Ante
un gobierno ineficaz y una oposición errática queremos un país que funcione.
La
inmensa crisis en que está sumergida Venezuela amerita propuestas que tiendan a
presentar alternativas de solución que de ponerse en práctica generarían un
país viable hacia el bienestar en libertad.
El
problema básico es la ingobernabilidad. Estamos ante un gobierno que no
gobierna pues dedica todo su tiempo a la política y al palabreo inútil en
interminables palabreos utilizando para ello el uso y el abuso de una hegemonía
comunicacional que ha vulnerado las libertades de información y de expresión
hasta los límites de la censura y la autocensura de los pocos medios que se
defienden de esa verborrea incesante.
No
hay republica pues es inexistente la independencia de los poderes públicos en
un régimen convertido en un partido político que controla de manera total las
instituciones destinadas a gobernar, legislar y proteger a la ciudadanía. Todo
ello en un marco de corrupción, la mas
alta de America, que ha creado una
nueva oligarquía poseedora de la riqueza nacional de la cual dispone a su
antojo y en atención a sus intereses personales y geopolíticos.
Estamos
ante una cruda realidad social que condena a los más pobres a vivir de las
dadivas del populismo clientelar con la manifiesta intención de mantenerlos
como votantes para conservar, mediante sufragios amañados, la máscara de democracia con la cual se
cubren intenciones totalitarias y de permanencia indefinida
en el poder.
Existe
una clase media en depauperación continuada ante las inconstitucionales medidas
contra los pequeños y medianos propietarios para el uso y disfrute de sus
bienes, muebles e inmuebles y pequeños comercios, adquiridos mediante un esfuerzo
familiar.
El
pais vive una inseguridad inmisericorde, una inflación galopante, amenazado por
la expropiacion y un desabastecimiento que obliga interminable colas para
acceder a una cesta básica siempre signada por precios crecientes y la escasez.
Un
parque agro industrial destruido por expropiaciones ilegales que han mermado de manera importante la producción
nacional pues las empresas expropiadas no han podido alcanzar los límites
mínimos de funcionalidad.
Una
economía signada por centralismo, la
monoproduccion, el control de cambio, el control de tasas de interes, control
de precios, desplazamiento del sector privado por el sector publico ante la
Inflacion mas alta del planeta.
Una
empresa petrolera en manos inexpertas que ha bajado ostensiblemente sus posibilidades
de autoabastecimiento y exportación de un país mono productor que se defiende a
duras penas mediante una economía de puertos importando de manera asistemática
bienes y servicios.
Una
educación que no educa pues se dedica a la ideologización de las nuevas generaciones haciendo omisión
de la formación de valores posiivos y de las bases curriculares necesaria con
una adecuación pertinente de lo que se enseña y lo que el país necesita para su
desarrollo.
Un
fascismo autoritario con máscara socialista que en usufrutuo de los ingresos
petroleros ha instalado un centralismo donde muy pocos ostentan el poder y
otros piensan que tienen algún tipo de poder a punta de falsa retórica.
La
crisis de la salud se hace insostenible ante el deterioro de los centros de
atención, la falta de insumos y medicamentos lo que nos hace vulnerables ante
el ataque de las enfermedades y epidemias que reaparecen por la negligencia
existente.
Por
ello es un deber comprometernos por restablecer las libertades conculcadas,
defender los derechos de propiedad, los derechos individuales y propender hacia
un estado federal descentralizado en el cual el gobierno se ocupe del orden, la
seguridad, la justicia y la infraestructura y en donde la responsabilidad del
desarrollo regional, estadal y municipal recaiga en los ciudadanos en procura
de un ascenso social de todos con la
creación de oportunidades para el desarrollo individual y colectivo en lucha
frontal contra el desempleo mediante la reactivación del parque agro industrial
que garantice la seguridad social y familiar de todos.
Es
urgente gestionar el fortalecimiento de la clase media mediante programas de
apoyo a los emprendedores para la constitución de pequeñas y medianas empresas
que brinden bienestar a quienes las dirigen
y a los que coadyuvan a la creación de bienes y servicios.
Debemos
agenciar la vuelta de la meritocracia en todas las instancias y muy
especialmente a la industria petrolera nacional cuyos beneficios
deberán ser para todos mediante participación accionaria y equitativa.
Combatiremos
por la vuelta a una educación de calidad con alta pertinencia a los
requerimientos nacionales, con programas correlacionados con los conocimientos
de la contemporaneidad y a la cual tengan acceso todos los venezolanos de
acuerdo con sus preferencias y si más
limitaciones que las derivadas de sus diferencias individuales.
En
resumen, hay que batallar por un país que funcione en beneficio de todos sus
habitantes.
Carlos
Padilla Carpa
carlos.padilla.carpa@gmail.com
@chino121
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