En
el Socialismo del Siglo XXI, la actual organización territorial del poder,
constitucionalmente prevista, debe desaparecer. Debe ser substituida por las
estructuras propias del Estado Comunal. Con tal propósito, el régimen ha creado
un inconstitucional marco legal. Ha designado las juntas parroquiales,
transferido competencias a los Consejos Comunales, suspendidas reiteradamente
las elecciones locales, nombrados en todas las regiones, vicepresidentes,
virreyes o representantes del poder nacional que deben vigilar, subordinar y
controlar militarmente a gobernadores y alcaldes.
No
obstante, el gobierno convoca a unas elecciones municipales cuya realización
supondría retrasar el proyecto totalitario al revitalizar los liderazgos
locales y fortalecer la debilitada instancia municipal. Se trata de una
maniobra táctica que busca ganar tiempo para poner fin a la crisis de legitimidad.
Y si la victoria electoral no fuera posible, adulterarían los resultados o
suspenderían los comicios.
El
gobierno calculaba que el desconocimiento opositor de los resultados
electorales presidenciales y la participación electoral son posiciones contradictorias
que la dividirían. Asimismo, piensan que las elecciones locales distraerían la
atención sobre los problemas nacionales. Consideran que la escogencia
democrática de los candidatos opositores generaría divisiones y dificultades
ausentes en el oficialismo.
A
nuestro juicio, cometen un grave error. En primer término, el objetivo
legitimador del régimen significa aceptar una elección plebiscitaria que no les
favorece. Por otra parte, parecen ignorar que la estrategia electoral opositora
paulatinamente se ha deslizado de una estrategia excluyente y exclusivamente
electoral, a la medida del régimen, a una estrategia distinta. Una estrategia
que desconoce los resultados electorales y su legitimidad, que cuestiona la
imparcialidad del árbitro, que denuncia permanentemente el ventajismo
electoral, el abuso de poder, el cercenamiento de las libertades, el mal
gobierno, que promueve y organiza cada días más la protesta y la movilización
popular.
Asimismo,
a diferencia de lo que en el oficialismo ocurre, la Venezuela democrática
cuenta con el liderazgo unificador de Capriles que crece, se consolida y asume
por decisión unánime, la jefatura de la campaña municipal garantizando la
inserción de las estrategias locales en la estrategia democrática nacional.
rafidiaz2000@yahoo.com
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