militares y de diezmar a los pueblos autóctonos indígenas; han alimentado gue¬rras fratricidas; el robo de parte de su terri¬torio; deudas impagables; planes económicos generadores de pobrezas; privatización de los recursos naturales estratégicos; transcultura¬ción por la vía del consumismo, individualis¬mo, violencia, separatismo, pérdida de valores autóctonos, entre otros.”
Para este momento de mi lectura, ya entiendo porque el país está tan confundido, no se menciona para nada a los cubanos, a los chinos, a los rusos y bielorrusos, a los brasileños… pero se entiende, éstos son “amigos”, “camaradas”, esa visión de la historia, como resultado de la explotación y el dominio, la utilizan para justificar las teorías de la liberación nacidas en la Revolución Cubana.
Acto seguido, mencionan una serie de eventos históricos, que tienen que ver con supuestas revoluciones en nuestro país, para caer en una “síntesis” de acumulación de conciencia que lo que ha hecho es institucionalizar la nueva legalidad de la Revolución Bolivariana… y apenas vamos por la página dos, de un documento de 34 páginas, a doble columna, llenas de pura incoherencia y afirmaciones “al boleo”.
PARA JUSTIFICAR EL ESTADO COMUNAL

El documento sigue con una serie de imprecisiones sobre la “obra” de Chávez, recordándonos que: “Su principal desafío es hacernos libres definitivamente con la concreción de la revolución económica, su aporte esencial es la estrategia de la construc¬ción del poder popular por medio de las comu¬nas productivas desde la concepción socialista, que establezcan el Estado Comunal.”
Y es en este momento que entramos en territorio desconocido y peligroso, creo que lo fundamental es el contenido económico del documento, y parto con una cita de Chávez incluida como fundamental, que trata sobre lo que los chavistas tienen que hacer con el país desde el gobierno, dice Chávez, hablando de su programa para el socialismo: ““Este es un programa que busca traspasar “la barrera del no retorno.” …La coherencia de este Programa de Gobierno responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obli¬gados a traspasar la barrera del no retorno, a ha¬cer irreversible el tránsito hacia el socialismo….”
En realidad lo que estaba diciendo era que había que acabar con nuestro sistema económico financiero, destruir nuestro aparato productivo, de forma tal que el país quedara en la inopia, que fuéramos todos tan pobres, y Venezuela quedara tan arruinada, excepto por los dueños del petróleo, para de esta manera no tener otra opción que el sistema comunal y el dominio del estado sobre la sociedad.
¿Pero qué es ese sistema Comunal? He allí el verdadero problema, ninguno estos chavistas sabe de qué habla cuando dice querer sustituir el sistema económico capitalista, al que a cada momento jura destruir, aunque nos haya funcionado, bien que mal, por tanto tiempo, por el comunismo.
El sistema comunal que presentan no tiene ni pies ni cabeza; luego de una larga lista de desaciertos, errores y fantasías sobre el capitalismo, en la que se reúnen todos los lugares comunes de las denuncias aparecidas en los libros de comunistas, que niegan el libre mercado, y luego de explicar la gran conspiración mundial contra Venezuela por parte de los EEUU y la mentada Guerra Económica, que nos tienen aplicada para destruir la revolución, se adentran en el pantanoso mundo de cómo van a solucionarnos el problema económico.
SIN MENCIONAR LA BOLIBURGUESÍA

