Bs. 17.572 = 5,4 salarios mínimos. Ése es el precio de la Canasta Básica Familiar de marzo de 2014, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), cuando en marzo de 2013 fue de Bs. 9.670. Un brutal incremento a 182% en un año, que refleja el alza en los precios de seis de los siete grupos que integran la canasta (alimentos, vestido y calzado, higiene personal y limpieza del hogar, educación, vivienda y salud), aumento que presagia una inflación acumulada no menor al 70% para 2014, en una economía dirigida por alucinados personajes, empeñados en aplicar modelos repetidamente fracasados dondequiera que han sido empleados.
Tradición del 1º de Mayo, Día Internacional
de los Trabajadores, ha sido la del anuncio presidencial de aumento salarial
que este año, a juicio de voceros sindicales, debería superar el 100% para los
14 millones de personas que constituyen la fuerza de trabajo del país, de los
cuales 8 millones sufren por causa de desempleo, subempleo o trabajo precario.
¿Qué ofrecerá el régimen a esa masa de trabajadores para cumplir con la Constitución? ¿Migajas del festín de un millón de millones de dólares dilapidados en 15 años de borrachera delirante de un poder que quiso ser galáctico, mientras empobrecía a su propio pueblo?
Consciente del poder de la organización
sindical, el régimen ha buscado dinamitarla con la creación de sindicatos
paralelos convertidos en fuerza de choque contra los trabajadores; ha frenado
unas 345 convenciones colectivas en la administración pública; ha congelado la
discusión del contrato marco, que ampara a 1,2 millones de trabajadores de la
administración central, bajo la excusa de que los sindicatos no han hecho
elecciones, entorpecidas por el propio régimen; ha acumulado unos 20 millardos
de dólares en pasivos laborales.
A la vez, el régimen criminaliza la protesta,
atenta contra la libertad sindical y añade un elemento de terror al someter a
más de 1.200 directivos sindicales a regímenes de presentación ante los
tribunales, por el solo hecho de cumplir con sus funciones sindicales; entre
ellos, el sindicalista Rubén González que para el momento en que esto escribo,
espera la última audiencia de su juicio para el 23-4-14. (*)
No obstante, los tiempos van cambiando.
Cansados de tanta arbitrariedad, importantes sectores de la sociedad han
comenzado a reaccionar. El movimiento sindical no es excepción: el pasado 1º de
abril se produjo, por primera vez en años, una reunión de dirigentes laborales
para luchar por el libre ejercicio de la actividad sindical y gremial. Esfuerzo
digno de encomio, porque sólo con unidad resurgirá un movimiento brioso de
trabajadores que junto a otros sectores, acompañe el despertar de la nación
hacia ese destino luminoso que nos espera, si sabemos conquistarlo. Un augurio
para este 1º de Mayo.
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(*) Ayer, 23-4-14, luego de casi 5 años de
acoso judicial por mano del régimen, se otorgó libertad plena a Rubén González.
La justa causa de los trabajadores se reivindica con esta lucha y esta decisión
que rompe el acoso del régimen.
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Gioconda San Blas
gioconda.sanblas@gmail.com
@daVinci1412
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