Tuve con Heinz Dieterich unas incomprensiones
que quizá no se aclararán nunca. Pero como finalmente las circunstancias lo han
colocado en términos en alguna medida próximos a los míos, haré el comentario
de rigor sin otro interés que tomar sus palabras como una prueba más del
desmoronamiento del modelo fundado con atabales y pífanos por Hugo Chávez. Y
coreado por una parte de la izquierda intelectual del mundo, en la que se
ubicaba –y lo sigue haciendo- Heinz.
Por ciertas opiniones que explané sobre Raúl
Castro y sus anunciadas reformas al sistema fidelista, Heinz me expresó que le
parecían muy importantes y me hizo saber que las enviaría a sus amigos en la
isla. Como le advertí que en las esferas dirigentes del gobierno sentían
aversión por mí y en la oposición seguramente era un ilustre desconocido, me
respondió –para mi sorpresa- que no imaginaba cuántos intelectuales del partido
y funcionarios del Estado podrían compartir lo que yo había escrito.
Comenzamos
a intercambiar ideas y nos prometimos conversar en una próxima visita suya a Caracas,
que nunca se realizó tal vez por lo que explico de seguidas.
Resulta que antes de nuestros prometedores
intercambios yo había escrito a cuatro manos con Freddy Muñoz un libro sobre el
Socialismo del siglo XXI, concepto éste falsamente novedoso del marxismo. La
nueva fórmula procuraba superar las causas del hundimiento del “socialismo
real” cuyo naufragio fue absoluto: incluyó todas sus variantes a lo largo de
noventa años. Freddy y yo jugamos limpio. No desmantelamos lo que Chávez o sus
epígonos entendían por socialismo. Eran tan evidentes sus incoherencias y
disparates que habríamos sacado la tarea sin profundizar en el fenómeno mismo.
Pero convinimos que de todos los que con
abuso de pedantería y pompa solemne habían pretendido definirlo, el único que
de veras lo había intentado con seriedad era Heinz Dieterich y en menor grado
Haiman El Troudi, todavía alto funcionario del gobierno de Maduro que ya no se
ocupa del tema. Por algo será.
Lamentablemente el libro, escrito antes de
mis cordiales conversaciones con Dieterich, fue editado después, de modo que
sin mi culpa Heinz pudo sentirse de alguna manera engañado, pese a que –salvo
mi referencia crítica a él- en contenido fue todo y lo mismo.
“Dieterich –escribí en ese libro- es el único
que ha tratado de proporcionar una visión totalizadora del socialismo del siglo
XXI. Pierde credibilidad con sus excesivas loas a Chávez, pero en conjunto creo
que su argumentación puede debatirse aun desestimando aquellas”
Pero ya lanzado sin frenos por la autopista
del ditirambo –agregué- “jura que Chávez trasciende a Simón Bolívar y actúa en
forma semejante a Napoleón Bonaparte”. Solo que evocando a Hegel –acoté-
asegura que el gran corso fue “el alma de su época” mientras que Chávez lo
sería de la nuestra, lo que opaca severamente la obra del emperador. ¡Pobre
Bonaparte! Su obra se habría contraído a los estrechos límites de una clase
minoritaria, en tanto que su aventajado sucesor venezolano es “la especie
humana” en cuerpo presente.
Las objeciones opuestas por Freddy y por mí
al modelo chavista no solo fueron plenamente confirmadas por la realidad, sino
que con una honestidad intelectual muy apreciable, Dieterich se ha acercado a
ellas.
Es verdad que la muerte del caudillo pudo
haberle facilitado la tarea, pero en justicia su condena del modelo antes tan
venerado por él había comenzado en vida de Chávez, no obstante haber tocado el
cielo con el rocambolesco y disparatado gobierno de Maduro.
Con más énfasis que nosotros, Dieterich llega
a ponerle fecha de caducidad a la desdichada aventura de Maduro: “Si el
gobierno no toma medidas inteligentes y drásticas de manera inmediata en lo
económico y político, tiene los meses contados”, sentenció en uno de sus
escritos. ¿Y cuándo sobrevendría el desastre en criterio de Heinz?
“Bajo esa premisa –escribió- considero que no
llegará más allá de marzo/abril 2014. Los escenarios de la eventual caída son
evidentes: movilizaciones callejeras dirigidas por Washington y la derecha, o
una alianza destituidora y sustitutiva entre Fuerzas Armadas y Gobernadores”.
El exabrupto pueril de esas movilizaciones “dirigidas desde Washington” no le
resta importancia al comentario.
A mí no me gusta hacer pronósticos de esa
índole. Me parecen como adivinanzas o juicios del tarot, y no lo digo por Heinz.
Lo digo por quienes lo asaltan a uno en cada esquina para preguntar cuándo
saldremos de esta tragedia. Yo confío en las tendencias y me aferro a la
Constitución y las elecciones. En y con ellas la alternativa democrática, sin
haber obtenido el triunfo total, ha crecido tan sostenidamente como ha venido
retrocediendo el gobierno, especialmente en la singular era del madurismo.
“La política de Maduro y Cabello – remata
Dieterich- se debe al intento surrealista de prolongar el modelo
político-económico de Hugo Chávez, ya agotado estructuralmente en el 2010. Como
el modelo no tenía nada de socialismo, el Comandante nunca tuvo la intención de
destruir a la burguesía. Sólo quería que aceptara la legalidad de su gobierno.
Que Maduro y Cabello ahora traten de realizar la tarea que el Comandante Chávez
siempre evitó, es poco viable. No tienen su estatura, ni la voluntad, ni la
ciencia para hacerlo. Tienen los dólares, los tanques, los medios y mayoría
parlamentaria, pero carecen de software”
La farsa bolivariana toca a difuntos. “Llueve
y escampa”, había dicho el presidente Carlos Andrés Pérez en frase más
afortunada que su acosado gobierno. El enigma quedará resuelto con el gran
cambio hacia la democracia.
amermart@yahoo.com
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ResponderEliminarAn desde antes de Chavez ser electo la primera vez, ya muchos d enosotros ,cubanos del exilio y anti-castro, le discutiamos a toda esa resentida y frustrada izquierda de por el mundo y que despues de la Caida del Muro se sentian bastante deprimidos y con razon. la caida del muro de la desverguenza ,no solo destruyo todos los gobiernos del Este de Europa, sino destruyo todos los paradigmas, tesis y argumentos apolgeticos del socialismo. seguian asi por un tiempo hasta que inventaron eso del Socialismo del Siglo XXI. Para nosotros los anticomunistas , anticastristas
ResponderEliminartodo lo que oliese a socialismo era una antitesis de Libertad y Derechos Humanos o de Democracia.
Las izquierdas, ni el Foro de Sao Paulo, ni Chavez nunca pudieron enganiarnos a nosotros. siempre dijimos que se trato del MISMO PERRO CON DIFERENTE COLLAR.
Ahoramismo, tenemos en el gulag castromafioso un demagogico y falso movimiento de cambios o reformas, en eso aplicamos la misma frase de que cambios, reformas no hay, sino cambio de collares !