Una frase que me gusta repetir, porque
resulta aplicable en los más variados casos y
situaciones, es la siguiente: es preciso pasar del “a pesar de” al
“precisamente por”. Ella implica simplemente un cambio de actitud ante la misma
realidad, pero generador de muchos bienes.
Me complace sobre manera encontrar en la reciente exhortación
Evangelii Gaudium del Papa Francisco reflexiones y orientaciones, que van en la
misma línea de la referida frase. Las encontramos en la sección donde trata de
“El bien común y la paz social”. Allí ofrece cuatro principios para avanzar en la “construcción de un pueblo
en paz, justicia y fraternidad”; de ellos fijaré mi atención ahora en el
segundo: “La unidad prevalece sobre el conflicto” (226-230). A continuación
sintetizaré el pensamiento de Francisco y luego haré algunas consideraciones
personales.
Dice el Papa: “El conflicto no puede ser ignorado o disimulado”. No puede uno ni dejarlo de lado ni dejarse aprisionar por él: hay que “aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso”. Así “se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, que sólo puede facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda”. La solidaridad hace entonces historia convirtiéndose “en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida”. Este tipo de unidad no implica sincretismo ni absorción del otro, sino que conjuga en un plano superior las virtualidades de los distintos.
Luego de subrayar la acción unificante,
pacificante de Cristo y de su Espíritu, el Papa habla de la superación del
conflicto cuando la diversidad acepta entrar en un proceso de reconciliación,
que hace emerger una “diversidad reconciliada”.
Yo encuentro aquí una lección sumamente
valiosa con respecto al modo de afrontar el conflicto para llegar a una paz
fundada no en pura negociación, sino en convicciones firmes. Podemos decir que el
problema no es el conflicto en cuanto tal, sino el modo de abordarlo. La vida
es un tejido permanentemente conflictivo. Las oposiciones brotan de la existencia de la diversidad de personas,
que inevitablemente con distintas, y se van concretando y especificando con la
diversidad de posiciones que dichas personas asumen.
No es “a pesar de” la diversidad de personas
y de grupos con sus correspondiente talantes y propósitos, por y con lo que hay
que trabajar por la paz, la unidad y la fraternidad, sino “precisamente por”
esa diversidad. Teniendo presente que la paz de una comunidad de personas no se
produce con la masificación y disolución de éstas, sino con su conjugación,
compartir y encuentro. Esa sería la “diversidad reconciliada”.
¿No es verdad que aspiramos tantas veces a
una paz que sea “mi” y no “nuestra” paz?
La unidad prevalece sobre el conflicto. Ha de prevalecer. No “a pesar de”, sino “precisamente por” nuestras diferencias. Es lo que a menudo he simbolizado con la belleza de la polifonía. No hay que olvidar que el Dios único y verdadero es inefable encuentro interpersonal, Trinidad, y que nos creó a imagen y semejanza suya..
ovidioperezmorales@gmail.com
@OvidioPerezM
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Extraordinario, viejo amigo! Me alegra ver que te mantienes en la lucha, AMDG, Gonzalo Palacios Galindo
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