¿Por
qué todavía la oposición designa “chavismo” a esto que nos enfrentamos? Incluso
algunos más audaces lo llaman ahora “madurismo” después de la muerte de Chávez.
Es interesante el lenguaje porque de ello nace esa realidad que a todas luces
no es tal, creando vida donde no la hay de parte de quienes paradójicamente
hemos luchado denodadamente porque desaparezca.
Nosotros
le damos existencia a eso que denominamos “chavismo” en tanto y en cuanto lo
designemos con el nombre de quien en vida fuera su creador. Es decir, el
“chavismo” existe porque NOSOTROS lo designamos como tal. Nuestras palabras
crean la realidad…
No,
no es algo esotérico. La palabra crea: “Todo el razonamiento humano,
nuestra manera de acercarnos y enfocar la realidad, está apoyado
inequívocamente en la palabra, en el contenido que le asignamos, en la carga
semántica que le otorgamos. Para manejar conceptos abstractos, conceptos que no
tienen un reflejo material directo (“libertad”, “justicia”, “paz”…etc. frente a
“mesa”, “zapato”, “cuchillo”…etc.), necesitamos de la palabra que se refiera a
ese concepto, o ni siquiera podríamos razonar alrededor de ello. De hecho,
muchos conceptos abstractos no existían hasta que la palabra para manejarlos no
existió. En el campo de las ideas, de lo abstracto, la palabra crea” (tomado
del blog La palabra crea http://blog.eldelweb.com/vp-17-150-0/La-Palabra-Crea.html).
Por
otro lado el blog de Carmelo Urso lo reafirma: “La Palabra es extensión
de lo que creamos en la mente, tanto lo “bueno” como lo “malo”, lo negativo y
lo positivo. Todo surge en la mente y es proyectado en verbo para transformarse
en nuestra realidad individual o colectiva, en nuestro sueño individual y
colectivo” (ver El verbo que crea http://carmelourso.wordpress.com/2011/01/26/verbo-que-crea/).
Realmente
lo poderoso de las palabras es que ellas resultan de la materialización de las
ideas que tenemos. Bien dicen que aquel que tiene las ideas claras las puede
comunicar, aunque eso sea un arma de doble filo. Las palabras son peligrosas y
pueden crear un “constructo” que deliberadamente pueda ir dirigido a engañar o
a crear algo malo adrede (¿se acuerdan del autor de la palabra “fraudulero”?).
Pero por otro lado pueden ser el mecanismo de creación de las ideas más
excelsas: democracia, libertad, justicia.
En
el caso que nos ocupa, los venezolanos acuñamos la palabra “chavismo” a la
corriente política creada por el fallecido Hugo Chávez, que no tenía contenido
alguno mas allá del aluvión de personas que siguieron a un caudillo en la
búsqueda de sus reivindicaciones sociales que creyeron pisoteadas por 40 años
de gobierno adeco-copeyano.
Ese
“chavismo” fue escogido para conducir a Venezuela en las elecciones de 1998 y
posteriormente para crear una nueva Constitución a partir de 1999. Y los
venezolanos creamos alrededor de la figura de Chávez
una entelequia que aun después de muerto su autor todavía le sobrevive. Chávez
estaba tan consciente de esa condición aluvional de su grupo que creyó
necesario darle un contenido diferente e ideológico para que perdurara. De allí
su etiqueta posterior de “socialista”.
Sin
embargo, muy a pesar de quienes le pusieron esa etiqueta, dense cuenta que los
venezolanos no llamamos a la gente que se agrupa en el PSUV “socialistas” como
podría hacerse en España o cualquier otro país. Los llamamos “chavistas”. Si
ven ustedes el comportamiento de los socialistas de Brasil, España o cualquier
otro lugar donde esa corriente existe, verán que eso no tiene nada que ver con
lo que son o la esencia de estos individuos que se autocalifican como
“chavistas”.
Así
que si continuamos asignándole el nombre de “chavistas” a estas personas que
nos desgobiernan, lo que realmente estamos haciendo es perdurar eso que no
tiene una sino tres fechas de fallecimiento: la fecha en que no lo vimos más (8
de diciembre de 2012), la fecha en que realmente murió (29 de diciembre de
2012) y la fecha en que los “chavistas” dijeron que murió (5 de marzo de 2013).
He
intentado buscar sin éxito como podríamos designar a esta claque ya que el
nombre de “chavistas” no deberíamos usarlo más, al menos en la oposición
democrática del país, so pena de seguir dándoles vida después de muerto su
autor. Y eso me lleva a una pregunta que considero necesaria: si quienes
luchamos por el regreso de la democracia en Venezuela nos llamamos demócratas
¿cómo podríamos llamar a aquellos que persisten en desconocernos, sin llamarlos
“chavistas”?
¿Cómo
se puede llamar a una gente que le quita el derecho de palabra a los
parlamentarios en un lugar donde precisamente se “parlamenta” en
democracia? No pueden llamarse “socialistas” porque esa modalidad
ideológica existe en el mundo y no se comporta de esa manera. ¿Cómo podríamos
llamar a los seguidores de lo que tradicionalmente no se puede designar de otra
manera sino como DIC-TA-DU-RA y no se puede seguir ignorando?
El
uso de la palabra “chavismo” les ha servido muy bien de tapadera y creación de
realidades a quienes les conviene que este régimen, al que consideramos una
dictadura, se le siga designando-incluso en programas internacionales de TV-,
como una “democracia con rasgos de autoritarismo” y consecuentemente
“demócratas” a quienes día a día cercenan un pedazo adicional a nuestro sistema
de libertades.
Es
muy interesante la referencia que hace Ma. Lourdes Bueno Perez de la obra de
Jorge Luis Borges acerca de la palabra (ver La palabra como fuerza generadora
de la realidad en Borges http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/58918.pdf). De acuerdo a su
criterio Borges vuelve una y otra vez sobre una constante: “…el tema de
la palabra-o más específicamente del nombre- como elemento con capacidad para
crear una realidad…Pues bien, si consideramos el acto creativo como la acción
primigenia, original, de la que brotan luego el resto de las acciones,
podríamos entender el concepto como una fuerza poderosa que
engendra la realidad tangible”
No
pretendo indicar aquí que si dejamos de llamarlos “chavistas” el régimen caerá.
Pero lo que sí es importante comprender es que mientras en el imaginario exista
esa creación seguirá siendo realidad tangible porque nosotros
mismos la seguimos alimentando y fortaleciendo día tras día. Debemos comprender
que dejaron de ser “chavistas” al morir su autor, poniendo al descubierto una
dictadura ramplona y peligrosa que estaba detrás de ese nombre y que mientras más
se vista de democracia con nuestros votos será aun más difícil de exterminar.
Twitter:@laguana
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