La semana pasada, trascendió que fue atracada
en La Victoria la hija del Ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres,
principal responsable del Plan Patria Segura. Y aunque todos los venezolanos
quisiéramos que dicho plan fuese un éxito, es absurdo suponer que militarizando
las ciudades se derrotará la criminalidad.
La impunidad es uno de los principales
motivos del auge de la delincuencia; y esto ocurre debido al deterioro del
Poder Judicial: Jueces nombrados a dedo, sentencias dictadas por el partido,
corrupción galopante, retardos procesales, y otros muchos otros males, han
destruido nuestro sistema judicial y lo han incapacitado para enfrentar la
criminalidad.
Además, para el gobierno la prioridad no es
enfrentar el crimen, sino acabar con la disidencia política. Por eso, los
cuerpos policiales son utilizados erróneamente en reprimir las protestas
pacíficas, espiar a los dirigentes opositores, orquestar montajes contra
adversarios políticos, y mantener en la cárcel a personas inocentes, sólo por
disentir del régimen. De esta forma se corrompe a los policías, puesto que se
les obliga a violar los derechos humanos y a atentar contra las libertades.
¿Cómo exigirles luego que sean honestos y probos?
Quien pertenezca al partido socialista y se
ponga una franela roja es intrínsecamente inocente, aunque haya cometido los
delitos más atroces. Pero quien milite en los partidos de oposición, automáticamente
es considerado culpable, y se le acusa de estar "asociado para
delinquir", como le ha ocurrido a infinidad de dirigentes opositores. Los
malandros observan este cambio de paradigma y se aprovechan de eso.
Otra causa del incremento delictivo en Venezuela
es la pérdida de los principios y de los valores; pero son justamente los
miembros del alto gobierno los primeros promotores de esa destrucción, cuando
utilizan los medios del Estado para insultar, amenazar, dividir a los
venezolanos en dos bandos, e irrespetar a las personas y a las instituciones.
Con su actitud irreverente y vulgar, incitan a los más ignorantes a comportarse
de la misma manera. Para algunos malandros ideologizados, atracar o secuestrar
a un burgués es "hacer patria", y los bienes que se les arrebatan
constituyen un "impuesto revolucionario", parecido al que cobran las
FARC a sus víctimas.
Por todos estos motivos, no se podrá derrotar
a la delincuencia hasta tanto no se produzca un cambio de gobierno.
@LuisSemprumH
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