¿Qué es para los venezolanos la pobreza? ¿Qué te sale de
la mente cuando piensas en la pobreza de uno u otro compatriota? ¿Qué opinarías
tú, de lo que estarían pensando muchísimas personas, quizás, familias enteras
de nuestro país que no pueden, ni han podido por la escasez de ingresos hacerle
frente a los gastos indispensables de su hogar y de la casa?
¿En qué crees tú qué pueden estar pensando igualmente,
aquellas madres, muchísimas madres
venezolanas que se rebuscan de cualquier manera en ilegales puestos de
trabajo establecidos en andenes de los espacios públicos, para poder
cotidianamente lograr estirar el poco dinero que se gastan para la comida
diaria de los suyos.
¿En qué estamos
pensando los venezolanos de las distintas regiones del país, de aquellos niños,
jóvenes y adultos que desde hace varios meses no prueban un bocado de comida
buena o saludable, ni aun de comida básica, chatarra o económica? ¿Qué crees
tú, que piensan los jóvenes universitarios, cuando observan a sus vecinos,
padres de familia profesionales que están trabajando, pero el dinero no les
alcanza para nada, lo cual no les permite vivir adecuadamente como debe ser?
No podemos equivocarnos más, sin duda
alguna, estas complejas situaciones y cuestionamientos que expreso en este
artículo existen en cada uno de nosotros
en nuestra ciudad, en nuestro barrio, en nuestro Distrito y más aún en los
pueblos y en todo el país.
Ahora bien, que crees tú que siente una persona en
situación de pobreza o en cualquiera de sus formas; pues bien, estoy segura que
produce varias emociones que hacen sentir en el hombre o en la mujer, ya sean
jóvenes o adultos, varias formas de desesperación, frustración, rabia, ira, indignación,
sufrimiento, dolor, depresión, humillación, desaliento, desconsuelo, odio,
furia, cólera, hostilidad, amargura, rencor, sentimiento de venganza, y quien
sabe cuántas más…
Evidentemente todos sabemos que la pobreza es un tema de problemas muy graves
y donde existen varios motivos muy
complejos. Por ejemplo, la pobreza no te permite de ninguna manera progresar,
ni mucho menos crecer, ni vivir tranquilo en completa paz y armonía.
Vivir en un estado de pobreza es habitar como en el
infierno, vivir en el infierno esperando recibir en cualquier momento un
ingreso económico, seguramente muy temporal. Vivir en la pobreza, es esperar
desesperadamente te corten los servicios públicos impagados. Vivir en la
pobreza es lidiar continuamente el hambre y la falta de provisiones de nuestros
seres queridos. Vivir en la pobreza, es anticiparnos a un futuro o porvenir muy
oscuro y arduo, negativo, esquivando cotidianamente acreedores de todo tipo y
por todos lados.
La pobreza igualmente puede determinar una configuración
mental en nuestro futuro y en el de las personas que nos rodean. La pobreza
también genera muchos sufrimientos, estrés y exageradas depresiones. El estrés
es como una gran puerta de ingreso, a todo tipo de enfermedades, sufrimientos y
padecimientos psiquiátricos, autoinmunes o reactivos. Bajo el influjo de la
pobreza y la carencia de posibilidades inmediatas se agudiza y empeora el
estrés, la enfermedad y también las normales relaciones con tus seres queridos
y con tus semejantes.
Con tu descendencia se complica aún más y más, por lo que
estamos traspasando los efectos de la pobreza que vivimos a una generación más
y posterior. Tu círculo social te etiqueta y te expulsa, cambias tus hábitos,
cambias de lugar de residencia a un lugar donde posiblemente te rodee más
pobreza y entras en un círculo tóxico del que es tremendamente complicado salir
y recuperarte
También es cierto y por lo tanto tener muy presente, que
no es igual o no es lo mismo ser pobre, que estar en una situación de pobreza.
Algunas de las reglas del juego de la vida nos conducen en determinadas etapas
a una situación de pobreza. Si revisáramos el precio de los suministros
energéticos, de la vivienda, la concentración de las oportunidades laborales en
las ciudades, los márgenes de beneficio de las empresas, la fuga de capital en
actos de fraude, corrupción, robo y estafa, los costes de la ineficacia
profesional y administrativa o la codicia desenfrenada podríamos tener un
reparto más justo de la riqueza.
Pero lo peor de todo, lo que debemos evitar a toda costa
que exige de nosotros un mayor aguante y una especial tolerancia, es que una
persona en una situación de pobreza o de miseria atacada o herida mortalmente
por este mortal enemigo termine finalmente convirtiéndose en una persona pobre.
Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito
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