Un
tema de Estado que debe unir a todos los venezolanos es la defensa de la
soberanía de nuestro territorio y en particular la defensa de los derechos
históricos e internacionales que nos corresponden en el Esequibo, sumado a la
defensa de nuestra fachada atlántica que le asegure a Venezuela la salida hacia
el Océano y la explotación de nuestros recursos naturales.
Algunos
temas de fundamental importancia, no pueden ser resueltos solo por la decisión
del Gobierno de turno. Si se quiere luchar contra la corrupción de manera
eficaz, solo se logrará si se involucran de buena fe a todas las instituciones
del Estado: gobernadores, alcaldes, concejales, empresarios, ONGs convocados
para solucionar el drama que empobrece a un país a pesar de los inmensos
ingresos. La inseguridad es otro ejemplo: solo el esfuerzo conjunto de todos
logrará vencer el temor que sentimos los venezolanos al salir a la calle
Esa
misma necesidad se da en la defensa de nuestro territorio. Constatamos que los
comentarios de especialistas, la publicación de editoriales sobre el Esequibo
sumado a las posiciones de algunos miembros de la Armada y de expertos de la
Cancillería lograron que durante la visita de Maduro a Georgetown, ambos
Mandatarios se comprometieran en solicitarle al Secretario General de la ONU
que ratifique en sus funciones al Buen Oficiante Norman Girvan, debido que su
gestión ya había concluido. Con ello se dio un paso importante pero no
suficiente en relación a la reclamación venezolana en el Esequibo. Al ratificar
al Buen Oficiante, se mantienen los alcances establecidos en el Acuerdo de
Ginebra de 1966 invocando la aplicación del artículo 33 de la Carta de Naciones
Unidas.
Es
un paso importante pero no suficiente, porque si se quiere enfrentar a fondo el
problema, quien debe aportar los argumentos, los documentos y los derechos de
Venezuela, es el “facilitador”. En el caso de Venezuela, el facilitador es Roy
Chaderton, quien debido a las múltiples responsabilidades que tiene, no puede
dedicarle el tiempo integral que requiere la defensa del Esequibo, ya que
además de esta delicada función, ejerce simultáneamente el cargo de Embajador
ante la OEA; acompañante en el
proceso de negociaciones de Paz entre
Colombia y las Farc y miembro del Consejo de Estado. No puede dedicarle tiempo
necesario.
El
otro problema es la contradicción de Maduro en la defensa del Esequibo. El
Gobierno Venezolano, al copiar la tesis Cubana de que el problema de la
reclamación ha sido la manipulación de “las fuerzas del imperialismo y del
colonialismo ante la pobre y pequeña Guyana” le quita fuerza a la
reivindicación de Venezuela que se ha enfrentado al Reino Unido y a los
diplomáticos de Estados Unidos, impuestos como nuestros representantes en el
Laudo Arbitral de 1899. Gracias a la atinada acción de la diplomacia
venezolana, se volvió a recuperar la reivindicación histórica al lograr
suscribir el Acuerdo de Ginebra en 1966.
Finalmente
Maduro debe seguir la tradición diplomática,
y convocar a las fuerzas representativas de la nación: partidos
políticos: de gobierno y oposición, representantes de las Fuerzas Armadas,
especialistas, historiadores, medios de comunicación y las personalidades más
reconocidas para poder delinear una estrategia común y no esquivar el Esequibo
milosalcalay@yahoo.com
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