Cuando
uno expresa en lenguaje coloquial que alguien sufrió un infarto fulminante
quiere decir que la persona no resistió el ataque al corazón y murió en el
sitio.
Fulminar es, según el diccionario, matar, destruir, o aniquilar, de
manera instantánea, a alguien o algo.
Esta reflexión persigue explicar lo que
quiso decir el gobernador cuando mediante un mensaje de tuiter informó que
la Operación “Contra-ataque fulminante”
era para enfrentar a los estudiantes que anunciaban manifestación, lo cual
sería lo ordenado por Diosdado Cabello y ejecutado por las “Unidades de batalla
Hugo Chávez”. Las unidades de batalla, en este caso, no son sino grupos armados
de al menos 50 motorizados, algunos con caras tapadas, que debían iniciar el
ataque. Decenas de heridos y dos muchachas muertas deja el referido ataque
violento del régimen contra los estudiantes y la población desarmada en
manifestaciones de Carabobo. Este es el saldo del anunciado ataque fulminante
del gobernador, que buscaba ser ejemplarizante en el modo de reprimir a los
grupos estudiantiles y a la sociedad civil.
“Ataque fulminante” es una expresión del argot militar que emplea el
gobernador, quien no maneja el lenguaje civil de la democracia.
El
gobernador ve enemigos en lugar de adversarios y tropas insurrectas en lugar de
ciudadanos que vociferan un derecho. Tiene como mentores en su carrera militar,
a un familiar muy cercano aficionado a la historia (que escribe en los portales
oficiales, obsesionado contra el imperialismo y la CIA, al punto de llegar a
plantear que el ataque de las torres gemelas fue provocado por dicha agencia),
y el comandante supremo e intergaláctico: recordemos que cuando éste egresó de
la escuela (el comandante) corría el año
1975, de manera que no es difícil suponer la influencia que ejerció en aquel
joven cadete, ahora gobernador, y quien egresó casi una década después, en
1984. Las pruebas están a la vista. Dos preguntas para finalizar: ¿Por qué el
Plan de Pacificación del que tanto habla Rodríguez Torres no incluye el desarme
de los colectivos? ¿Queda alguna duda de por qué el gobernador utilizó la
expresión “Contra-ataque fulminante”?
Ameliach
en su telaraña.-
El
gobernador del estado Carabobo está atrapado en una telaraña. Ahora busca
culpables para escudarse y exculparse. El pueblo venezolano y el mundo entero
tienen muy claro cuál ha sido su actuación. Sabemos de su inclemencia para
tratar a la disidencia, lo cual lo lleva a perpetrar crímenes so pretexto de evitar
un golpe de Estado. ¡Por Dios Ameliach!
Compórtate como una persona seria. Debido a tu incitación hoy están
muertas dos niñas que tenían un futuro por delante; a Génesis la mataron en la
avenida Cedeño uno de tus pistoleros mercenarios y a Geraldine la mató un
Guardia Nacional con un tiro de escopeta en la cara, de la misma manera como
asesinan los esbirros cubanos.
No
puedo callar esto por lo que atraviesa Venezuela -y en mala hora Carabobo-. No
descansaremos hasta ver resplandecer la justicia. Por ahora, el gobernador de
Carabobo se cobija detrás del abusivo ejercicio del poder dictatorial porque
tiene a su merced a la Fiscalía, y le
ordena lo que le venga en ganas, y, desgraciadamente, le obedecen. Eso no durará
por mucho tiempo. Me podrá amenazar con cárcel y quizás hará que fabriquen
expedientes en mi contra, pero no logrará silenciarme. Cientos de miles de
carabobeños ya lo conocen y están conscientes de lo que es capaz de hacer. Pero
tampoco se callarán, y cada día serán más los que pierdan el miedo para
enfrentarlo en el terreno de las ideas, haciendo uso del derecho constitucional
a la protesta. Le puedo decir, a Ameliach, tiene los días contados como
gobernador y, quizás, como hombre libre. Le recomiendo leer el artículo 7 del
Estatuto de Roma para que lo tenga presente de por vida. Lo que él ha venido
haciendo en Carabobo es atacar sistemáticamente a una población civil desarmada
lo cual constituye un delito de lesa humanidad, y esos delitos no prescriben.
Desfachatez.-
La
noche del sábado leí un tuit del gobernador de Carabobo que decía lamentar la
muerte de Geraldine Moreno y, además, exigirle al Ministerio público dar con
los autores materiales e intelectuales del hecho. ¡Qué bárbaro, qué
caradura! De su tuit del 17 de febrero
se evidencia que él es el autor intelectual, y de acuerdo con todos los
testigos presenciales, fue un guardia nacional quien accionó la escopeta de
perdigones a la cara a Geraldine. ¡Dinos tú el nombre del esbirro guardia
nacional, que salvajemente la asesinó! Como gobernador tienes que saber el
nombre de los efectivos militares que participaron en esa masacre.
No
murieron, a ellos los mataron
Bassil
Da Costa, Robert Redman, José Méndez, Génesis Carmona, Alejandro Márquez y
Geraldine Moreno no murieron. A ellos los mató el régimen. Quienes quedamos en
pie de lucha debemos hacerle honor a su memoria, no desmayando hasta construir
un país mejor. No abandonar las calles y no rendirnos. Pero siempre evitando la
confrontación cuerpo a cuerpo contra los esbirros. Tenemos que tener presente
que los asesinos están en el poder. Nosotros queremos construir un país donde
todos quepamos, donde nos reconozcamos como hermanos, sin importar nuestras
diferencias. No se trata de buscar el poder, sino de construir la Venezuela de
nuestros sueños, la que jamás será posible con los gobernantes que hoy tenemos,
para quienes la vida no vale nada.
A punto
de un desenlace.-
No hace
falta tener la bola de cristal para predecir lo que viene. Maduro está de
salida, y Ameliach también. El desespero del primero lo ha llevado a cometer
muchos disparates que lo terminan de enterrar en el ámbito nacional e
internacional. Condujo al país a una estrepitosa quiebra económica y social.
Imposible recuperar la economía mientras ese señor esté en Miraflores. Hay
fuerzas internas y externas que empujan su desalojo. No es descartable que en
una suerte de buscar oxígeno ofrezca una cabeza de playa y entregue a Ameliach
a la justicia. Le tumbaría una torre a Diosdado Cabello. Tratará de hacer ver
que él es distinto a los que procuran el enfrentamiento. Esta semana será
decisiva para el futuro de Maduro y del país. Adelantó el carnaval, sin
percatarse que el pueblo decidió renunciar a ese asueto y continuar en la
lucha. Veamos cómo comienza la semana que presiento se iniciará con una mega
paralización.
¡Venganza
no, justicia sí!
Detesto
la venganza, pero adoro la justicia. Trabajemos por ella al mismísimo estilo de
Benito Juárez, con lo que tengamos y hasta que podamos. Jamás habrá paz si no
luchamos por la justicia. Justicia por los caídos. Justicia por los detenidos y
justicia por Venezuela.
Seguiré
con este peregrinar. Los dictadores me podrán calificar de lo que se les
ocurra, pero no abandonaré a los estudiantes ni a la sociedad civil en la
búsqueda de la libertad. Si eso es un delito, me declaro confeso. Pero reitero,
no los abandonaré. “Bajo un gobierno que encarcele a alguien injustamente, el
sitio adecuado para una persona justa es también la cárcel”. Henry David
Thoreau
@pabloaure
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