Así como en su momento escogieron a Luis
Tascón para encarnar la oprobiosa lista que serviría de instrumento de
persecución y chantaje, ahora el chavismo ha seleccionado a Pedro Carreño para
poner rostro a otra campaña de hostigamiento, esta vez no con tinte tecnológico
sino de carácter bajo y primitivo.
En las dos ocasiones, los operadores del
chavismo fueron escogidos por su buena disposición a participar en acciones
canallescas; y por tener el perfil adecuado para cada ruindad. Luis Tascón era
un andino blanco, ingeniero eléctrico con notoria inclinación a la informática,
mientras que Pedro Carreño, de aspecto y modales bastos, es conocido por su
zafiedad, dudosa formación y conocidas incursiones a los dineros públicos. El
primero daba el tipo para una bribonada con inflexiones científicas y el
segundo resultó tener las características que sus compañeros consideraron
necesarias para ser el Presentación Campos del siglo XXI.
Esclavo devenido mayordomo de finca,
Presentación Campos es el protagonista de “Las lanzas coloradas”, novela de
Arturo Uslar Pietri que narra fundamentalmente los hechos ocurridos en 1814.
Este título imprescindible de la narrativa venezolana ofrece, al decir de
Roberto Lovera De Sola, “una amplia pesadilla marcada por la violencia”, cuyo
“mejor ejemplo no son las devastadoras batallas sino la violación de Inés,
página de las más terribles de nuestras letras”. Inés es la joven propietaria
de la finca, hermana de Fernando, patrón de Presentación Campos y objeto del
odio y envidia de este. Cuando el mayordomo se apresta a dejar su para marchar
a la guerra, uno de los negros le echa en cara que él no es el amo y que, por
tanto, no puede conducirlos fuera de la hacienda, Campos lo mata de un
machetazo. Inés lo enfrenta y Campos se
baja del caballo, la golpea, la desnuda y la viola. Inmediatamente después,
manda a quemar la casa.
Salvador Garmendia observaría que, en esta
trama, “la sombra del fracaso y el derrumbe de los ideales, son hechos
vivientes que salen de la historia para debatir en el presente con realidades
más cercanas”. No otra cosa puede decirse del episodio protagonizado por el
diputado Pedro Carreño, en la Asamblea Nacional, donde sus groserías degradaron
no solo el escenario legislativo, sino la república entera que debió soportar
la abyección del Presentación Campos redivivo.
Roberto Lovera apuntilla: “Presentación es
parte del pueblo que sigue al caudillo violento. No tiene ideales, va a la
lucha por la lucha misma, por obtener una nueva silla de montar, unas botas
nuevas, quizá una tierra”.
Efectivamente, como su antecesor novelesco, Carreño es un hombre sin principios, fugitivo de toda eticidad, como lo demuestra su historial de privilegios obtenidos a la sombra del poder, que le ha deparado no una silla de montar pero sí un vehículo que no podría obtener con su salario de congresista; no botas nuevas sino un guardarropa de lujo que le ha acarreado el mote de “el ex ministro de los zapatos Gucci y corbata Louis Vuitton” y que le permitió aparecer en Globovisión con una chaqueta Brione de 2.263 dólares; y no una tierrita sino un town house en el complejo Bosque Valle, en una loma de Tazón, que, según investigación periodística de Joseph Poliszuk, El Universal, recibió como dádiva Gobierno (tanto él como a su hermano Hermes Carreño, entre otros validos de la revolución) en ese urbanismo, proyectado en para dar solución a la emergencia habitacional decretada tras la vaguada de Vargas.
Efectivamente, como su antecesor novelesco, Carreño es un hombre sin principios, fugitivo de toda eticidad, como lo demuestra su historial de privilegios obtenidos a la sombra del poder, que le ha deparado no una silla de montar pero sí un vehículo que no podría obtener con su salario de congresista; no botas nuevas sino un guardarropa de lujo que le ha acarreado el mote de “el ex ministro de los zapatos Gucci y corbata Louis Vuitton” y que le permitió aparecer en Globovisión con una chaqueta Brione de 2.263 dólares; y no una tierrita sino un town house en el complejo Bosque Valle, en una loma de Tazón, que, según investigación periodística de Joseph Poliszuk, El Universal, recibió como dádiva Gobierno (tanto él como a su hermano Hermes Carreño, entre otros validos de la revolución) en ese urbanismo, proyectado en para dar solución a la emergencia habitacional decretada tras la vaguada de Vargas.
En su intervención en la AN, donde Carreño se
desentendió de los graves problemas que aquejan al país para exhibir su bagaje
prostibulario, perseguir políticos de oposición y usar la homosexualidad como
arma arrojadiza y como condición vergonzante, actualizó la pulsión genital de
Presentación Campos, su violencia en paroxismo y, lo peor, su idea de que eso
es lo que quieren las masas chavistas. Que esa arcada de primitivismo es la
manera de conectar con las mayorías populares.
No tardaría Jorge Rodríguez (quien fue, por
cierto, quien le entregó a Luis Tascón la base de datos del CNE para hacer la
ominosa Lista) en afirmar, en Twitter: “Todos somos Carreño”. Lo es, desde
luego. Pero no es sincero cuando lo afirma. En realidad, esa declaración fue un
gesto altivo y condescendiente: Rodríguez se cree superior a Carreño, a quien
desprecia tanto como a las bases pesuvistas para quienes destina lo peor de su naturaleza.
socorromilagros@gmail.com
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Que buen símil literario.
ResponderEliminarQue buen símil literario con nuestra realidad en pleno nuevo milenio. Barbaros vestidos de frac y levita.
ResponderEliminarQue vergüenza, Milagros, tu defensa del rufian Oscar D León, después de meter la pata, ahora asdte disfrazas de moralista atacando no a Carreño, sino al chavismo.
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