LA
IZQUIERDA CONSERVADORA
Una
de las influencias más significativas sobre la oposición es la de la izquierda
conservadora. Esa influencia ha traído beneficios y también perjuicios a la
estrategia opositora y hoy, en forma individual, es la más importante de todas.
Tomó el control ideológico de la oposición desde 2006 y a pesar de diversos
liderazgos que han subido y bajado, ejerce amplio dominio.
La
ideología no se refiere a las teorías sobre la sociedad o los partidos, sino a
la forma en la que se aprehenden los procesos y reaccionan sus dirigentes.
Hasta
2005 hubo un patrón de conducta con dosis de espontaneidad, pero especialmente
con un sentido horizontal de la dirección y un sentido callejero de la acción.
Fue un tiempo en el cual predominó la multitud. Hubo un instante clave que fue
cuando la calle determinó la salida de Chávez del poder. Aunque fue un fenómeno
único que no se repitió y la muerte tomó la delantera, se convirtió en un
aprendizaje que se ha tratado de repetir, a veces en forma creativa y a veces
en forma mecánica. "Chávez, vete ya" fue posible una vez y es la
consigna que sigue, a veces agazapada, en la conciencia colectiva democrática.
Entre
los dirigentes más importantes desde Enrique Mendoza en adelante, han
prevalecido los socialcristianos hasta hoy cuando los dos jefes más relevantes
de la MUD provienen de Copei; igualmente Primero Justicia, el partido más
notable dentro de la oposición, tiene afinidades con esa tendencia. Mientras
que las influencias provenientes de la socialdemocracia, sobre todo de AD, UNT
y Alianza Bravo Pueblo, aunque en términos prácticos ha sido alta, no se ha
correspondido con una influencia ideológica similar. Manuel Rosales, de UNT,
fue candidato presidencial unitario, pero la dirección de su campaña estuvo
decisivamente influenciada por la izquierda conservadora. Es la que domina la
estructura formal opositora.
¿DE
DÓNDE VIENE?.
El
Partido Comunista (PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) se
plantearon la cuestión del poder en la década de los 60. Hay un debate no
saldado sobre el origen de la lucha armada de la época. Unos piensan que fue
provocación de R. Betancourt para deslindarse claramente del
"comunismo" al cual la atrasada burguesía caraqueña todavía lo
asociaba; otros argumentan que fue el espejismo de la revolución cubana que
ejerció sus influjos sobre los jóvenes comunistas y miristas; hasta los que
estiman que el derrocamiento del dictador Pérez Jiménez se hizo en el marco de
un proceso armado que nunca cesó y que inicialmente se dirigió en contra del
dictador pero que luego, ante el intento de Betancourt de domesticar las
insurgencias extraparlamentarias, se rebelaron contra su gobierno.
El
caso es que esos partidos iniciaron una aventura romántica, sangrienta y
enloquecida, lamentable y finalmente derrotada, en términos políticos y
militares. Muchos de estos jóvenes de los 60 murieron y muchos mataron; hubo terrorismo,
soldados, oficiales y policías muertos; hubo golpes militares producto de la
infiltración que la izquierda había logrado en las FAN (lo que dejó el huevo de
la serpiente que luego florecería con Chávez); hubo crímenes de Estado y
torturas; también el viejo amiguismo -en suspenso durante la actual regencia
cubana- que permitió que el alto funcionario adeco o copeyano buscara una
salida honorable para el joven mirista o comunista, aunque no fuera legal.
No
todos los dirigentes de esos partidos estuvieron de acuerdo con "la lucha
armada" pero la acataron mientras sus respectivas organizaciones la
aprobaron. Pedro Ortega Díaz, del PCV, estuvo opuesto, pero este hombre
humilde, amigable y algo tímido, corrió la suerte de sus colegas. Domingo A.
