Es
poco probable que a alguien se le ocurra discrepar, que hoy en día el mejor
recurso que tienen las naciones para crecer y desarrollarse es la educación. La
globalización, que ya se ha venido dando en otros momentos de la historia de la
humanidad, tiene la extraordinaria peculiaridad, que hoy pone al alcance de
cualquier ser humano el conocimiento de
la ciencia y la tecnología, porque vivimos en esta nueva era jamás sospechada
en épocas pasadas.
Desarrollar
habilidades, competencias y talentos está al alcance de todos. Podemos hacer
que nuestros niños y jóvenes aprovechen para su propio beneficio y la de su
comunidad todas estas posibilidades. Solamente un mal gobierno como el que
hemos tenido en estos últimos 15 años o la indiferencia del resto de la
sociedad pueden frustrar tan promisorio futuro.
Es
decir, solamente los venezolanos podemos impedir que nuestros hijos y nietos
tengan una vida digna, llena de oportunidades y plena de realizaciones. Sin
embargo, el desarrollo de conocimientos, habilidades y competencias no es el
único ni tan siquiera, probablemente, el principal desafío que tiene el sistema
educativo venezolano
.
Collin
Powell, en su “Leadership Primer”, ya advertía a todos, sobre todo a
empresarios y emprendedores, de lo insuficiente que resulta la “capacitación” y
de lo fundamental que es la “formación”. Decía: “Puedes entrenar a un novato
entusiasta e inteligente en los fundamentos de tu negocio, pero es mucho más
difícil entrenar a alguien para que tenga integridad, buen juicio, energía,
balance y el entusiasmo para hacer lo que debe hacerse.
¿Cuán
a menudo nuestros procesos de reclutamiento buscan estos atributos? Más a
menudo, los ignoramos a favor del currículum vitae largo y los títulos
anteriores, cuando lo verdaderamente importante es saber cuán bien encajan sus
valores con los de la organización.
La
educación es un proceso permanente e inacabable. “El proceso de vinculación y
conciencia cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las
nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta,
modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando
además otros nuevos”.
Se
le atribuye a Napoleón –por eso se la conoce como “la cadena de oro de
Napoleón”– la siguiente frase: “Buenos maestros hacen buenos ciudadanos, buenos
ciudadanos eligen buenos gobernantes, buenos gobernantes designan buenos
maestros, buenos maestros hacen buenos ciudadanos…”, y sigue la cadena. Esta es
la clave, definir qué es ser “bueno” para definir el tipo de sociedad en la que
queremos vivir.
Cuáles
son los valores y los principios que condicionan nuestra conducta individual y
caracterizan a nuestra sociedad venezolana. ¿Se premia o desprecia el
conocimiento? ¿Se aprecia o desprecia al que se esfuerza, al honesto, al
dedicado, al que respeta las leyes y las reglas de la sana convivencia o, por
el contrario, se los margina y se potencia al apresurado, al inepto, al
mediocre o al inescrupuloso?
Cuesta
creer, que lo que aspira el ideologizar a niños, adolescentes y jóvenes con la
doctrina comunista, pueda dedicarles un tiempo a las cosas verdaderamente
importantes y se ocupe del, probablemente, más importante de los asuntos de
Estado: la educación que debería ser su bandera primordial.
Que
este gobierno que se dice socialista-comunista y revolucionario, en su calidad
de corresponsable de la educación de sus
hijos y de nuestros hijos y nietos que van a escuelas, colegios y
universidades, tome conciencia, que tiene el poder para enmendar y reencauzar
el proceso en la educación venezolana tan deteriorado en calidad y excelencia,
para cumplir con nuestra obligación con la generaciones futuras.
Es
deseable y conveniente que no persista en el error del socialismo-comunismo de utilizar el
sistema educativo con propósitos políticos electoralistas como lo hicieron con
las llamadas misiones educativas: Robinson, Ribas, Sucre y el parapeto de UBV
.
Ante
la crisis, el remedio es único; no hay otro: es la educación. Pero cuando la
enfermedad está en el remedio, tenemos la peor de las crisis. La educación en
Venezuela está contaminada con el fulano socialismo-comunismo a la cubana con
elementos removibles. Es lo que hay que hacer: eliminar los elementos contaminantes
y recomenzar la gran tarea.
Esta
tarea recae fundamentalmente en los padres, maestros, profesores, pero, sin
duda alguna, también en toda los sociedad venezolana, para evitar que se siga
con la tendencia de manipular la educación en beneficio de muy pocos,
extremadamente pocos, y en detrimento de extremadamente muchos.
Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito
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