De
la entrevista que le hiciera la excelente periodista Macky Arenas al Dr. Germán
Carrera Damas resalta, a través de su referencia a la labor que por todos los
venezolanos viene desarrollando María Corina Machado, el concurso histórico de
la mujer venezolana, recalcando que ”no puede haber sociedad democrática con
segregación de la mujer”
Más
claro no canta un gallo, a la MUJER VENEZOLANA le llegó la hora de conducir los
destinos de nuestra gran PATRIA, nuestro gran HOGAR que es VENEZUELA, desde la
más humilde MUJER y MADRE, a quien el
Cardenal José Humberto Quintero incluyó como una de las pertenencias más
valiosas del ALMA de la PATRIA, expresando que: "Al alma de la patria
pertenece la madre que le da ciudadanos y pone en sus labios las primeras palabras
y en sus corazones las primeras semillas de virtud y les enseña a balbucear los
nombres de Venezuela y de Bolívar, a amar la Bandera y a preludiar las
vibrantes notas marciales del "Gloria al Bravo Pueblo"
La
mujer venezolana, en democracia, se ha venido quitando los grillos que, la
sociedad por herencia aborigen e imposición de los conquistadores, le
impusieron para convertirlas en máquina reproductora muchas veces obligada por
la exigencia sexual del amo.
Hace
menos de 60 años todavía la mujer venezolana se dirigía verbalmente a su esposo
por el apellido y de paso, perdía el suyo y pasaba a ser identificada como la
Señora de “Fulano de Tal” y, si su esposo era un militar, en ese mundo no sólo
perdía su propio apellido sino que en sus relaciones era sólo conocida como la
esposa del Capitán, del Mayor, del Comandante o del General, lo cual dentro del
ambiente le daba cierto nivel de autoridad según la jerarquía de su esposo
También,
para esa época, con sus muy individuales excepciones, era casi imposible para una mujer venezolana
el compartir y competir en profesiones que, hoy no nos explicamos, estaban casi
en su totalidad reservadas para los hombres. La mujer venezolana, en su
mayoría, estaba reservada, en primer lugar y paralelamente a su natural
“profesión de madre”, para los servicios propios de su hogar o como “cachifa”
en otros hogares o comercios; también eran para su reserva los oficios de
secretarias, enfermeras y monjas. Casi imposible encontrar a comienzos de los
años cincuenta a mujeres venezolanas ocupando un cargo de ingeniero, contador
público, administrador comercial o laboratorista en una gran empresa, pública o
privada.
Con
la masificación de la enseñanza a partir de la conquista de la democracia en
Venezuela, comenzó una fuerte corriente de ingreso de mujeres a las carreras
universitarias de ingeniería en todas sus ramas, medicina, psicología, arquitectura, bioanálisis,
comunicación social, contaduría, administración, odontología, agronomía y,
veinte años después, años de los ochenta, su invasión a todo lo relacionado con
computación. Nos recordaba el Dr. Carrera Damas que “una de las medidas más
extraordinarias que se tomaron en este país fue reconocer los derechos
políticos a la mujer. Eso significó duplicar –y más que duplicar- la demanda
social pues la mujer se incorporó a la vida civil”. Aprovechamos el espacio
para agradecer lo mucho que le correspondió a esa otra gran mujer venezolana,
Mercedes Pulido Briceño
La
mujer venezolana demostró “que sí podía y lo pudo”
Hoy,
debemos reconocer el gran valor de esos millones de “diamantes sin pulir, que
teníamos marginados y su altísima capacidad para ocupar las más altas
posiciones en casi todas las profesiones u oficios que requiere el país. Entre
esas actividades no podemos dejar por fuera a la participación activa de la
mujer venezolana en la política como aporte al desarrollo. No podemos dudar de
la amplia capacidad de la honesta mujer venezolana para formar parte y
sanear organismos como la Asamblea
Nacional, Tribunales, Notarías, Consejo Nacional Electoral, Contraloría,
Fiscalía, Alcaldías, Gobernaciones,
Ministerios, Dirección en Empresas del Estado y, hasta la más
importante, por su nivel y exigencia, la Presidencia de la República.
Estoy
convencido de que, por méritos propios, le llegó la hora, a la mujer
venezolana, de ocupar la Presidencia de la República para la gerencia de la
difícil tarea de lograr el ansiado regreso a la vida democrática y darnos la
protección de Madre a todos los venezolanos.
Desde
ya, nos corresponde al resto de los venezolanos, seguir luchando para
despejarle parte de las piedras que encontrará en su camino. Si lo puede y lo podrá.
Daniel
Chalbaud Lange
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
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