Es interesante que, por ningún lado, aparece una sola mención a la boliburquesía, que se ha instalado en el país y que ahora son dueños de la mayor parte de las empresas productivas, que son su propia gente, adinerada vía la corrupción y el delito. En el texto se siguen refiriendo a una burguesía capitalista, que ya no existe, que la han acabado y expulsado del país, transpiran hipocresía por los poros, ya que hay un liderazgo chavista acomodado en esa nueva burguesía, jugando el mismo juego capitalista desde el poder, ya que muchos de esos nuevos empresarios son hoy dirigentes principales del PSUV, y son los nuevos dueños de fábricas de productos alimenticios, de cadenas de farmacias, de centros comerciales, de medios de comunicación, de bancos y compañías de seguro, etc.  Pero obviemos esa verruga, y sigamos.
En su primitivo mundo, los chavistas ven a la sociedad venezolana compuesta por solo dos grupos: los trabajadores asalariados, que son la gran mayoría, y los propietarios de los medios de producción, la minoría explotadora; para ellos, el estado empresario no tiene vela en este entierro, aunque se trate del empleador más importante del país, pero lo ignoran. Sobre esta base montan la lucha de clases y la importancia del sector obrero al que tienen tomado por los testículos y hacen con el lo que les da la gana, al punto que les han impuesto “sindicatos bolivarianos”, afectos al patrono, para que “defiendan” sus derechos laborales.
Hablan de la enorme inversión que ha hecho la revolución en el área social y de cómo los avances del “pueblo”, que ahora disfruta de una mejor calidad de vida, son innegables… luego de esa “mentirilla” se refieren al Sistema Financiero Nacional Bolivariano, como instituciones con una óptima captación del ahorro y canalización de créditos al sector productivo; la verdad es que detrás de la fachada de todos esos bancos públicos existe una enorme corrupción, que apunta a todo lo contrario de lo que el documento alega, es en esas instituciones donde el dinero de la renta petrolera se diluye por los caminos verdes, algunos devinieron en enormes lavadoras de dinero sucio, como no existen controles ni auditorías, los bancos del estado son simples taquillas para los grandes negociados cambiarios y de asignaciones de cupos de divisas, otro practicado “vicio capitalista”, pero nada de esto se menciona.
OBVIANDO EL MERCADO

En muchos de estos documentos se afirma que el trabajo productivo es importante para el socialismo, pero es un productivismo asentado no en el rentismo o acumulación de capital, sino en función social, paralelamente establecen la necesidad de crear nuevas medianas y pequeñas empresas, con un desarrollo tecnológico propio, con bajos costos de producción, mínimo impacto ambiental, imbricadas en una planificación estatal para la satisfacción de las necesidades del pueblo, donde el valor de los bienes y servicios sea asignado, no por el precio de mercado, sino por su uso.  Cómo, quién, cuándo y dónde se establece ese valor de uso, no lo explican.
En resumen, esta gente no tiene la menor idea de qué hacer con la economía del país una vez que acaben con el capitalismo, van para atrás y para adelante como el cangrejo; los boliburgueses viven en el capitalismo salvaje más primitivo que existe, pero quieren que el pueblo viva como los recolectores y cazadores del neolítico; hablan de convertirnos en una superpotencia mundial pero ya ni siquiera tenemos luz para alumbrarnos.
Esta visión de la economía presenta grandes interrogantes, la experiencia en los sistemas socialistas en Europa y Asia han demostrado que la fórmula es inoperante, porque lleva directamente a la ruina y al empobrecimiento general de la población; cuando el estado interviene de manera tan decisiva en la economía, el sistema productivo empieza a hacer aguas, no hay eficiencia, no hay planificación, no hay maneras de asignarle valor a las cosas, todo se retrasa, o se pierde, no llega a donde tiene que llegar en su momento preciso, se genera escasez, los mercados negros se multiplican, se alienta la inflación, se nutre la corrupción…
PARA REGRESAR A LA PREHISTORIA

Sabiendo esto, ¿Por qué insisten en ese modelo? De manera criminal, el documento expresamente señala que lo que el país debe hacer es amoldar su cultura de la necesidad a la capacidad del aparato productivo, volver a los patrones de vida originarios de nuestra cultura aborigen, es decir, vivir como lo hacían los indios antes de la llegada de Colón; nos pide no compararnos con otras economías más evolucionados sino vernos con “ojos propios”, sin imposición de culturas consumistas ni inversiones que signifiquen privilegiar intereses foráneos, en pocas palabras, encerrarnos en una burbuja, desconectarnos del mundo, acostumbrarnos a la escasez y sobrevivir como hacían los aborígenes, mientras los que nos gobiernan viven como ricos.

La salida económica que propone el PSUV está tan alejada de la realidad y de la verdadera naturaleza humana que, simplemente, es una burla a la inteligencia; pero lo que más asusta de ese escenario es que se ha venido cumpliendo de manera inexorable. La razón ha sido desterrada de nuestra economía y, en su lugar, existen una serie de consideraciones sentimentales, ideas primitivas y creencias mágicas, que parecen propias de un aquelarre y no de una sociedad moderna.

Lo que se está discutiendo en el III Congreso del PSUV, bajo el lema del Socialismo del Siglo XXI, es volver a tiempos precolombinos, al más abominable incanato, es el plan de dominación más absurdo y patético del que se tenga memoria en la historia de las ciencias sociales. Si no me creen, lean – yo traté de ahorrarles el mal momento - los documentos que ellos llaman “fundamentales”. Estamos en manos de una partida de orates irresponsables. –

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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