Gran polémica han
causado las recientes declaraciones de la Secretaria de Estado adjunta, Roberta
S. Jacobson, cuando a la pregunta del Senador Robert Menéndez de que si
“miembros de la sociedad civil que están en negociaciones han pedido no imponer
sanciones”, ella respondió "la respuesta es sí. Sí nos han pedido a
nosotros no imponer sanciones en este momento”.
La MUD, que es la que está
negociando, negó que ellos lo hubieran solicitado. Seguramente ambos tienen
razón y solo “algunos” de ellos fueron los que se acercaron a los
norteamericanos. ¿Quiénes serán esos personajes? ¿Y por qué es a ellos que
Jacobson le hace caso? En cualquier caso esto es grave.
El argumento es que sancionar ahora, hace que el enemigo se resienta y se dificultan las negociaciones. Pero en este argumento se olvidan muchas cosas.
Comencemos
diciendo que el tema de sanciones por violación de DD.HH. es un tema universal.
Todos los gobiernos se han comprometido a defenderlos y mejorarlos. Claro el
nuestro no solo los viola masiva y sistemáticamente sino que no hay instancias
donde recurrir para defender nuestros derechos pues el sistema judicial
venezolano está sometido al régimen y
nos han sacado de la Corte Interamericana de DD.HH.
No es que EE.UU.
deba convertirse en el juez internacional de estos y otros casos temas. No es
su papel. Sería muy pretencioso. Pero los países tienen todo el derecho poner
restricciones para el ingreso y permanencia de personas naturales y jurídicas
extranjeras en su territorio. Y eso es lo que harían, como hace el régimen o
cualquier otro país que otorga y quita visas y prohíbe o estimula la presencia
de empresas y negocios en su territorio.
Lo que más me
preocupa es que esta petición de “algunos de la MUD” –diremos, en espera de
nombres- no solo da señales confusas al nivel internacional sino que se han
perdido dos cosas.
Primero prestigio pues muestran estar dispuestos a negociar
con la violación de los DD.HH. de los venezolanos.
Y segundo, capacidad de
presionar pues de imponerse las sanciones solo un nuevo gobierno, que asegure
una condena local, podrá negociar que los señalados puedan salir de esa
ignominiosa lista.
Mientras se “negocia” el régimen no ha tenido piedad para seguir atacando a los estudiantes. Pero han logrado que la única acción punitiva internacional sea congelada, con lo que quizás podrá convertirse en innecesaria. Tendrán oportunidad de camuflar sus negocios o moverlos a otra parte. Y si quieren ir a Disney, irán al de París.
Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
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