En
uno de sus cursos de doctorado el filósofo Franz Hinkelammert nos narra una
espléndida ópera de Wagner intitulada: La Marcha de los Nibelundos como
parábola del capitalismo:
“Un líder avanza con sus tropas desde el Rin a la
corte del rey Atila. El viaje esta lleno de amenazas y peligros, pero caminan
con ánimo firme y desafiante ante la muerte que los acecha. En el camino
encuentran un clarividente que les asegura que nadie va a volver vivo excepto
el capellán. Pero no hacen caso y siguen adelante. Cuando están cruzando un río
lleno de torbellinos, el líder ordena que arrojen al capellán al agua. No tiene
ninguna posibilidad de alcanzar la orilla nadando y así, al morir el capellán,
se mostrará la falsedad de la profecía. Sin embargo el capellán es tragado por
el torbellino y lanzado por este a la ribera. El capellán se salva. Todos están
convencidos ahora que van a morir. Sin embargo deciden, felices, seguir
adelante. Parece pues que la muerte puede ser fascinante y atractiva. Asegurar
que la humanidad se esta suicidando y saberlo no significa que va a dejar de
quererlo”.
pedrorafaelgarciamolina@yahoo.com
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