En momentos en que Venezuela se ha instaurado un régimen
militar-civil, en el que predomina, desde luego, el poder militar, cuyos
representantes ocupan ministerios, vice ministerios, presidencias de institutos
autónomos y 10 gobernaciones de Estado, y en el que aparece el Presidente
civil, Nicolás Maduro, ejerciendo limitadas facultades constitucionales, el
doctor en Historia, profesor de la
Universidad Simón Bolívar, Hernán Castillo, acaba de publicar un importante
libro acerca de las relaciones entre el poder civil y el militar en la década
de los años 60, época de golpes de estado y subversión guerrillera, derrotados
por la acción conjunta de Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, unidos en el
Pacto de Punto Fijo, que también suscribió Jóvito Villalba, pero lo abandonó
muy pronto.
Para quienes quieran formarse una
opinión más fundamentada de quien escribe este libro, es importante destacar
que Hernán Castillo es también egresado del ¨Defense Planning and Resource
Management Seminar¨, National Defense University NDU,2000. Washsington, D. C.
USA. Master en Seguridad y Defensa Nacional, 1998, Instituto de Altos Estudios
de la Defensa Nacional, IAEDEN, Caracas, Venezuela. Egresado del Center
Hemisferic for Defense Studies CHDS en cursos sobre Terrorismo y
Contrainteligencia.
Sólo en las 4 décadas
de gobiernos democráticos, que van del 58 al 98, se puede observar una política
militar dirigida a crear una institución armada garante del sistema democrático
y defensora de la soberanía nacional. Sin embargo, no obstante que la mayoría
de los integrantes de las Fuerzas Armadas Nacionales respetaron y apoyaron el
gobierno civil, no se produjo un verdadero y total control del poder militar
por el civil, como impera en los países desarrollados y civilizados del mundo
de hoy.
La cultura libertaria no forma todavía en la conciencia de los venezolanos, civiles y
militares, un conjunto de valores civilizatorios que hagan de la relación entre el poder civil y
el militar, un hecho de la cotidianidad democrática, aceptado por unos y por
otros. Por lo contrario siempre ha existido una conducta conspirativa en
importes sectores de la Fuerza Armada, tendente, a utilizar las armas de la
nación para asaltar y apoderarse del
gobierno, en la creencia de que ellos son capaces de conducir la
administración pública con eficacia, como se maneja un cuartel. Incluso hay
civiles que estimulan la conspiración en abierta violación del Estado de
Derecho.
De la investigación que realiza Hernán
Castillo de las relaciones del poder
militar y el civil, se desprende que es necesario un debate sobre el tema, que
tenga entre sus prioridades la educación civilista y democrática, no sólo del
militar sino también del político civil que ve en la acción inconstitucional de
los hombres de armas, un aliado para violar el Estado de Derecho.
En una breve reseña
sobre un libro de singular importancia para el presente y futuro del país, hay que destacar la jerarquía que el
autor les asigna a los militares desde el punto de vista profesional y
constitucional.
Juan Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila
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