Simón
Díaz, con su prosa, con su música y con su voz, ha colmado un tiempo en el
espacio y un espacio infinito con su tiempo. Su tiempo comenzó en 1928 y a su
espació le dio inicio la garza mora que lo trajo una noche de luna llena y lo
colocó en Barbacoa. Allí comenzó su tránsito y su vivencia; allí comenzó a
sentir que su querencia es el monte, una punta de ganao y un becerrito lindo
como un bebé.
Quédateme un poco más, márchateme un poco menos.
Véteme yendo de modo que me parezcas viniendo.
Vete marchando de espaldas para creer que regresas
-Andrés Eloy Blanco-
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Su
querencia lo llevó a escribir y a cantar las tonadas de las espigas: lirio,
mazorca y palma, y tonadas del becerrero
poniéndole nombre propio a las vacas: Mariposa, Flor de Mayo, Azabache,
Pintaita, Blanca Espuma, Nube de Agua, Luna Llena y Lucerito.
Viajó
por la sabana cabalgando en su rucio paraulato por arroyos, morichales,
esteros, ríos, y montes que lloran; sintió el sol de los venaos, oyendo al toro
cuando pita a la vaca, el bramido del becerro sin madre y al carraspear del
gallo madrugador; viendo al perico en el conuco, a la tórtola que vuela y deja
el nido en el suelo, al colibrí, al
guirirí, al turpial, y al susto de las muchachas cuando pasa un alcaraván; y
protegiendo a la lapa, lapita del hombre
con su arma cargadita.
Enamorado
de la luna, le cantó a la de Margarita y acompañó al loco Juan Carabina
llorando, cuando la luna no ilumina las noches de San Fernando.
Su
fe lo llevó a llevarle una canción a la Virgen del Valle.
Sus
principios, valores y amor por su espacio grande, su Patria, pisando sobre su
suelo, nos dejó cinco mensajes de Un Buen Venezolano, recordándonos aquella voz
que nos decía, que la moral y que la luz son nuestro guía, que nos darán el
despertar de un nuevo día.
Por
último, un canto al amor, al amor viajero, amarrado, con el tiempo contao, sin
fecha ni hora, inesperado y sin culpa de quien está viejo y cansao porque le
sobra la edad y no puede perder la oportunidad, en el poema que como canción ha
recorrido el mundo entero: CABALLO VIEJO.
Venezuela
le ofreció su sabana y, como buen venezolano, ha vivido de ella, para ella y
para todos nosotros.
AL
QUE SE MERECE LA SABANA, QUE SE LA DEN…..CARACHA.
Quédateme un poco más, márchateme un poco menos.Véteme yendo de modo que me parezcas viniendo.Vete marchando de espaldas para creer que regresas-Andrés Eloy Blanco-
A
nombre de todo tu pueblo venezolano: eternamente Gracias, Simón Díaz.
Daniel Chalbaud Lange.
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
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