“Nosotros
no podemos, por razones que ya hemos explicado, ingresar a la OEA … esa sigla
debe desaparecer. Raúl Castro.
La
dictadura cubana ha sido constante en aplastar a los ciudadanos que se le oponen, pero muy flexible en lo que
respecta a gobiernos e instituciones extranjeras, que en alguna medida pueden
ayudar a sus sobrevivencia.
Aquellos
que por años rindieron tributo al castrismo por asumir posiciones contrarias a
los intereses democráticos del hemisferio, se habrán quedado atónitos cuando La
Habana invitó a al Secretario General de la Organización de Estados Americanos,
OEA, José Miguel Insulza, a la Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y del Caribe, que se efectuara en la capital cubana a fines de
este mes, bajo la presidencia pro témpore de Raúl Castro.
Insulza
no viajara a La Habana por ser una figura internacional, sino porque es el principal directivo de la
OEA, una entidad contraria a los
postulados sobre los cuales supuestamente se sostiene el totalitarismo cubano,
y que los Castro siempre han situado entre sus enemigos mas acérrimos.
Una
de las preguntas inevitable es como el régimen cubano va a presentar a Insulza
y en base a que protocolo se va a relacionar con él.
La
invitación del castrismo a Insulza es una seria contradicción, que reafirma el
reblandecimiento de la dictadura ante las instancias internacionales,
debilitamiento que es compensado con una actitud más represiva contra la
población y en particular, contra los sectores que se le oponen.
Por
otra parte no se podía esperar del secretario general otra respuesta, porque
Insulza siempre ha sido indulgente con las dictaduras arropadas en el marxismo.
Fue
Insulza quien propuso que se debatiera la suspensión de Cuba, 1962, del
organismo, 2009, sin que La Habana haya mostrado interés en regresar a la
entidad.
También
fue junto a Lula da Silva y Hugo Chávez, el principal crítico de honduras
cuando el ex presidente Manuel Zelaya, fue destituido. Fue el artífice
principal del aislamiento que padeció ese país, mientras demandaba a toda América indulgencia para el régimen de
los Castro.
La
historia de la Organización de Estados Americanos, OEA, tiene más sombras que
luces, pero nunca la actuación del organismo regional ha sido tan deplorable
como la que muestra desde que es dirigida por el actual secretario general.
Cierto
que en el pasado el organismo regional aceptó en sus foros representantes de
sangrientas dictaduras militares que compartían tribuna con gobernantes que
habían sido elegidos democráticamente.
Tengamos
presentes que la suspensión de los regímenes dictatoriales de Rafael Leónidas
Trujillo, Santo Domingo, y de Fidel Castro, Cuba, no fue por la naturaleza
depredadora de los gobiernos que dirigían, sino porque los dos déspotas se convirtieron
en una amenaza para los países miembros de la entidad.
Trujillo
intentó asesinar al presidente venezolano Rómulo Betancourt y Fidel Castro
convirtió a Cuba en una plataforma de subversión que desestabilizó a todo el
continente con el propósito de imponer regímenes marxistas en todo el
hemisferio.
La
OEA ha gustado de la complicidad porque en realidad la entidad ha trabajado
básicamente para fortalecer la paz y la seguridad entre los países miembros, y
en un segundo plano ha quedado la promoción de la democracia y el respeto a los
derechos humanos.
Desde
que Insulza asumió la conducción de la entidad hemisférica ha coincidido
estratégica, ideológica y políticamente con las propuestas del Grupo de la
Alianza Bolivariana de las Américas, ALBA.
Obvió
las múltiples agresiones de Hugo Chávez a Colombia y su abierto apoyo a los
terroristas de las FARC, al igual que los métodos usados por el desaparecido
mandatario venezolano para establecer por medio del despotismo electoral una
dictadura constitucional.
En
lo que respecta a Nicolás Maduro dijo que deseaba para el presidente electo, en
unos comicios de dudosa legalidad, el
mayor éxito en el cumplimiento de sus funciones.
De
manera parecida ha actuado en relación al presidente ecuatoriano Rafael Correa.
No ha puesto reparo a los rejuegos con la constitución de Nicaragua en los que
ha incurrido Daniel Ortega y tampoco ha censurado a Evo Morales que como el
resto de sus pares del Socialismo del Siglo XXI, solo crean condiciones para
perpetuarse en el poder y fortalecer las autocracias sobre las que gobiernan.
Pero
los actores del espectáculo del que La Habana será sede no se circunscriben a
los Castro, la OEA e Insulza, porque en el evento participaran jefes de estado
y de gobiernos, o sus delegados de treinta y tres gobiernos del hemisferio
Con
la participación una vez más de los gobiernos del hemisferio, incluido los
considerados genuinamente democráticos,
confieren a la dictadura insular una legitimidad que no posee y reiteran
su complicidad con un régimen que sistemáticamente violenta los derechos de su
ciudadanos.
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