El silencio solo es bueno cuando se está ante Dios, cuando se está frente a la injusticia y el abuso se debe gritar muy alto. Antonio Semprun
En
Venezuela se cumplirá la vieja frase anónima “No hay mal que dure cien años ni
cuerpo que lo resista”, el país
permanecerá en el tiempo porque es un territorio, lo que no podrá subsistir es
la manera en la que una banda de delincuentes está tratando a sus habitantes.
El
heredero del desaparecido narciso y ególatra dictador empuja a los venezolanos
por un tormentoso camino mientras él lo transita en un cómodo y elegante
carruaje acompañado de su servidumbre, el país se hunde en la miseria endeudando su futuro, el filibusterismo
campea en las instituciones del estado, la complicidad es un compromiso entre
rateros y saqueadores, los ciudadanos deben defenderse de delincuentes con
birrete que los juzgan y condenan, la oración es lección obligada para regresar
a casa cada día, y el futuro de los jóvenes se ve desdibujado.
Ante
tan corrosivo mal, no hay Venezuela ni venezolanos que aguanten, cada brinco del segundero nos
acerca al final de un fracaso y al comienzo de un futuro promisor, el país se
convertirá en madriguera en la que las ratas correrán y saltaran para huir de
su otrora área de confort tratando de
poner a salvo su humanidad y el producto mal habido de sus ilícitas
actividades.
Los
venezolanos se despojaran del sentimiento de inquietud que se ha depositado en
ellos durante catorce años, que los ha paralizado impidiéndoles reaccionar, se
sacudirán el miedo, actuaran sin esperar por quienes a pesar de entender que el
poder no debe ser ejercido por ignorantes verdugos que lo usan para
mancillar al pueblo, insisten en
hacerles el juego al régimen transitando las truculentas vías que impone sin exigirle condiciones,
por lo que nos impondrán de nuevo su voluntad si no reaccionamos.
Debemos
exigir nuestros derechos, nadie debe esconderse detrás del poder para humillar
a un pueblo. Si la voz del pueblo es la voz de Dios, entonces los venezolanos
debemos escuchar lo que recientemente dijo en Brasil su representante en la
tierra.
El
Papa Francisco I, en Sao Paulo ante una multitud de jovenes expresó "Me da pena que estén
enjaulados. Quiero líos en las diócesis; quiero que se salga afuera, Quiero que
la Iglesia salga a las calles”.
@antoniosemprun
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