La
violencia y los saqueos ocurridos en diversas ciudades del país responden al
discurso belicista-electorero del monárquico Maduro en su pretensión de
derrotar la escalada inflacionaria y sobreponerse a la mala perspectiva
oficialista para las elecciones municipales del 8 de diciembre.
Bajo
la excusa de defender los intereses del pueblo y luchar contra la inflación,
Maduro y su combo de han apelado a una retórica electoral-populista
que reivindica el saqueo (operación anaqueles vacíos) y lapida de manera
demagógica a algunas empresas. Inflación que no responde a ningún plan perverso
del imperio, sino a la quiebra del aparato productivo nacional, a un excesivo
gasto público, un gigantesco déficit fiscal, y a una errada política monetaria
que ha implicado sucesivas devaluaciones de la moneda.
Sin
embargo, es necesario señalar que estas medidas populistas y tumultuosas
tomadas por el régimen de Maduro no apuntalan al fin del capitalismo rentista y
al nacimiento del modelo productivo socialista como suelen publicitar los
miembros del clan bolifascista. Todo lo contrario, contribuyen al afianzamiento
de un capitalismo de Estado militarizado que ha institucionalizado el
latrocinio al cual ha sido sometida la nación, y a enmascarar la magnitud del
saqueo multimillonario que ha realizado el grupete que ostentan el poder.
Saqueo
que ha conllevado al deterioro del aparato productivo del país y por ende a un
desabastecimiento alimentario y de otros insumos esenciales, a la entrega de
nuestras riquezas petroleras a las transnacionales bajo la figura leonina de
las empresas mixtas y a un desenfrenado endeudamiento interno y externo que en
algunos casos ha implicado la entrega de nuestros recursos energéticos como
garantía para la aprobación de esos prestamos en el exterior. Rapacidad que ha
conllevado la destrucción de PDVSA y la capacidad exportadora no-petrolera del
país, igualmente una masiva importación de alimentos, y de bienes y servicios.
Este vergonzoso saqueo además ha permitido el surgimiento de una burguesía
para-estatal ociosa y parasitaria la cual Gunder Frank caracteriza como la
lumpen-burguesía.
Esta
devastadora situación económica se ha traducido en un incremento en las cifras
de desempleo abierto y encubierto (informalidad), en una sistemática
criminalización de la luchas sindicales y una militarización de las empresas
estatizadas a fin de acallar a los trabajadores en sus justas demandas.
Estamos
en presencia de un Estado fascista con el apoyo de un grupo de oportunistas de
izquierda. Gorilato que ha destruido la agroindustria, profundizado la pobreza,
conculcado los derechos de los trabajadores, hipotecado a la nación, entregado
nuestra soberanía a países extranjeros e institucionalizado la corrupción. Todo
en nombre de una bastarda revolución.
Jose
Lopez
jrlopez@ucdavis.edu
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
Sr. López, mientras Ud tiene toda la razón cuando critica a Maduro, me parece que apoya mucho socialismo Ud también. Criticar el horrible manejo de PDVSA esta bien pero no se puede parar allí. No seria buena idea sacar al estado del negocio petrolero?
ResponderEliminarCriticar le horrible política monetaria del gobierno esta bien pero.....No seria buena idea cerrar el banco central y permitir el dinero privado?
Hay que ir a la raíz del problema no solo criticar superficialmente. Si no solo tenemos a un socialista criticando a otro.