El
capitalismo es el sistema económico en el cual los bienes usados para producir
productos y servicios son propiedad privada, y los dueños determinan el precio
en el cual vender esos productos y servicios. Los mercados privados, como
organizadores directos de la producción y el consumo, son las instituciones
básicas del sistema capitalista.
La regulación del gobierno sobre los mercados
está (en la teoría capitalista) limitada a corregir situaciones en las que
externalidades (positivas y negativas) distorsionan la producción y, por
consiguiente, reducen el valor.
Hay ocasiones en las que la corrección de las
fallas del libre mercado necesitan propiedad estatal en lugar de meras
actividades regulatorias (un ejemplo común es la defensa nacional), y el
gobierno recauda impuestos para financiar esas actividades. Los impuestos
pueden ser también dispositivos regulatorios (impuestos sobre la emisión de
contaminantes) o redistributivos. Si se hacen redistributivos para corregir una
externalidad (por ejemplo, falta de inversión en capital humano para niños
pobres), también son consistentes con los objetivos de la organización
capitalista de la economía.
Hay
libertarios que creen que el único capitalismo verdadero es un sistema en el
cual no hay gobierno de ningún tipo; esto es el “anarco-capitalismo”. Un
prominente vocero de esta tesis es el economista David Friedman, quien enseña
en Santa Clara University. La mayoría de los defensores del capitalismo
desestiman el anarco-capitalismo y admiten el rol substancial de regulación y
propietario del gobierno. Los países escandinavos admiten ese rol como el
principal; sin embargo, son países capitalistas.
Estoy
de acuerdo con Becker en la observación de que hubo una sobrerreacción
periodística a la última crisis, igual que en las anteriores. El periodismo
florece en la exageración y en el tráfico de miedo. Pero el capitalismo ha
sobrevivido a una larga historia de crisis económicas, incluyendo la Gran
Depresión de los 30. Los mayores retos modernos del capitalismo no vinieron de
esa o cualquier recesión, sino de las dos guerras mundiales del siglo veinte,
sin las cuales es difícil creer que las naciones europeas hubieran perdido sus
colonias, experimentado una gran depresión (en los 30), o (en Europa central y
del este) se hayan vuelto comunistas. Sin la primera guerra mundial es
cuestionable que Rusia se hubiera transformado en un país comunista; y sin las
conquistas soviéticas de Europa del este y central en la segunda guerra
mundial, tampoco Polonia, Rumania, etc. se habrían vuelto comunistas.
La
reciente (vigente, pero en disminución) depresión que detonó en todo el mundo a
causa de la crisis financiera de septiembre de 2008, no ha creado nuevos países
comunistas o socialistas. Lo que ha hecho es elevar una petición en nombre de
regulaciones más severas a los bancos y otras instituciones financieras, y de
algunos de sus instrumentos financieros, y a los grandes déficits públicos; pero ninguno de
estos desarrollos es presagio de socialismo. Ya ni siquiera está claro qué
significa “socialismo”, o quién tiene un programa coherente de administración
socialista en una economía moderna.
Una
razón de que el capitalismo haya sobrevivido la crisis que comenzó en el 2008
es el colapso de la Unión Soviética, sus satélites, y China, en o alrededor de
los 90, y el terrible desempeño de economías comunistas en países como Cuba y
Vietnam, y de las economías socialistas de países como Venezuela y, hasta hace
poco, la India. El problema de hoy no es comunismo o socialismo contra
capitalismo; se trata de saber cuánta regulación del capitalismo es óptima.
Claramente, la regulación financiera fue muy laxa al final de los 90 y a
principios de los 2000, y esta laxitud jugó un papel significativo en el rol
del colapso del 2008 y la depresión subsiguiente (como yo lo veo). Así que tendremos ―necesitaremos― más
regulaciones. Si las conseguimos, eso no será comunismo o socialismo.
En
el último medio siglo, Estados Unidos ha experimentado substanciales
movimientos de privatización y desregulación, acompañados con impuestos más
bajos, pero al mismo tiempo ha experimentado más regulaciones en áreas como
discriminación en el empleo, seguridad laboral, beneficios de asistencia social
y protección ambiental, y un incremento en la desigualdad económica. Si el país
es más capitalista o no que en 1953, no está claro, pero pienso que es más
capitalista ―a pesar del movimiento que exige una mayor regulación después del
2008.
http://www.becker-posner-blog.com/2013/09/has-capitalism-revivedsurvived-posner.html
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