La
semana pasada ocurrieron muchos hechos importantes en la vida política y
económica del país sobre los cuales me habría gustado escribir. Uno de ellos es
la devaluación disfrazada de la moneda, otra es la medida anunciada por las
líneas aéreas de suspender sus viajes a Venezuela, otra es la acción
descaradamente discriminatoria contra las personas que viajan al estado de la
Florida mediante una asignación de dólares que no alcanza ni para tomarse un
desayuno en Miami, otro tema son las medidas destinadas a silenciar la libertad
de expresión y comunicación mediante presiones y amenazas contra los medios.
En
fin, una serie de medias que ha tomado el régimen para acercarnos cada vez más
al régimen imperante en Cuba cercenando
derechos y libertades fundamentales de los venezolanos. Sobre esos temas han
escrito y opinado autorizados analistas y economistas.
He
optado por escribir sobre un tema que aparentemente no ha despertado el interés
que merece de parte de la dirigencia política del país, de los profesionales
del derecho y de los medios. Estos últimos seguramente se cuidan por temor a
represalias.
Se
trata del oprobioso y bochornoso espectáculos en que degeneró la inauguración
del año judicial.
Si
quedaba alguna duda en cuanto a la sumisión y
el vasallaje en que se encuentra el poder judicial venezolano, lo
ocurrido el viernes pasado disipa cualquier titubeo.
Aquél
día una multitud, sin duda integrada por fantoches del régimen, profanando la
solemnidad del acto de inauguración del año judicial, la dignidad de lo que
debería ser el templo del imperio de la ley y el lustre del poder judicial,
vociferaron, entre otras consignas: "¡Chávez vive, la lucha sigue!" y
"¡Viva Chávez, carajo!” (Sic). Todo
ello bajo la mirada gozosa de las “altas autoridades” presentes, quienes
seguramente se unieron al repugnante coro.
Fue
notoria la ausencia del ilegítimo en ese acto en el que tradicionalmente asiste
el jefe del Estado. No creo que fuera para no presenciar lo que habían
preparado las autoridades del TSJ, o en todo caso con su anuencia. Seguramente
habría disfrutado enormemente las invocaciones al muerto vivo.
Igualmente
bochornosas fueron las ignominiosas expresiones de la magistrada presidenta del
TSJ y de la oradora de orden.
"Un
reconocimiento especial al presidente Hugo Chávez como máximo responsable de
haber materializado este proyecto (la Constitución), que este año cumplirá 15
años), pues sin su impulso y visión revolucionaria no habríamos podido andar
este camino", dijo en su discurso la presidenta del TSJ quien además dejó
muy claro que la justicia venezolana continuará funcionando como un apéndice
del ejecutivo. (EU, 24/01/04, Pág. 1): “Hoy podemos afirmar como un hecho
significativo que la estructura administrativa del TSJ se ha ajustado para el
cumplimiento del Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007- 2013 y en el mismo
sentido se dieron los primeros pasos para la adaptación de esta institución en
la medida de su misión y visión concordadas con los postulados constitucionales
al Plan de la Patria".
La
oradora de orden, presidenta de la Sala Penal, fue todavía más directa:
"Hugo Rafael Chávez Frías, el más importante líder de nuestra historia
contemporánea, nos señaló el camino que de manera inexorable estábamos
destinados a recorrer hasta llegar a concretar el rescate de la
patria" … "Comandante de la
justicia, de los olvidados, de los desposeídos, Comandante de los sueños por un
mundo, de la esperanza, de la vida, comandante del amor (...) hoy gracias a tí
Venezuela es un país que trasciende a una transformación profunda, ratificando
su independencia, libertad y soberanía como nunca antes en la historia".
No
conforme con esa afirmación, como si los venezolanos fuéramos lerdos, la
magistrada pretendió cínicamente defender el “derecho” de los integrantes del
TSJ a expresar públicamente sus opiniones políticas sin que ello influya sobre
la independencia y autonomía del TSJ. Según ella, el hecho de que un integrante
del alto tribunal “aplauda el sentimiento socialista”, es decir se identifique
con el régimen, no afecta su independencia o imparcialidad. "Sé
diferenciar entre mis pensamientos socialistas y políticos como el activismo
político, gremial, sindical o de índole semejante".
Coincidencialmente,
la organización norteamericana The World Justice Project (El Proyecto de la
Justicia Mundial), en su informe correspondiente al período 2012-2013, señala
que la justicia venezolana es la peor del mundo y que el sistema judicial
venezolano “es corrupto, incapaz de actuar libre de discriminación y está
controlado por el Gobierno”.
Esta
es la opinión que tristemente, y con sobrada razón, existe en el exterior no
solo acerca del sistema judicial, sino de todos los poderes públicos y de
nuestro sufrido país.
Qué
vergüenza a donde nos ha llevado el régimen y su comunismo de alpargata, como lo llama Luis Miquilena
@taylhardat
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