La isla de Margarita en definitiva se
encuentra en estado de alarma. El reciente asesinato a un ciudadano cuando
realizaba operación financiera en un banco del centro comercial Sambil y una
situación de rehenes, ambos casos en Pampatar, nos coloca en extrema
inseguridad, por lo cual todas las buenas intenciones de la última reunión del
gobierno con los alcaldes locales para controlar la violencia, días antes del
vil asesinato, resulta un plan incumplido y plan sin acción es solo ilusión.
El ministro de la Justicia, Rodríguez Torres,
declaró en Nueva Esparta que en año y medio tendrán controlada la delincuencia
en lo que era tiempo atrás una pacifica
isla, pero después de 14 años gobernando venir a decir que en año y medio más
lo van a lograr, pareciera que es la misma promesa que hace un estudiante
cuando lo han diferido en una materia varias veces porque definitivamente no le
entran las letras ni los números por ningún lado. No tiene con qué. Así mismo
está el gobierno, los planes, proyectos, operativos, leyes y sanciones, quedan
definitivamente abortados porque el hampa les resulta incontrolable.
Los correctivos no han dado soluciones
efectivas, sino más bien efectistas para hacer ver que se está haciendo algo,
pero sin resultados concretos. Pareciera que el exterminio de gente que día a
día va sumando las estadísticas en el país, tiene un propósito nefasto. Son medidas tibias porque no se siente el
verdadero o genuino compromiso
gubernamental y deberían ser acciones tan agresivas como la delincuencia
existente en el país.
Al otro lado de la acera se anunció el
traslado de los reos de la cárcel de Cumaná para el penal de San Antonio en la
isla, como nuevos huéspedes que vamos a tener para aumentar la zozobra e
intranquilidad que agobia a los insulares. Es la guinda que le faltaba a la
torta. Hoy somos un estado totalmente inseguro.
¿Hasta cuándo es suficiente? Leemos y así lo
creemos que “solo Dios es capaz de poner orden en cualquier vida y traer
esperanza donde solo hay desesperanza”. A la par, la tecnología avanza en otros
países donde se especializan en ir más allá de las fechorías de la
delincuencia.
Sumamos a la tragedia que nos ha tocado vivir
en la isla en estos tiempos aciagos, la situación económica precaria del Puerto
Libre, familias sensibles a la escasez y paralización del comercio, todo porque
no hay dólares en el país y lo que están tratando es tapar un hueco con otro,
produciendo una situación caótica que no vislumbra salidas a mediano plazo.
Acabaron con nuestra moneda nacional, ahora pretenden acabar con nuestra vida.
El país funcionando a media máquina nos da la
sensación de barco a la deriva y con palabras optimistas, sin acción clave y
bien concebida, no vamos a salir del atolladero. La suela del zapato está seca y por más que
intenten enderezarla se alza por el otro lado.
Se ha creado un vicio y hay que acabar con él.
Susana Morffe
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com
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Con respecto a la cita que usted trae: "Sólo Dios es capaz de traer el orden..." etc. Pero hay que tener en cuenta que Dios creó al hombre con capacidad de decisión y autodeterminación. Por consiguiente, si Dios quiere que no se introduzcan armas en las cárceles, pero el hombre se empeña en introducirlas, las armas seguirán entrando. Aquí la pregunta principal es: ¿quién es el que decide libremente permitir que las armas entren? (ramis4@hotmail.com).
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