La
lucha que _ muchas veces acompañados de sus padres y abuelos_ libran los
estudiantes, me hace evocar con nostalgia mi época de estudiante en la eterna
UCV. Por supuesto que mi lucha de ninguna manera puede igualar la trascendencia
de la lucha de hoy. Los estudiantes obviamente no son los mismos, tampoco los
recursos ni el sacrificio. En mi época perdieron la vida algunos estudiantes y
como hoy, eso no hizo más que incentivar la candela.
Sin
embargo nunca como ahora, cayeron tantos estudiantes, tantos jóvenes cargados
de futuro y con una claridad que ya quisieran tener algunos políticos.
Personalmente
quiero manifestar mi admiración por esos jovencitos, que con un lenguaje muy
particular y a veces con una gorra de revés emocionan por su tesón,
creatividad, valentía y sacrificio. Ese estudiante, no siempre acompañado por la sociedad civil, es el mismo
que vive y sufre en Mérida, en Táchira, en el Zulia, en Miranda, y en muchos
pueblos y ciudades de Venezuela, a pesar que el opresor de hoy, afirma que
“sólo es una minoría porque la gran mayoría del país, le apoya y está de
acuerdo con la entrega del país a los cubanos”.
Nuestro
estudiante, tiene la misma edad del irresponsable y resentido colectivo que
armado por el gobierno, le dispara en una manifestación pacífica, simplemente
porque recibieron las armas y la orden de un apátrida que ordenó masacrarlo
porque piensa distinto. De un individuo que como loro, nos llama fascista
porque como otros tantos, desconoce el término y la historia.
Nuestro
estudiante tiene la misma edad del
uniformado que armado en forma desproporcionada, se une al colectivo para
cobardemente amedrentarle y maltratarle como demuestra hasta la saciedad la
evidencia documental tomada en cada una de las poblaciones donde los
estudiantes libran tan heroica batalla. Ese uniformado que asesina con
perdigones, tiros y granadas importadas desde España, ignora por fanatismo y
por traidor que ese estudiante es el futuro de la patria.
Nuestro
estudiante, tiene la misma edad de nuestro gloriosos jóvenes uniformados que
fueron sacrificados en Machurucuto por el intento de invasión del sátrapa que
es el mismo de hoy, a quien llaman padre de los últimos dictadores venezolanos.
Ese estudiante tiene la misma edad de nuestros guardias, cuando tenían honor,
que fueron sacrificados en Cararabo por los mismos invasores de hoy.
Recientemente,
le pregunté a un estudiante ¿Por qué luchas hijo? Me contestó “yo lucho mayor,
por mis padres, por mis abuelos y por mis hijos que aún no han nacido? Porque
quiero un país libre y verdaderamente soberano, cuyas riquezas sean invertidas
en la educación y no sean usadas para comprar armamento que no sé en cual
guerra serán utilizados mientras en nuestros hospitales la gente muere por
falta de insumos.
Mientras
las universidades padecen por falta de recursos. Mientras la gente muere porque
no hay medicamentos. Lucho porque mi madre no tenga que hacer largas colas en
busca de un producto que sólo consigue cuando a ellos les da la gana. Yo lucho
mayor, porque no me la calo más. Yo lucho maestro, porque no me quiero ir de mi
país. Yo lucho porque no me da la gana de ser comunista y porque me cago en el
alma de Fidel y de todos sus admiradores”
Muy
emocionado por esta respuesta, tuve la oportunidad poco después, de escuchar a
un amigo que sumamente preocupado por la participación muy activa de su hijo en
la protesta, le llamó la atención y le recomendó, que se quedara tranquilo, que
pensara en que ya tenía familia e inclusive un hijo de corta edad. Entre
lágrimas mi amigo me contó que su hijo le respondió:
“Papá,
nunca olvido que tengo una familia, que ya tengo un hijo y que los amo con todo
mi corazón. Precisamente estoy en esta lucha por ellos, porque no quiero que mañana
mi hijo se tenga que ir de su país o que vivir bajo la opresión de una bota
extranjera. No quiero que mi hijo me recuerde como alguien que no luchó por su
futuro y por su país. Si me llega la mala hora, le cuentas el motivo de mi
lucha. Estoy seguro que me recordará con orgullo en la misma forma como yo amo
y recuerdo a quienes lucharon por mí. Dile que lo amé y que su momento, él
también deberá luchar por Venezuela porque como dijo nuestro poeta, CUANDO LA
PATRIA LLAMA, HASTA EL LLANTO DE LA MADRE CALLA.
Contagiado
por la emoción, sin palabras, me despedí de mi amigo y me prometí orar por su
hijo y por todos los hijos de Venezuela que hoy luchan por su país. Que Dios
les Bendiga y proteja.
Cuando
esto termine, porque tiene que terminar, nos reuniremos todos con los que lo
merecen para juntos, aún con los que disentimos, luchar por Venezuela. Pero, también nos
reuniremos para llevar la justicia a todos aquellos que fueron maltratados, a
los familiares de los asesinados, a los saqueados y los asesinos, violadores de
derechos humanos, corruptos, traficantes, ladrones y traidores a la patria
serán castigados con todo el peso de la Ley porque no habrá piedra bajo la cual
puedan esconderse. Palabra del Buhonero.
POR
EL REGRESO DE LOS EXILIADOS. POR LA LIBERTAD DE LOS PRESOS POLITICOS
¡RESISTENCIA, RESISTENCIA, RESISTENCIA!
¡FUERA LOS CUBANOS DE MI PAIS!.
Iván
Fernández.
Chicho2512@hotmail.com
@chicho2512
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