El régimen, con
particular énfasis Nicolás Maduro, señala que existe una evidente contradicción
en el comportamiento de la oposición: por un lado impugna los resultados de las
elecciones del 14 de abril y por otro llama a participar en los comicios municipales
del próximo 8 de diciembre. Las red de medios públicos insiste en ese supuesto
antagonismo. Incluso, algunos analistas del campo opositor aprecian la misma
inconsistencia.
335 MUNICIPIOS HAY EN VENEZUELA |
Presionado por la comunidad
internacional y, sobre todo, por los países de la UNASUR, Maduro adquirió el
compromiso de someterse a la auditoria solicitada por Capriles, en el encuentro
de Presidentes de ese organismo multilateral efectuado en Lima el 18 de abril,
víspera de su juramentación como Presidente Constitucional. La auditoría
tendría que realizarse de acuerdo con lo establecido en la Ley Orgánica de
Procesos Electorales (LOPE). Conviene recordar que ese instrumento ha sido
reformado varias veces durante el régimen chavista, la última fue en 2009. No
se trata de una ley proveniente del pasado remoto, sino de un instrumento
avalado por la mayoría oficialista que ha dominado cómodamente la Asamblea
Nacional desde 2005. El CNE –forzado por el Gobierno- realizó una auditoria
parcial e incompleta para cubrir las apariencias y responder a las demandas
nacionales e internacionales. Fue una auditoria chucuta e ilegal que violó la
LOPE. Segunda incongruencia.
Frente a esas inconsistencias del
régimen, lo más lógico es que Henrique Capriles y la MUD insistan en criticar
el comportamiento del CNE y cuestionar el triunfo de Nicolás Maduro. El
Gobierno ha sido inconsecuente con su propia legalidad. La ha violado con el
fin de eternizarse en el poder por medios ilegítimos.
¿Reconocer y denunciar este atropello,
perpetrado por el hecho de que no existen órganos independientes del Poder
Público y el régimen mantiene secuestradas las instituciones, debe conducir a
desconocer al CNE y apartarse del camino electoral por inútil e intrascendente?
De ninguna manera. No existe ninguna contradicción o incongruencia entre
denunciar la actitud del CNE y, en general del régimen, exigirle al TSJ que le
ordene al CNE a realizar la auditoria según los términos establecidos en la
LOPE y prepararse para triunfar en los comicios de diciembre.
Al único que le interesa que se perciba esa “oposición” es al Gobierno, que sufre una merma perpendicular en su nivel de aceptación por el caos económico y social que ha desatado, que está enredado con la elección de sus candidatos a alcaldes y concejales, y que corre el grave peligro de sufrir una humillante derrota que evidencie el fraude masivo cometido en abril. Este descalabro pretende evitarlo el régimen, de allí que siembre sospechas y dudas en la oposición acerca de esa consulta.
Con lo que tiene que ser consecuente la
oposición es con la ruta electoral escogida desde 2006. Este es su plan
estratégico. Incluye el apego a la Constitución, a la democracia y a la paz.
Nada de sobresaltos o caminos verdes. En torno de los comicios se constituirá
la nueva mayoría, ya expresada el 14-A,
que permitirá salir de la pandilla que gobierna. En esta ruta se levantan
obstáculos como el CNE y se cometen trastadas como los abusos de poder y la
“auditoria” efectuada por el órgano electoral. Las próximas veces habrá que
triunfar con una mayoría tan holgada que el régimen no pueda ignorarla, ni las
Fuerzas Armadas desconocerla.
Las “incongruencias” escolásticas hay
que dejárselas a los diletantes para que las resuelvan. A la oposición práctica
le toca hacer política con los elementos reales.
@trinomarquezc
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Muy bien expresado !.. Está perfectamente claro y
ResponderEliminarmeridiano . Está eficazmente expresado !.
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