El miedo que padece el régimen de verse desplazado, lo obliga a lucubrar posibles salidas que aseguren su estabilidad.
CONSPIRANDO
DESDE EL PODER
Conspirar
constituye el camino fáctico cuyo recorrido abarca desde la concepción de un
delito hasta su real ejecución. Sin embargo en el entretanto de dicho camino,
se fraguan acciones que buscan garantizar la consumación del delito lo cual
deviene, indudablemente, en hechos
cómplices cargados de la mayor bellaquería posible.
Pudiera decirse que el
poder está generalmente asediado de conspiraciones políticas. Unas, organizadas
por personajes comprometidos con decisiones de gobierno. Otras, por quienes
intentan revolver alguna situación con fines ocultos para lo cual se hace
necesario encubrirla bajo cualquier forma que disimule su intención y
contenido. Algunas veces, suelen utilizarse excusas disfrazadas de argumentos
jurídicos. Aunque otras veces, el emplasto de “revolución” funge como el más
conveniente por cuanto detrás de tan ostentosa etiqueta caben posibilidades
para armar las trampas necesarias que requiere el propósito en curso.
En
política, conspirar puede pasar por un hecho normal. Quizás, fue lo que llevó a
Honoré de Balzac, novelista francés, a manifestar que “todo poder es una
conspiración permanente”. No obstante, hay quienes la categorizan como
problema por cuanto tras de si se
esconden razones derivadas de intereses contrapuestos incapaces de conciliar
encuentros que lleven a satisfacciones mutuas. Posiblemente, ello incita a
pensar que la política es una constante conspiración. Sobre todo, si es vista
como una situación cargada de la fuerza necesaria para desatar problemas de
gruesas magnitud. De ahí que el análisis que esta disertación pretende, se
enfoca a considerar la conspiración como una suerte de trasgresión planteada en
un medio políticamente efervescente y en potencial conflicto. Como el
venezolano, por ejemplo.
A
juicio del presente razonamiento, más que cualquier otra apreciación que la
involucre como asunto de vida, la conspiración en un sentido exacto sucede de
arriba hacia abajo o entre facciones desaforadas por detentar el poder. O
avivada por quienes lucrándose del poder político, se aprovechan de propuestas
insubstanciales para actuar en confabulación con corrompidos factores
políticos. Y es precisamente, uno de los problemas que define al régimen
venezolano toda vez que las mentiras pululan como práctica de gobierno en su
intención por embrollar al país en términos de propósitos elaborados al mejor
estilo castro-comunistoide.
Indudablemente
que este régimen se ha movilizado de conspiración en conspiración. Algunas
contra lo que configura su propia esencia. Otras, contra el sistema democrático
cuando intenta oprimirlo y malograrlo. Mientras tanto, distrae su tiempo
aplastando cualquier manifestación libre que pueda poner al descubierto los
destrozos que incita a manera de silenciar toda protesta que revele las
contradicciones instituidas con la venia gubernamental.
El
miedo que padece el régimen de verse desplazado, lo obliga a lucubrar posibles
salidas que aseguren su estabilidad. En consecuencia, recurre a conspiraciones
que si bien no buscan su derrocamiento, si lo hacen en función de acomodar
piezas útiles y necesarias a la manipulación de sus oscuros intereses. Para
lograrlo, debe valerse de artilugios jurídicos que permitan contrarrestar
preceptos constitucionales que aseguren importantes prerrogativas frente al
modo de administrar los recursos nacionales. Por eso inventan excusas como la
supuesta ley habilitante que sólo es una expresión del abuso socialista
extendido a trocha y mocha con el auxilio de poderes cómplices. De manera que
todo esto no es más que una visual de la “revolucionaria” necesidad de seguir
conspirando desde el poder.
VENTANA
DE PAPEL
¿UN
RECINTO QUE SE RESPETA?
¿Que
la Asamblea Nacional es “un recinto que se respeta”?, no es del todo cierto. Pero
eso fue lo que dijo el presidente Nicolás Maduro al término de su ampuloso
discurso este martes ante la Asamblea Nacional, en cadena nacional de radio y
televisión. Sin embargo, después de un rápido análisis que no implicó mayor
contundencia, puede dudarse de tan pomposa frase. En principio, aquello no tuvo
la altura de un discurso de quien se ufana diciendo que es presidente de todos
los venezolanos. Cualquier observación, lleva a poner en tela de juicio tal
afirmación. Todo pareció un discurso “de mercado”. Nada se correspondió con la
suntuosidad y el protocolo que sigue un momento caracterizado por la presencia
de un Jefe de Estado en una sesión extraordinaria del Parlamento Nacional. Fue
tan especial, que las avenidas adyacentes al Capitolio fueron cerradas por los
círculos de seguridad del presidente de la República. Además, la asistencia del
Gabinete Ejecutivo en pleno y de afectos al oficialismo que coparon el graderío
que dispone el salón del Hemiciclo, apuntaba a darle el realce que el acto presumía.