Rangel también discrepó en el MIR que había fundado, se apartó y la brillante
generación de la juventud de AD tomó el mando y la guerra. La derrota fue dura,
porque la rebelión armada no cesó para todos por igual, muchos siguieron en una
aventura sin destino; los partidos se dividieron, mientras unos se pacificaban
otros insistían, siendo Douglas Bravo el más simbólico de los tercos, quien al
final triunfaría de una manera extraña, con Hugo Chávez; se le separaría antes
del golpe de estado del cual había sido mentor.
Hubo
algunos rezagos de gente valiente pero en grupos pequeños haciendo su pequeña
"revolución" con asaltos a bancos, atracos aquí y allá, para ayudar
financieramente proyectos legales con esqueletos guardados en el closet.
LO
QUE QUEDÓ...
Quedó un grupo de comunistas y miristas, convertidos en militantes
de un PCV pacificado, fundadores del MAS, inventores de La Causa R, de Ruptura,
Tercer Camino, Liga Socialista, MIR también pacificado, los sucesivos partidos
que inventó Guillermo García Ponce, entre muchos otros residuos.
Los
más exitosos fueron el MAS en la época de Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff y
Freddy Muñoz, con José V. Rangel como candidato; La Causa R con A. Maneiro; y
el MIR que por un tiempo condujeron juntos A. Martín, M. Moleiro y H. Pérez
Marcano.
Tuvieron
diversos destinos, pero sus dirigentes quedaron curados de espanto. Al mirar
autocríticamente lo que después les pareció una locura, se convirtieron en
dirigentes ultrarracionales. Nada de meter la pata otra vez, se dijeron. La
consecuencia es que unos cuantos, varios de los más arrojados por cierto, se
convirtieron en ideólogos del conservatismo político. Nada casual el hecho de
que después de muchas historias y el paso de muchas lunas, fuera el MAS, por un
rato, el partido de gobierno de R. Caldera en su segunda administración; líder
que encarnó el conservatismo ideológico en la tradición política nacional.
IMPACTOS
ACTUALES.
La
mayor parte de la izquierda no chavista o que se separó tempranamente del chavismo
tomó las estructuras y el control político e ideológico de la oposición desde
2006. Su visión dominante aunque no única, ha sido sostener que todo lo que
sucedió antes de que agarrara el mango de la sartén fue un error y todo lo que
vino después fue victorioso. Con éxito alineó en esa tesis a partidos, grupos,
así como a la mayoría de articulistas y periodistas (varios de los cuales
ejercen la censura dentro de la oposición), y botó a la criatura junto al agua
sucia de los errores cometidos. La movilización popular, la espontaneidad de
los conflictos, la deliberación tumultuaria, fueron sustituidos por el
"orden" y el "progreso".
La izquierda conservadora en el camino de evitar errores garrafales -varios ciertamente- tal vez esté en la vía de impedir victorias mayúsculas. El negarse siquiera a discutir la propuesta de la Constituyente es apenas un signo de esta perturbación conservadora. Introdujo una dosis de prudencia necesaria, pero que suministrada en exceso genera catatonia e impide la expresión de la multitud, salvo para votar.
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Carlos Blanco acusa el defecto común a toda la dirigencia política venezolana de los últimos tiempos: carencia de autenticidad en el pensamiento, nutrido por ideas y experiencias exógenas. En la realidad del mundo actual, en su primera fila de aciertos, no existen la "derecha y la izquierda" y mucho menos el "liberalismo y el conservadurismo". Podríamos decir que esa supuestas brechas en la conducta política nacional, quedaron en la Gran Colombia, en la disputa entre el Libertador, Simón Bolívar y el "conspirador", Francisco de Paula Santander. Su trascendencia no reveló otra cosa, sino la continuidad de nuestro atraso, sometido y dependiente de inoportunos aportes filosóficos extranjeros. Más bien podría decirse que en Venezuela, hoy, por cuanto NO HAY GOBIERNO, NO HAY OPOSICIÓN y la tarea sería la de incorporarnos a la historia presente, con audaces ideas de avanzada hacia el futuro. Rafael Grooscors.
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