Luego
de la tormenta artificialmente provocada por el ilegítimo a raíz de la
entrevista de Henrique Capriles con el Presidente Santos, aparentemente las aguas se han calmado. Falta ver por
cuanto tiempo.
Santos soportó estoicamente el chaparrón de agresiones verbales
que le propinó el ilegítimo, en el cual, por la medida chiquita lo acusó de
estar conspirando contra Venezuela y de propiciar un sabotaje contra la
soberanía y la democracia venezolana que supuestamente incluía acciones
económicas y paramilitares organizadas desde Bogotá, aseguró que existe un plan
para derrocarlo en el cual estaría involucrado el ex presidente Álvaro Uribe.
Pareciera que lo único que asimiló como enseñanza de su
fenecido tutor es que se debe provocar una crisis con Colombia o con los
Estados Unidos (ahora también con España) para exacerbar la sensiblería de sus
acólitos y sus incautos seguidores.
Ante la
proximidad del encuentro con su homólogo colombiano, en otro de sus frecuentes
arrebatos de cinismo, como si nada hubiera ocurrido, el ilegítimo dijo que “la
voluntad chavista del amor por Colombia”, el amor a la patria grande Bolívar, el interés principal en “la
prosperidad del pueblo de Colombia y el pueblo de Venezuela, que al final somos
un solo pueblo, somos el pueblo de Bolívar” obligan a “restablecer las reglas
de juego con base en el respeto, para la prosperidad de nuestros dos pueblos”
Al
llegar a Puerto Ayacucho, como
advertencia previa, el ilegitimo dijo "Hoy venimos a poner sobre la mesa
la verdad de Venezuela y de Colombia, una vez más, y hablar con franqueza… y a
trabajar por la felicidad de nuestros dos pueblos.
Lo
anterior como prólogo. Veamos los resultados del encuentro.
La
Canciller Holguín comentó que la reunión de Puerto Ayacucho reactivó una
relación que estaba “un poco fría”. Por su parte, Santos, como táctica para
buscar la aproximación psíquica con el ilegítimo y facilitar la tarea de
reparar los vínculos, no dejó de evocar a Bolívar como Padre común y a una
relación constructiva como parte del legado del fenecido.
Según
comentaristas que estuvieron presentes en Puerto Ayacucho, la diferencia de
estilo entre el ilegítimo y su fenecido tutor quedó evidenciada durante la rueda de prensa que ofrecieron los
mandatarios en la cual, si bien hubo muestras de cordialidad, hubo ausencia de
sonrisas, arrumacos y discursos inflamados interminables y gestos
grandilocuentes.
Muy
probablemente en algún momento de la reunión se debe haber hablado de la
supuesta adquisición por la oposición venezolana de un lote de 18 aviones para
atacar en el futuro a Venezuela desde suelo colombiano. También seguramente se
habló sobre el alcance del acuerdo de cooperación firmado por Colombia con la
OTAN.
El
Presidente Santos reconoció que ambos gobiernos tienen visiones diferentes,
pero también tienen la necesidad de trabajar juntos en función de sus intereses
nacionales. El ilegítimo habló de abordar los retos comunes con base en el
respeto, la comunicación permanente, la cooperación creciente y la
co-existencia.
Ambos
coincidieron en la importancia de las relaciones para el beneficio mutuo de los
pueblos y anunciaron que el 2 de agosto reanudarían sus actividades las
comisiones bilaterales de alto nivel. Como se recordará la reanudación de los
trabajos de estas comisiones ha sido anunciada numerosas veces sin que eso haya
ocurrido. Quizás por eso el ilegítimo instó a los cancilleres, encargados de
coordinar estas comisiones, que recuperen el tiempo perdido y trabajen
arduamente en los temas que ocupan a ambos países. En materia de seguridad el ilegítimo
manifestó su interés por seguir la lucha contra el narcotráfico, así como el
contrabando "que le hace gran daño a la economía de Venezuela", en
especial en el estado Zulia.
Por su
parte el Presidente de Colombia, dijo que quedó muy clara la intención de
trabajar juntos por el bien del pueblo de Venezuela y Colombia. Recordó sus
encuentros con el presidente fenecido y señaló "que se pueden tener
diferencias, pero se puede trabajar conjuntamente". “Tenemos visiones
diferentes en muchas cosas, pero tenemos la obligación de mantener buenas
relaciones". Me voy muy contento y muy complacido", finalizó Santos
su intervención.
Conclusión:
nada nuevo. Simple reiteración de buenos propósitos que en el pasado no han
sido respetado del lado del régimen venezolano. Lenguaje cauteloso y receloso
de parte de Santos, como dejando bajo inventario lo conversado con su homólogo.
No creo
que esta reunión sea el inicio de una luna de miel duradera. Como su
predecesor y tutor, el ilegítimo se
valdrá de cualquier motivo para arremeter contra Santos y su gobierno. Esto no
es sino un pasito pa’ ‘lante y cuando menos se espere dará el pasito pa’ ‘tras
como el cangrejo Lo hemos visto en el caso de las relaciones con el gobierno de
los Estados Unidos.
@taylhardat
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