Aún así, todo resultó ser un rupestre acto populista. Los concurrentes
seguidores del oficialismo, vociferaban al ritmo del calor que le imprimía el
orador según el sentido que buscaba darle a cada oración. El griterío era lugar
común entre los partidarios del régimen. Interrupciones por parte de estos,
iban y venían. Tanto que Maduro perdía a menudo el hilo de la lectura del
discurso. Otras veces rompía la formalidad del acto para proferir alguna
insulto o vejamen contra dirigentes de la oposición democrática. Incluso, para
alguna payasada. Hacer gala del ornamento que porta un presidente en momentos
exclusivos como el pretendido para solicitar poderes habilitantes por un año,
fue frustrante pues todo terminó siendo un acto de circo marginal. Y si por
respeto se tiene que es “la consideración sobre la excelencia de alguna persona
o cosa, que conduce a no faltar a ella, a no confrontarla”, entonces ese día no
hubo respeto a la institucionalidad de la Asamblea Nacional. Lo que el país
político vio por televisión o escuchó por las emisoras este martes, fue un
remedo de aquellos conflictos que encarnizaron diputados y gobernantes
venezolanos en el siglo XIX por razones de mero egoísmo político. No hubo
respeto alguno a nada ni a nadie. Estos gobernantes siguen desconociendo que
los seres humanos deben respetarse porque, como explicaba Immanuel Kant, quien
mayor influencia ha ejercido sobre el concepto de respeto, “ son un fin en si
mismos y al ser así, poseen un valor intrínseco y absoluto”. Así que cabe preguntarse,
¿dónde quedó eso que la Asamblea Nacional es ¿“un recinto que se respeta”?
¿Y
QUÉ HAY POR MÉRIDA?
Lo
que a continuación se redacta, no busca juzgar anteladamente la realización de
la Feria Internacional del Turismo 2013, FITVEN. Hacerlo sería una
manifestación de crasa incomprensión ante las razones capaces de animar cambios
favorables animados por la capacidad de reconocer el valor de una decisión que
tiende a garantizar el desarrollo social y económico de una colectividad con
conciencia de su saber y haber histórico y cultural. Es decir, de sus
potencialidades creadoras. Sin embargo la situación que viene viviendo la
ciudad de Mérida como resultado de la puesta en marcha de la octava edición de
este evento de rango internacional, aviva la posibilidad de elevar un reclamo
que, aunque no está dirigido al núcleo de tan interesante propuesta, si apunta
a expresar la contrariedad que se desprende del hecho de ver cómo han remozado
la imagen de la ciudad de cara a la FITVEN. Este costoso esfuerzo logrado a
través de actividades de limpieza de calles y avenidas, así como de exaltarlo
mediante alegorías merideñas hermosamente pintadas en paredes estratégicas y
pendones, lo cual naturalmente debe agradecerse, se ha fundamentado en la idea
populista de justificar la realización de dicha Feria Turística. Lejos de esto,
la ciudad se ha visto permanentemente atropellada por el embalaje de
actividades de calle que sólo han dejado basura, horribles pintas y repulsivas
vallas que no han conmovido -en lo más mínimo- gobierno regional alguno, Menos,
para demostrar que sus ofertas electorales se compadecen de una Mérida que, por
turística, debería relucir en limpieza, orden y funcionalidad. Sus servicios
públicos, continúan siendo apaleados por presupuestos “deficitarios” que no
compaginan el sentido civilista de cuanto compromete su ordenamiento, con el
sentido político que acompasa toda actividad proselitista promovida desde el
gobierno regional o central sólo para asegurar la conservación del poder por el
poder. Entre tanto, Mérida ha venido viéndose desarreglada en toda su
expresión. Ahora que se lleva adelante esta iniciativa de la FITVEN, es que
viene a verse algo de preocupación por la ciudad. Para que esos días luzcan de
maravilla. Pero entonces, ¿y el resto del tiempo?. Es decir, ¿y qué hay por
Mérida?
“Cuando de conspirar se trata, los gestos descubren al conspirador pues no hay conspiración que se exima de posturas que delata el pensamiento inquisitivo. Es difícil conciliar mente y manos a la hora de urdir alguna conspiración en contra de lo que uno mismo contribuyó a construir” AJMonagas
antoniomonagas@gmail.com
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