Las
recientes declaraciones de Henrique Capriles en Miami vinieron a ratificar en
mí el convencimiento de que el dilema nacional está planteado entre escoger el
camino de una posible solución política a la crisis que enfrenta Venezuela o
tomar el atajo del golpe militar. Esta realidad ha sido confirmada por las
permanentes acusaciones de Nicolás Maduro sobre una supuesta conspiración de la
oposición y el señalamiento que hizo Diosdado Cabello al sostener "que no
saben nada de golpes de Estado y están preparando uno".
Lo que parecen olvidar,
tanto Maduro como Cabello, es que los golpes militares lo dan los cuadros de la
Fuerza Armada Nacional y que los señalamientos que ellos hacen comprometen su
lealtad públicamente.
Los
golpes militares en Venezuela siempre han sido producto de graves errores políticos
del grupo que controla el poder. Éste ha sido un axioma inmutable en nuestra
historia. Ojalá, Maduro y Cabello, lo entiendan de una vez por todas y dejen de
inventar conspiraciones en donde no existen. Capriles fue muy claro en su
conferencia en Miami: "lo peor que puede pasar en Venezuela es un golpe de
Estado". Así ha ocurrido siempre en nuestro país. La oposición trata, por
todos los medios, de evitar que ocurra la intervención militar, planteando
soluciones acertadas a la compleja situación política. De manera sorprendente,
el grupo gobernante se suicida políticamente al rechazar la alternativa
planteada por la oposición produciendo las causas del golpe de Estado.
Veamos
dos ejemplos. El 18 de octubre de 1945
ocurrió por tres equivocaciones de Isaías Medina: no conceder el voto
universal, directo y secreto, designar un ministro de Guerra y Marina sin
suficiente prestigio y al enfermar Diógenes Escalante, no escuchar a Rómulo
Gallegos que le exigió lanzar un candidato independiente. Las respuestas: la
candidatura de Ángel Biaggini y el alzamiento militar.
El golpe de Estado
contra Marcos Pérez Jiménez ocurrió, por su falta de visión política, al
convocar el plebiscito de diciembre de 1957, en lugar de aceptar la solicitud
de la oposición democrática de convocar a elecciones, reconociendo como su
candidato a Rafael Caldera. Las respuestas: la insurrección militar del 1 de
enero de 1958 y su derrocamiento el 23 de enero de ese mismo año.
La
actual situación política, económica y social que enfrenta Venezuela es de suma
gravedad. Es imposible negarlo. Esa inmensa crisis empezó a ser inmanejable
como consecuencia de la falta de legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro.
Esta debilidad pudo haberse resuelto durante el proceso electoral del 14 de abril.
Inicialmente, el régimen entendió el reto al aceptar realizar una auditoría del
proceso electoral. Después, equivocadamente, rechazó, sin mayor explicación,
una exigencia de la MUD de que dicha auditoría debería hacerse utilizando los
cuadernos de votación. Ese error político
provocó el retiro de la oposición. A partir de ese momento, su debilidad
se ha incrementado de manera tan peligrosa que ha empezado a comprometer la
estabilidad de su gobierno.
Nicolás
Maduro no tiene ningún interés en lograr un acuerdo nacional que permita
resolver los grandes problemas nacionales. Su único objetivo, como también lo
fue el de Hugo Chávez, es lograr establecer una hegemonía política. En este
momento, solo piensan en destruir a la oposición y a sus principales dirigentes.
Hacia ese fin está orientada la Ley Habilitante. La crisis económica es
inmanejable. Los 5.000 millones de dólares que nos prestó China desaparecerán
en medio de la corrupción y la ineficiencia. La inflación compromete la
estabilidad de todos los sectores nacionales, las reservas caen, las empresas
quiebran y los servicios públicos colapsan en todas partes. Este complejo
panorama es el que en verdad conspira contra el Gobierno.
Realmente
las declaraciones de Capriles son admirables. Muestran su fe en que es posible
lograr una solución de la crisis
nacional a través de métodos democráticos. Lamentablemente, son tantos los
errores del gobierno de Maduro que es difícil determinar los acontecimientos
futuros. El tiempo empieza a ser corto. Se requiere con urgencia de un diálogo
nacional. De manera sorprendente, el chavismo no lo entiende ni lo promueve. Al
contrario, hace todo lo posible para que surja la diatriba y la violencia. Esta
delicada realidad debe entenderla la oposición y prepararse para enfrentar
acontecimientos históricos impredecibles en los cuales, como siempre,
intervendrá el azar.
fochoaantich@gmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
Es absolutamente desalentador, el juego planteado por Maduro y sus secuases incluyendo a los cino-cubanos. Le apuestan a la fuerza y al derramamiento de sangre. Dudo que hoy tengan agarrado al rabano por las hojas.
ResponderEliminarsisofre@yahoo.com