Vivimos una época extraordinaria en muchos
aspectos, me atrevería a afirmar que, al menos, los primeros años del Siglo
XXI, serán recordados como la Era de la Información.
En este momento, países del mundo entero,
reclaman a USA (Big Brother), no sé si el descubrimiento de que son espiados o
más bien el de que “el pueblo” se entere de que eran espiados (hasta con la
complicidad de sus propios gobiernos). Diooooossss… ¿es que la gente no ve
películas? O sea… ¿No tenían idea de que eran espiados?
Y me pregunto Yo… ¿para qué son las Agencias
de Inteligencia de los Estados? ¿Para resolver problemas matemáticos???
Porrrr Favooorrrrrrrr!!!!
Sun Tzu, en El Arte de la Guerra, decía que la información, o la falta de ella,
determinan las posibilidades de éxito. Según él, si se dispone de información
fiable y suficiente, la victoria es segura. Y hoy vivimos en una vorágine
Informativa.
En este Maremágnum de información, cada día
se hace más difícil diferenciar lo verdadero de la ficción, vale la pena
recordar, cuando las salas de cine exhibieron la famosa novela hecha película,
El Código Da Vinci, de Dan Brown. ¡Insólito! Hablaba con gente que daba por
cierto la fábula reflejada en la película, bastaron unos cuantos símbolos
históricos para darle vida a una leyenda. Definitivamente no hace falta mucho
para poner a la gente a hablar pendejadas.
En fin, del fulano código pasamos a sospechar
del pobre Papa en “Ángeles y Demonios”, hasta quedar buscando el por qué
estamos metidos en este lodazal socialista, después de descubrir que en los
símbolos está la clave del Vecino del
Norte, como nos lo muestra el amigo Brown en “El Símbolo Perdido”.
Es así como, en la mejor tradición de un
Nostradamus moderno, me encerré en mi Bunker para escudriñar símbolos, fue
entonces cuando encontré una clave, un mensaje que se viene transmitiendo desde
1864 y que nos da una pista del perpetuo desorden en el que estamos sumidos.
El Escudo Nacional…
Desde 1864 hasta la fecha han existido 3
“Escudos Nacionales”.
Es importante resaltar que, desde esa fecha,
todo el que ganaba una guerra, una pugna política o una “revolución” le ponía
un adornito nuevo al escudo, que si cambiaban fechas, tonos, colores de las
cintas, inscripciones, y demás tal y como lo ilustro en el cuadro comparativo
al inicio.
Sin embargo, lejos está de mí entrar en una
diatriba histórica, ya que me considero más “Curioso” (como esos que te leen el
futuro, viéndote los restos en el frasquito), que historiador.
El símbolo claro, preciso, la pista clave, el
mensaje velado y a la vez a la vista, que resume nuestro pasado, refleja
nuestro presente y sentencia nuestro futuro, está de ante ojito… es “El
Caballo”!!!
Efectivamente, miren al caballo. (Tiempo para
que lo miren)
Desde 1864, el blanco corcel vaga sin rumbo
fijo, indeciso, sin dirección aparente y hasta me atrevo a pensar que anda en
círculo.
Así es,
la figura de un caballo indómito, blanco, emblema de la independencia y
de la libertad, vaga desde hace más de 100 años sin rumbo fijo. Arrancó en una
dirección, después miró para atrás y se devolvió. Usted, amigo lector sabe muy
bien lo que dice el dicho… “Burro que se devuelve se esnuca”.
Y de burro a caballo…
En fin, ante la fuerza de los eventos
actuales no tengo más argumento que dar sino que, Venezuela se ha “Esnucao”…
La libertad no es un canto o una bandera, no
es poesía y menos un caballo desbocado. La libertad tiene que estar basada en
principios, en valores fundamentados en el bien mayor, en la igualdad de
oportunidades, pero nunca puede ser concebida dentro de ideología alguna, porque
la libertad no necesita de explicaciones.
La libertad es un gran poder y un derecho
contemplado en todas las leyes que fundamentan la identidad del ser humano.
Pero como un gran poder, la libertad está
cargada de responsabilidades.
Para no extenderme en verborrea inútil… mi
libertad termina en donde comienza la tuya. Mi libertad limita al norte, sur,
este y oeste con mi pared que también es la tuya, por arriba termina con mi
techo que es tu piso y por debajo llega a mi piso que es tu techo.
Venezolanos, Venezolanas… distraídos todos,
la lucha no es por vivir como un caballo desbocado, la lucha es por vivir en un
país lleno de oportunidades que nos permitan a todos por igual a aspirar a lo
que nuestras capacidades, esfuerzos y trabajos nos permitan.
Los liderazgos mesiánicos están llenos de
aire, puro trueno y relámpago, debemos encontrar y exigir respuestas, ya está
bueno de esperanzas. Necesitamos Jinetes que lleven el caballo a destino
seguro, ya basta de dueños de hacienda, con mucho caballo suelto dentro de un
enorme corral.
Es tiempo de cambiar, desde lo más profundo
de nuestra esencia, levantarnos de nuestra miseria mental, para erigirnos como
verdaderos ciudadanos.
Hermanos, tomemos las riendas del corcel de
nuestra vida y aprendamos a guiarlos a un buen destino, esa es nuestra primera
responsabilidad.
Si nuestras autoridades no tienen respuestas…
VENEZUELA… RECUERDA AL RUCIO MORO…
Un Saludo al Maestro y tocayo Reinaldo Armas!
Reinaldo
Poleo
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