Las protestas estudiantiles y
ciudadanas reflejan el profundo descontento y frustración que hay en la
población por la alienación que pretende imponer el gobierno a los ciudadanos,
situación que se ha exacerbado en los últimos 15 años.
La ciudadanía protesta contra un gobierno que, ignorando las
solicitudes y reclamos de una inmensa parte de la población, se siente amo y
señor, no sólo de los recursos económicos del país, sino también de las vidas
de sus ciudadanos, y se ha empeñado en imponer en Venezuela, un modelo
socio-económico que esclaviza a los individuos y condiciona su supervivencia a
la sumisión a un grupo que tiende a perpetuarse en el poder. Este avasallamiento por parte del gobierno, que
interviene hasta en los más mínimos detalles de la vida de los ciudadanos, es
prueba de su abierto desprecio por las libertades individuales.
Una solución pacífica para los conflictos que experimenta el país hoy, pasa por un encuentro entre los ciudadanos de distintas tendencias políticas, en búsqueda de un acuerdo en cuanto a los valores esenciales de la sociedad que los venezolanos quisiéramos tener, estableciendo una plataforma mínima de entendimiento común, a partir de la cual puedan lanzarse los distintos proyectos de país, según la visión de cada grupo de ciudadanos. Esa plataforma mínima de valores esenciales, forzosamente tendría que sustentarse en dos conceptos: RESPETO y LIBERTAD. Estos conceptos serían condición sine qua non para cualquier esfuerzo de diálogo.
Esto implica garantizar los derechos humanos y las
libertades individuales y colectivas, en un marco de apego y total igualdad
ante las leyes, lo cual sólo puede ser posible mediante la separación de los
poderes públicos, y la obligatoriedad de los gobernantes a rendir cuentas ante
los ciudadanos, y a responder por sus actos.
La historia ofrece pruebas de que las sociedades cuyos
valores fundamentales son el RESPETO y la LIBERTAD, y donde individuos son y se
sienten responsables de su propio bienestar, logran los mejores niveles de vida para la población como
un todo. Lo contrario sucede en aquellas sociedades en las que los
individuos son sometidos a un gobierno omnipotente que coarta o anula las
libertades.
El país saldrá a flote cuando entienda
que el modelo a seguir es el basado en la libertad, en la responsabilidad
individual, en la formación constante y de calidad, en el uso del ingenio
y las habilidades que cada ciudadano posee y puede desarrollar a plenitud. Un
modelo que tiene como marco central la igualdad de oportunidades ante la ley y
posibilidades para el futuro, y no la servidumbre de un pueblo a un gobierno
poderoso y corrupto que discrecionalmente otorga favores y beneficios a sus
súbditos.
Desde CEDICE Libertad rechazamos la violencia y la represión contra el derecho ciudadano a protestar y demostrar descontento ante la situación precaria por la que atraviesa el país. La Venezuela que debe surgir de este amargo episodio debe ser una Venezuela próspera y moderna, que se desarrollará y permitirá a las nuevas generaciones capacitarse e informarse para sustituir para siempre esa cultura populista y tercermundista que ahoga al país.
PRENSA – CEDICE
Anabel Navarro Camero
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